Linda ropa interior

13 2 1
                                    

Por fin era el fin de semana largo, el tan anhelado por los estudiantes y cualquier persona que le guste descansar. El día afuera estaba totalmente soleado y estaba perfecto para ir a un parque o cualquier espacio al aire libre, pero lastima que yo estoy sola en mi casa, y alguien debe cuidarla para que no se meta algún ladrón.

Mis audífonos eran la única compañía que tenía por el momento, y lo agradezco, prefiero estar sola que mal acompañada. Algunas veces me escabullo por la ventana para ver algún rastro Alex, pero nunca aparece. Tengo que admitir varias cosas de él: La primera que es sumamente inteligente, cosa que ya dejó en demostración en la otra clase de Biología, e incluso me llega a molestar su intelectual tan alto. La segunda es su seguridad ante todo, y tengo que decir que lo envidio en eso un poco, y la última, aunque me cueste decirlo, es sumamente guapo que duele mirarlo por mucho tiempo.

El detalle que tuvo al darme algo de comer y decirle cosas a la profesora fue sumamente tierno, no es tan malo después de todo. Me levantó de un solo salto de mí cama y bajo a la cocina para darme algo de comer. Soy una chica de mucha hambre, es muy común que me vean comiendo siempre, o mucho de ese tiempo.

El día de lo ocurrido en el Instituto, las chicas habían salido a una de sus juntas, pero lo raro fue que nunca me dijeron algo. Al día siguiente había pedido explicaciones de por qué no me habían tenido en cuenta al momento de ir, por lo que la respuesta fue simplemente un: "Te llamamos y nunca contestaste". Seguido había revisado mi celular pero no decía nada de una llamada perdida, odiaba cuando me decían mentiras.

Comencé a sacarme la ropa para ponerme mi cómodo pijama de dormir, pero al momento de percatarme de que no estaban las ventanas cerradas me encuentro con su mirada. Alex miraba con la boca semi-abierta mi cuerpo, recorriéndolo de arriba hacia abajo. Sus ojos se toparon con los míos y sólo se mostró una sonrisa ególatra.

- Linda ropa interior vecina - mis mejilla se tiñeron de un rojo y enseguida fue cerrar las cortinas para colocarme un poco de ropa.

- ¿Sabías que es de mala educación dejar hablando a alguien sólo? - Se escuchó del otro lado. Apreté mis ojos y me volví a acercar.

- No si la otra persona está casi desnuda - espeté.

- Claro, pero ese conjunto de encaje te quedaba muy bien, muy lindo.

- ¿Gracias?, supongo - dudé por unos segundos.

- ¿Quieres venir un rato a mi casa? - su pregunta me tomó por sorpresa. Nadie me había invitado tan casualmente a su casa, sin que fuera una amiga o el único ex novio que tuve.

- No, recuerda que aún no te soporto muy bien que digamos.

- ¿Después de lo que hice por ti?, yo estaría más que conforme con eso.

- No estés Tan seguro, te agradezco y todo, pero eso no significa que aún pueda confiar en ti, además... ¿Quién invitaría a una chica a su casa casi a media noche? - moví mis manos con exageración.

- Pues yo, ¿ves algún otro chico guapo por acá? - sonrió de lado, sin mostrar los dientes.

- Y has empezado de nuevo - roté mis ojos - por un momento pensé que lo estúpido, ególatra e idiota se te había pasado, pero claramente me doy cuenta que eso no es así.

- Hey calma las revoluciones nena - lo fulminé con la mirada.

- No quiero seguir hablando contigo, buenas noches - y sin dejar que hablara me fui apagando y cerrando todo.

(...)

- ¿Y qué fue lo que hablaron en la reunión? - le pregunté a Jessica mientras ambas prestabamos atención a la clase de química. Ella estaba en su mundo mientras yo sólo estaba preocupada de lo que supuestamente hablaron.

- Lo mismo de la otra vez, aquellos chicos que llegaron a la escuela - me miró de reojo y se acercó más a mí - Sé que tú hablas con ellos.

- Jessica, yo...

- Tranquila, yo no diré nada, además en las reglas si se puede hablar con ellos, incluso he llegado a pensar que ahora son unas tonterías lo que prometimos aquella noche cuando éramos pequeñas.

- No eres la única.

La rubia se acomodó bien en su asiento y miró hacia adelante. Abrió la boca para decir algo pero la cerró inmediatamente, giró su cabeza para mirarme y hablo.

- Christian es lindo - dijo en casi un susurro, pero lo suficientemente audible para mí.

- ¿Lo conoces?

- Claro, me pidió ayuda en unos cientos ejercicios de matemáticas el otro día y yo me lo quedé mirando como una tonta, de verdad es muy lindo ese chico. - mis ojos estaban abiertos de par en par - ¿Dije algo malo?

- Sólo que me agrada que admitas algo tan importante como esto, por lo menos yo encuentro tierno lo que dices, imagina sólo que lo dijeras a Tamara, ella te hubiera dado el sermón de la vida.

- Lo sé, por un momento he pensado en terminar el estúpido acuerdo.

- No eres la única, créelo.

____

¡¡Estamos de vuelta!! QUE TAL EL CAPÍTULO?? ¿QUE PIENSAN QUE PASARÁ EN LOS SIGUIENTES?

No se permiten chicos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora