B A D S A I N T S
Marie Roosevelt © 2018Secuela de Bad Girls y segundo libro de la trilogía The Unholy Ones.
Nadie escoge la familia a la que viene al mundo. Es ella la que te elije, te moldea y te quiebra a su imagen y semejanza.
Volver al hogar, huir de él, ¿qué diferencia hace?
Es un hilo invisible el que te ata de por vida a un mismo sitio, ya esté maldito o bendecido por los cielos.
Los alrededores son iguales, ¿pero las personas? veneno de lo que alguna vez fue la esencia del hogar.
Entonces las preguntas llueven implacables una sobre la otra:
¿Cómo proteger lo que alguna vez fue seguro y pacífico?
¿Cómo recuperar la humanidad que creías perdida?
¿Cómo confiar en quienes te rodean?
En una ciudad de santos, ángeles y demonios sientes que puedes rozar el cielo con la punta de los dedos.
Pero ¿qué hacer cuando el arma se queda sin balas y tienes un cañón apuntando directamente a tu cabeza?
Es fácil: simplemente rezar y esperar por el inminente final.
Y aún así, ¿quién dijo que ellas se rendían fácil?
°°°
S O B R E L A H I S T O R I A
Como esta parte de la historia se ambienta en Italia, decidí ponerle un sentido parecido al de Dan Brown. ¿Qué puedo decir? Pienso en Italia y lo primero que me viene a la cabeza es "Ángeles y Demonios".
#Sorrynotsorry
Por otra parte, ¿emocionados por seguir el rumbo de la historia de mis chicas? Yo me siento como V cuando le ponen un Cypher. Oops, army detected.
Anyways, ¿continuamos?
A D V E R T E N C I A S
1) Lenguaje vulgar y grosero
2) Escenas subidas de tono
3) Ligero contenido homosexual
4) Más personajes nuevos porque soy una máquina para inventar nombres
5) Sangre y muertes por todos lados así que lee bajo tu propia responsabilidad
°°°
No se permite el plagio o copia por derechos de Copyright.
Como siempre, con todo mi cariño,
m.
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Bad Saints (En pausa) ©
Teen Fiction¿Qué hacer cuando la vida de tus seres queridos corre peligro, así como la tuya propia? ¿Qué hacer cuando el arma se queda sin balas y tienes un cañón apuntando directamente a tu cabeza? Es fácil: simplemente esperar. Pero, ¿quién dijo que ellas se...