"Uvas, alcohol y cosquillas" Parte I

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Estaba siendo una nochevieja muy interesante, Agoney se había atragantado con una uva y les habían traído un montón de botellas de champán. Todo era perfecto, juntos celebrando una fiesta tan importante.

Se podría decir que Aitana veía un poco borroso y esta vez no era porque hubiera perdido las lentillas o las gafas, tal vez, las 8 copas de champán que se había bebido tenían algo que ver.
- AMAIAAA AMIGAAA COMO TÚ POR AQUÍ?
- Madre mía Aitana, como vas. ¿Cuánto has bebido?.- preguntó entre risas la navarra.
- No me acuerdo.- dijo Aitana con una sonrisa de oreja a oreja.

De repente se acordó de que sus padres podían estar viéndola hacer el ridículo así y decidió ir al baño a refrescarse un poco.
En cuanto echó a andar tropezó con sus propios pies y se preparó para el impacto contra el suelo. Pero nunca llegó.

Confusa abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba entre los brazos de alguien, alguien que olía muy bien.
- Aitana creo que ya has bebido suficiente champán.
Levantó la mirada y vio unos preciosos ojos castaños que la miraban con ternura. Cepeda.
- Ay Luis, por qué hueles tan bien?.- dijo la catalana hundiendo la nariz en su cuello.
Notó como el gallego se tensó ante ese gesto y podía notar como su corazón se había acelerado.
- Ven, te llevaré a la terraza a que te de un poco el aire.- dijo mientras la agarraba de la cintura.

Ambos chicos se sentaron en uno de los sofás de la terraza y Aitana se acercó a Cepeda hasta apoyar la cabeza en él mientras le acariciaba la espalda. Por alguna razón necesitaba su cercanía para calmar ese mareo que tenía por el alcohol.
- Oye Luis.
- Dime pequeña.
- Cuando salgamos de aquí y no nos veamos todos los días, te olvidarás de mí?
El gallego se giró y mirándola fijamente a los ojos le dijo:
- Yo nunca podría olvidarme de ti Aitana.
Ella observó sus ojos, nunca le habían mirado con tanto cariño y amor, ni siquiera su novio Vicente. No podía apartar la mirada de su rostro, analizaba cada parte de él como si quisiera memorizarlo.
- Eres tan guapo que podría dibujarte y colgarte de la pared de mi habitación.
Cepeda se echó a reír a carcajadas con el comentario de la catalana.
- No sé de que te ríes, lo digo completamente en serio.
El gallego no podía evitar sonreír, aquella niña sacaba lo mejor de él con su luz y su inocencia.
- Tú también eres preciosa pequeña.
Aitana sintió que se quedaba sin aire y se lanzó sobre el chico y le abrazó con fuerza.
- Voy a traer el champán.- dijo la morena.
- Basta de champán, has bebido un montón Aitana.
- Pero tú no y es nochevieja.
Cepeda rió y le hizo caso a la catalana y juntos bebieron más champán en la terraza. Bueno sobretodo Cepeda ya que según Aitana debía alcanzarle o sería un fracaso de noche para él.

Eran las 4 de la mañana y todos sus compañeros se habían ido a dormir, pero Aitana y Cepeda seguían en la terraza borrachos como una cuba.
- Yo no pongo esa cara.
- Como que no?? Es ver una cámara y la pones.
- No es cierto.
- Sí lo es.
- No.
- Sí.
Ambos se miraron desafiantes y de repente Aitana le tiró encima a Luis lo que quedaba de su copa y echó a correr por la academia.
No llegó muy lejos. El gallego la alcanzó en dos zancadas y ambos mareados por el alcohol cayeron en el sofá de la academia.

Se miraron fijamente, el gallego dirigió las manos a la cintura de la menor y comenzó a hacerle cosquillas sin parar.

Sumidos en una guerra de cosquillas y carcajadas no se dieron cuenta de lo cerca que estaban el uno del otro.

Con Aitana sentada en sus piernas y sus manos en la cintura de ella, estaban tan cerca que sus narices casi se rozaban.

Las risas pararon. Sólo se miraban en silencio de los ojos a los labios, de los labios a los ojos.
Cepeda quería besarla, nunca había deseado tanto algo en su vida y con la cantidad de alcohol en sus venas y el autocontrol por los suelos se lanzó a los labios de Aitana.

No era un beso inocente, era un beso cargado de pasión y deseo reprimido. Un beso en el que le decía lo mucho que había deseado este momento desde que la vio por primera vez en los castings.

Ella reaccionó y olvidándose de todo le respondió con la misma fiereza al beso.
Sus labios se rozaban rápido y con dureza, se estaban besando como si uno fuera el aire del otro, como si respirar ya no importara.

El momento en el que ella mordió su labio perdió la cabeza y deslizó sus manos por todo el pequeño cuerpo de la catalana mientras ella le acariciaba por debajo de la camiseta.

De repente escucharon un fuerte sonido proveniente de la cocina.
- Buah, perdón lo siento mucho.- Amaia miraba la escena como si hubiera visto un cerdo volando y corrió de vuelta a la habitación.

Cepeda y Aitana volvieron a la realidad en la que ambos tenían pareja se separaron a la velocidad de la luz. Ambos tenían los labios hinchados y el pelo revuelto.
- Lo siento yo... Ha sido el champán.- dijo el gallego nervioso.
- Sí, yo también lo siento, a veces borracha no sé lo que hago. Mañana hablaré con Amaia de esto.
- Sí, estaría bien.

Completamente nerviosos se dirigieron a la habitación con sus compañeros y sin ponerse ni el pijama se metieron cada uno en su cama.

Pero ninguno podía dormir porque sabían que el alcohol sólo había hecho que ambos actuaran como deseaban hacerlo desde hace meses.

Y con la mano en los labios, sintiendo todavía los de él, Aitana intentó dormir imaginándose un universo alternativo en el que las cosas no fueran tan complicadas.

Aiteda one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora