Mil y un razones (1/2)

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La puerta sonó tres veces antes del "puedes pasar" que la persona responsable estaba esperando. La manija giró hacia abajo y la puerta se abrió de a poco, detrás de ella Soraru pudo apreciar a su querido amigo albino que se abría paso a su casa tras esbozar un "permiso".

-Perdón por llegar tarde, hace mucho frío y me atoré con algo en el camino -Rió nerviosamente mientras se excusaba por su tadanza y alzaba la bolsa que traía en manos, haciendo evidencia de que paró a comprar una tarta antes de venir. Cerró la puerta detrás suya y se quitó sus zapatos -¿Alguien sigue aquí? -Esperaba encontrarse con más personas en el hogar, como sus amigos Sakata o Urata, pero todo estaba extrañamente vacío y silencioso.

-Sakata no puedo venir y Urata se acaba de ir hace un rato, al parecer tenía otras cosas que hacer -Respondió el peli azul restándole importancia al asunto -. Por un mometo creí que no llegarías y tendría que pasar navidad solo.

En respuesta, Mafumafu le dedicó una tierna sonrisa de compación -Perdón... -Volvió a disculpar tu tardanza apenado.

No sabía qué hacer. De repente se había puesto nervioso al percatarse de que estarían solos toda la noche, ¿Y si era incomodo? ¿Y si Soraru no se divertía lo suficiente? ¡¿Y si terminaba delantando sus sentimientos?! Quiso ignorar todas esas ideas que de sólo pensarlas lo ponían más nerviso, en especial la última, pero le fue imposible hacerlo. A pesar de eso estaba feliz; sonará egoísta, pero estaba feliz de que Soraru esté únicamente para él, y él únicamente para Soraru.

-Si no dices nada más que "perdón" sí que me voy a aburrir -Le leyó sus pensamientos. Soraru lo conocía de pies a cabeza, a tal punto que con tan sólo ver su rostro podía adivinar lo que estaba pensando. Aún así, eso no significaba que estaba consciente de la razón que verdaderamente traía nervioso al albino. A pesar de creer conocerlo tan bien, estaba ageno a los sentimientos que Mafumafu tenía por él, y nunca se le habría pasado por la cabeza que algo así podría pasar, algo como que su mejor amigo se enamore de él. Para Soraru era simplemente un sueño tan loco como imposible.

El albino abrió los labios lentamente para responder, pero fue interrumpido -Te dije que no repitieras esa palabra -Y con eso se vio obligado a volverlos a cerrar.

Por otro lado, Mafu temía que en serio pudiese leer todos sus pensamientos. Temía que ya se haya dado cuenta los celos que a veces sentía cuando lo veía divirtiéndose con alguien más, o de su envidia cuando Soraru le decía que le gustaba algo de cierta persona, o tal vez de su incomodidad y decepción cuando le hablaba de alguna "linda chica" que vio o quisiera ver. Temía que al peli azul le diese asco acercarse a él teniendo en cuenta esos egoístas pensamientos. Temía que se alejase, que lo abandonase en la soledad que en algún momento lo consumió e hizo de su vida una pesadilla, o, aún peor, que lo odiase y siquiera quisiera dirigirle la mirada. Por estas y muchas más razones era que le resultaba imposible expresar abiertamente sus sentimientos. No por miedo a ser rechadazo, sino que a ser odiado, a darle asco. "Seguro así pasaría" solía pensar depresivamente el albino, obligándose a sí mismo a tragar sus sentimientos y esconderlos muy dentro de sí mismo.

Antes de volver a hablar tragó saliva -¿Sakata todavía sigue de viaje en otra ciudad, verdad? -Preguntó intentado alejar esos pensamientos indebidos de su mente.

-Así es, volverá antes de la cuenta regresiva de año nuevo.

-Ya veo...

Si era sincero, no tenía la menor idea de qué decir, simplemente quería hacer como que no estaba tan nervioso como en realidad estaba.

-Sácate los abrigos, te prapararé algo caliente, debes estar muriendo de frío -Habló Soraru matando el silencio que se había formado durante unos largos segundos. "Los más largos de mi vida" según los pensamientos de Mafumafu. Como le fue sugerido, se sacó su largo tapado amarronado y lo dejó en una de las perchas que había a un lado de la puerta. Mientras tanto, el de cabellos añil se movilizó a la cocina y lo dejó sólo en la sala. Con su bolsa aún entre sus dedos, subió un pequeño escalón y avanzó hasta donde antes había estado sentado su mejor amigo y amor prohibido. Tomó asiento y dejó la tarta que había comprado sobre la mesa. Aprovechó que estaba solo en la sala para sacar su celular, en cuya pantalla apareció una notificación de Line:

By My Side「OneShots」|| SORAMAFUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora