Capítulo 5 "¿En qué momento?"

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-Chat Noir nos ha traicionado- por el timbre y seriedad con la que el Maestro Fu había tocado el tema no podía ser una cruel mentira.

Sintió como si un hoyo se abriera en la superficie en la que estaba parada para ser absorbida y caer en una oscuridad sin fin.

Chat Noir, Gabriel, su amado había sucumbido al poder y desesperación. Y todo por su culpa, por ese egoísmo que la impulsaba a mantener el secreto sellado con miles de candados que, sin embargo, tal resistencia había comenzado a perder fuerza. Se sentía débil. Ya no había vuelta atrás. Por el bien de su hijo no podía confesarle que era Ladybug, de lo contrario Hawk Moth sabría que se trataba de la pajera de famosos diseñadores y no dudaría en poner el ojo sobre Adrien.

No. No podía pasar aquello, tenía que evitarlo con todas las fuerzas posibles aunque las mismas comenzaban a flaquear debido al avance de su enfermedad.

Ella era Ladybug, la heroína en la que todo el mundo confiaba.

El maestro Fu la observó de forma preocupada y alarmante. Presentía que una estrepitosa batalla se estaba debatiendo en el interior de la joven, entre su corazón y su razón. Sin embargo, al analizar detenidamente sus orbes esmeraldas, comprendió que había tomado una decisión. En sus ojos había llamas, enojo, desilusión, tristeza pero lo que más resaltada era un atisbo de determinación brillando como el sol naciente en las mañanas, preparándose dar paso al frente.

Por más que le doliera, tenía que ser lo más racional y menos emotiva posible por el bien de Londres, no podía flaquear en una situación como tal, tenía que pensar con la cabeza.

El Maestro Fu asintió aprobando su resolución, acto seguido se dirigió a un tocadiscos donde al ingresar una clave dejó a la vista una pequeña caja de madera.

-Sabía que no me había equivocado contigo- dentro se encontraban distintos miraculous. La rubia abrió sus orbes sorprendida. Las pocas veces que había tenido contacto con el hombre nunca le había comentado de la existencia de los mismos. Tampoco Tikki, su adorable compañera.

-Ten, es el miraculous del pavo real, lo necesitarás- se había quedado muda, paralizada, analizando detalladamente las expresiones del Maestro Fu. Ella desconocía completamente el poder de aquel kwami, ni mucho menos sabía de su existencia hasta que estuvo frente a sus ojos.

-P-pero Maestro, apenas puedo manejar la transformación Ladybug, ¿Cómo podría llevar adelante un poder desconocido?- tenía miedo, mucho miedo. Toda esta situación de Chat Noir traicionándola por simple egoísmo producía en ella una nebulosa que nublaba cada uno de sus sentidos.

-Lo sabrás en el momento indicado, ahora ve y tráeme el miraculous de Chat Noir antes de que lamentemos pérdidas- con pesadez se dejó caer en el sillón tomándose la cabeza con sus dos manos. ¿Por qué se había equivocado? ¿Era tan débil Chat Noir como para sucumbir a las ansias de poder? No. Tenía que haber algo que vaya más lejos de lo que él pensaba. Había algo que se le escapaba.

Miró a su elegida que aún se encontraba estática examinando con curiosidad y duda el broche de pavo real en sus manos. Se veía débil, cansada, algo pálida. Una luz pasó por sus ojos y la razón de las acciones de Chat Noir estaba justo enfrente a él.

-Ladybug, cuento contigo para la última batalla. Ten cuidado- la rubia asintió enérgicamente- En las últimas horas, fuerzas oscuras han comenzado a acumularse en torno al Big Ben, creo que Hawk Moth planea ir con todo.

Sin tiempo que perder, la heroína guardó el miraculous y se impulsó con su yo-yo hacia el lugar predilecto.

-Cariño, pensé que me echarías todo el trabajo bajo las garras- Chat Noir apareció a su lado, lo cual la sobresaltó. Lo miró extrañada, se veía igual de socarrón y burlón como en los viejos tiempos.

Siempre Serás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora