Capítulo 5

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Llegamos al refugio, cansados. Durante el camino, Kaden se cayó varias veces, por lo que tenía las rodillas raspadas y ensangrentadas. Mientras Sebas le ponía vendas y eso, nos puso al mando. Tras varios minutos en silencio, un niño jugando con su cubo de rubik, y otro vomitando, Sofía despertó de golpe.

- ¿Q-qué ha pasado? -preguntó confusa.

- La tierra comenzó a temblar, por lo que te desmayaste. Y te llevamos hasta el refugio, que es donde estamos ahora.

- ¿Y dónde habéis dejado mi pulsera?

- ¿Qué? -preguntamos Lee y yo a la vez.

- Mi pulsera, el regalo de Sebas -nos mostró su muñeca; estaba vacía-. No sé habrá caído, ¿verdad?

- ¿T-tu pulsera...? - y lo recordé. Aquel objeto brilante que minutos atrás vi entre la hierba, era la preciada pulsera de Sofía.

~~~~~

- ¡Mi pulsera no! ¡Fue mi único regalo de cumpleaños además del colgante de Kaden, es imposible que la haya perdido! -decía Sofía llorando.

- Sofi, no puede recuperarse, está muy lejos, la lava...

- ¡PERO ES MI PULSERA! Bianca, Bianca -me miró sollozante-. Hemos sido amigas desde que nacimos,¿verdad? Por favor, recupérala. Esa pulsera es muy valiosa para mi, yo... No sé qué haría sin ella... -comenzó a llorar de nuevo- P-por favor...

- Bianca, no. Es muy peligroso, la lava pronto... -una explosión sonó a lo lejos. Todos nos asomamos a la ventana, asustados. Muchísimo humo salía del cráter del volcán y se extendía por el aire, y densa lava comenzó a brotar de éste- ...saldrá.

- ... -miré a todos, pensativa. Sofía me había hecho muchos favores, al fin y al cabo- Lee, Sofía... Os dejos al mando hasta que vuelva. Aprovecharé que Sebas sigue curando a Kaden, pues si me oye, no me dejará ir por nada del mundo - cogí una bolsa y abrí la puerta-. Volveré lo más pronto posible.

Y cerré la puerta.

La aventura de verdad había comenzado, pero yo no estaba preparada. Suspiré y comencé a correr, con cuidado de no caer, hacia la cancha. Tropecé con una roca en el camino, y todos los animales que solían verse por el camino, habían desaparecido por completo. Al llegar a la cancha, me detuve por uos segundos, jadeando. Alcé la mirada y vi la ruta que seguía la lava; calculando, me quedaban unos cinco minutos antes de que la lava alcanzase la cancha. Corrí dentro de ésta y mis ojos recorrieron todos y cada uno de los rincones del lugar, hasta ver un objeto brillante a lo lejos. Corrí hasta ahí y lo cogí; en efecto, era su pulsera. 

Salí rápidamente de la cancha y giré mi cabeza hacia la montaña, la lava estaba a unos 10 metros de mí. Nerviosa, comencé a correr hacia el refugio, el cuál estaba situado a la orilla de la isla. Al ir en bajada, iba más rápido hacia el refugio  que de camino a la cancha, pero a medio camino me tropecé. Una enorme herida se me abrió en la rodilla, sangrando como nunca podría haberlo hecho. Y que irónico, de lejos era el mejor momento para que aquello me pasase. Quise levantarme, pero el intenso dolor que me hacía sentir la herida era similar al de mil agujas clavándose en la piel, con la fuerza de un titán. Pese a ello, me levanté, pues a poco más de 5 metros de distancia estaba la lava. Corrí con dificultad, tratando de olvidar el dolor, convenciéndome de que saldría viva de esa. 

Tras mucho esfuerzo, tortura, y cansancio, llegué al refugio. Abrí la puerta de un solo golpe, y observé a la gente que había dentro. Había menos gente, ¿por qué había menos gente? Sebas, Lee, Kaden y Sofía seguían allí, junto con otra chica con la que no hablaba nunca. Me acerqué a ellos extendiendo la pulsera hacia Sofía, pero al dar unos pasos, caí derrotada al suelo.

- ¡Bianca! -las voces de aquellas personas comenzaron a distorsionarse en mi cabeza. Pocos segundos después, todo se convirtió en silencio. El dolor había desaparecido, y sentía mi cuerpo pesado, muy pesado. Fue así por varios segundos, hasta que el estruendoso ruido de un helicóptero despertó mis sentidos de nuevo.

- ¿Q-qué...? -abrí los ojos, confusa. Estaba, efectivamente, en un helicóptero. A mi lado, estaba Lee, y delante, estaban Kaden y Sofía.

- Has despertado... -Lee me miró a los ojos profundamente, y acto seguido me abrazó con mucha suavidad, probablemente para no herirme más de lo que ya estaba- S-Sebas te intentó curar la rodilla, pero la lava estaba a punto de alcanzar el refugio. Un helicóptero de rescate vino, y por eso estamos aquí -varias lágrimas salieron de sus ojos, su rostro se veía afligido-. R-realmente pensé que no despertarías de nuevo... B-Bianca...

- L-Lee, y-yo... Lo siento por preocuparte, no era mi intención -me separé del abrazo apenada, y estreché nuestras manos con cariño.

Él negó con la cabeza y dijo:

- No te preocupes, no ha sido tu culpa. No debí haberte dejado ir... O... o debería haberte acompañado, yo... -apretó su mano, derramando más lágrimas- D-de verdad soy un inútil...

- Lee, eres de todo menos un inútil.

Me acurruqué en su pecho, y cerré los ojos. Junto a un suspiro, susurré:

- Sólo quiero salir de aquí, ir a otra parte, como sea, donde sea... Pero siempre contigo.

Él también suspiró y me acarició la cabeza, jugueteando con mis cabellos.

- Sí... Yo también.

Culpable del cansancio, caí en un profundo sueño, sin saber, con pesadumbre y arrepentimiento, de que aquel sería nuestro último sueño juntos.

Por las viejas llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora