Ashes.

235 30 6
                                    

-Suficiente Internet por hoy- Koichi con un serio gesto apagó la pantalla de la computadora de Tsuzuku mientras este con sus manos temblorosas miraban el frasco que guardaba las píldoras de las cuales había hecho uso con el objetivo de acabar su vida -Te he dicho que me entregues estas cosas y no me has obedecido, ¿Pretendes que te revise toda la puta casa? ¿Crees que soy un policía?- preguntó con un semblante de preocupación bastante evidente, lo suficiente como para que Tsuzuku tragara su enojo por las palabras recién dichas, y prestara más atención a quien las decía.

-Disculpame- contestó en seco, bajando la mirada antes de levantarse y tomar de su bolso el vaporizador que había tomado el lugar de sus cigarrillos -Tengo una caja más, está guardada debajo del mueble del lavamanos...- lentamente y en un gesto que a cualquier fan le hubiese hecho derramar un mar de lágrimas, se sentó en un rincón de su pequeña habitación para encender aquel cigarrillo eléctrico y comenzar a dar una larga calada mientras presionaba el pequeño botón -Koichi, que tu contrato haya terminado el mismo día que el mio no quiere decir que tengas que cuidarme como antes... Puedes ir a tu casa, yo estaré bien- dijo en un alto tono de voz para que el menor lo pudiera escuchar desde el baño.

-Haha~ quien no te conozca que te crea, yo no me pienso mover de aquí, y si lo hago tu seras mi maldita sombra, ¿Entendido?- contestó desde el marco de la puerta, guardando la última cajita de píldoras que el psiquiatra de Tsuzuku personalmente le entregó a quien hasta entonces había sido su compañero en todas sus actividades musicales, ya que por los múltiples intentos de suicidio que involucraron esas pastillas, perdió cualquier autorización de manejarlas el mismo -Compré ramen instantáneo, se que no es lo mejor para comer, pero...

-Antes voy a la casa de mi ex-novia a pedirle que me cocine algún platillo con sus bellas y delicadas manitos de ángel- sus últimas palabras guardaban un obvio tono de sarcasmo que el menor ya conocía de memoria -Sabes que odio el ramen instantáneo.

-Lo sé- Koichi caminó hasta Tsuzuku y tomó asiento junto a él en el frío rincón de su habitación y tomaba el "cigarrillo" ajeno para llevar algo de vapor de tabaco y vainilla a sus pulmones -Ya aprendí como hacerte salir de aquí- sonrió y nuevamente dio otra calada al aparato antes de entregarle este a su dueño -Iremos a comer a algún lado, ¿Te parece? Hace mucho que no salimos a comer... Todo pizzas, todo teléfono, necesito algo de comida real, y tu también.

-Yo decido cuando comer- susurró para si mismo el rubio, realizando un gesto de disgusto en una dirección que Koichi no la pudiera ver, pues sabía que si lo escuchaba y además lo veía, el golpe sería algo más que inevitable, aunque de cierta forma, no lo pudo evitar, la diestra del bajista dió un golpe en la nuca ajena puesto que el no era sordo y mucho menos tonto.

-Te escuche, tarado... Creí que habíamos quedado en que no te volverías a saltar ninguna comida- rápidamente se levantó y se sentó en la silla de la computadora frente al mayor, observándolo con un serio gesto en el rostro -No quiero que se repita lo de hace unos años, ¿Entiendes?- notó como de los ojos de Tsuzuku se humedecían cada vez más y sus lágrimas arrastraban el delineador negro hasta su barbilla -Ay Tsuzuku...- suspiró con pesadez y tomó su bolsa de toallitas desmaquillantes y se acercó al más bajo para limpiar su rostro cuidadosamente, quitándole todo el maquillaje del rostro -Listo...- nuevamente suspiró, esta vez mientras intentaba mirar los ojos ajenos y transmitirle el optimismo que no tenía a pesar de su aspecto no tan demacrado -Esto no es el fin del mundo, sabíamos que esto pasaría... Y aún así continuamos.

-Lo sé Koi, solo que... No quiero asimilarlo, me niego a creer que esto está realmente pasando- comentó con los ojos cerrados, intentando contener las lágrimas que involuntariamente caían hasta sus tatuados brazos.

Y es que pareciera que apenas ayer, el teléfono de un deprimido Koichi sonó...


Flashback.

LOYALTYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora