Escudriñé mis bolsillos y no había un solo centavo. Sabía que estaba en quiebra pero pese a todo tendría a mis amigos, a mi familia y a mi esposa conmigo, después de todo no era tan malo ser pobre, lo único malo era no ser felíz.
Mi camino seguía rumbo al éxito y cuando estaba en la cumbre a sólo cuestas de alcanzarlo mis amigos desaparecieron, mi familia flanqueó y mi esposa se alejó [...]
¡Espera un momento! -exclamé mientras el corazón se caía en pedazos mechados.
Esta es la verdadera fórmula del éxito; volar, correr, arrastrarse, después de todo no era tan malo lo que sucedía, ya en esos momentos me había dado cuenta de que no existen pilares que te alivien la carga, sólo existes tu ¡si, Tu!
Eres el maldito producto de la mierda. No lo cuestiones, la vida es una mierda que te exprime como una válvula y luego te escupe por un ínfimo tubo que conduce al fracaso; allí se arrojan los sueños e ilusiones. Pero si quieres salir de ese lugar tendrás que arrastrarte cuál gusano en el fango hasta salir al próximo desfogadero, a estas alturas ya estás solo.
¡Si sales de allí, créeme, serás exitoso!
-Winston Fajardo
