1 | Ella es, tu hija [Editando]

25 | ¿Julissa?

—¡Que! Claro que no Luna, no me interesa para nada estar con ella, ¡Por eso quiero que me acompañes,—dijó Matteo.

—¡Bien! Dejame descansar, porfavor,—dijó Luna y cerro los ojos, de nuevo se sentía mal.

—¿Segura?,—dijó Matteo, pero Luna lo ignoró.

Matteo siguió manejando hasta llegar a la mansión Benson, dejó el carro y levantó a Luna, sin decir nada Luna se paró y entró a la casa.

—Sube ahora te alcanzo,—dijó Luna a Matteo, el italiano se acercó a ella y poso su mano en la fina cintura de la rubia.

—No estás molesta,—preguntó Matteo, Luna nego con la cabeza, y clavo un beso en los labios de Matteo, este sonrio y subió.

—Hola mamá,— dijó Luna sentándose a lado de Lili.

—¿Que pasa?,— preguntó Lili observando el rostro de su hija.

—Matteo tendrá una mini gira, son quince conciertos, inicia en Georgia, en tres dias, y...—Luna jugó con sus dedos.

—Quiere que tu y Sol lo acompañen ¿cierto?,—preguntó Lili.

—Sí, pero...—Luna penso en decirle a su madré que su salud no estaba tan bien, que podía empeorar estando muy lejos de todos ellos, pero solamente los alertaría, y no quería preocuparlos.

—¿Puedo?,—se escuchó una voz, Bernie estaba por salir pero temia que Reny estubiese ahi, estaban casi seguros que tenía contacto con Sharon.

—Sí, Renata salió hace rato,—dijó Lili.

—Hola papá,—dijo Luna y abrazo a su padre.

—¿De que hablaban? Quiero saber,—Bernie río.

—Ire con Matteo a una mini gira, y mi preocupación es que regresamos un día antes de el cumpleaños de mi hija, y quiero hacer algo grande, este año recupere a Sol, quiero que pase un día espectacular, aparte es el primer cumpleaños que pasará con su padre y su abuelo,—Luna sonrió.

—De eso no te preocupes mi amor, con ayuda de Ambar y Nina podemos organizar todo,—Lili sonrió.

—¡Encerio!,—Luna abrazo a su mamá.

—¿Y para mi no hay nada?,—Bernie habló, Luna río y abrazo a su padre.

Luna se despidió para subir a su recámara, ya era en punto de la media noche, abrio la puerta de la recámara de Sol y observó como su princesa dormia.

Siguio su camino, y entro a su habitación, Matteo estaba en pijama viendo tv.

—Amor,— dijo Matteo,—¿Si iran?,—preguntó.

—No creas que te dejaré con la lagartona solo,— Luna lo vió y río.

—¿Es un sí?.

Luna se puso su pijama, su vata y se acosto en la cama.

—Claro que sí amor,—y le dió un beso a Matteo.

No sintieron como pero ambos quedaron dormidos.

—¡Mamá!,—Luna escuchó la voz de una niña, pero no sabía de donde provenía, estaba en un cuarto oscuro y solamente la alumbraba un candelero que tenía en la mano.

—¡Cállate!,—escuchó nuevamente, pero ahora no era una niña, era una mujer grande.

—¡Mamá!¡Papá!,— escuchó nuevamente.