Nubes de Tormenta (Drarry fanfic)

Lluvia

lluvia

(nombre femenino)

1. Precipitación acuosa en forma de gotas.

2. Afluencia de gran cantidad de cosas al mismo tiempo o muy seguidas.

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Varios días después, Harry aún no podía quitarse a Anthony de su mente. Una vez que pensó en él de manera analítica, Harry se dio cuenta de que le gustaba lo que veía: sus brazos eran musculosos, su sonrisa era encantadora, su cabello parecía suave, era organizado, divertido y, lo mejor de todo, sabía dónde Harry compraba su té. Todo eso también lo hacía Draco, claro; pero eso era irrelevante. Era obvio que Anthony era una opción mejorada.

Lo era.

Harry no era ningún cobarde; se negaba a vivir bajo la sombra de su relación anterior, dudando constantemente y asustado de buscar su felicidad.

Anthony estaba justo ahí, ¿por qué no tomaba la oportunidad?

Con la mente abierta a una posible relación, Harry se dio cuenta de la sutil forma en que Anthony solía comportarse. A veces rozaban nudillos, otras veces Anthony le apretaba el hombro, era común que le sonriera y se colocara la mano en el mentón al ponerle atención mientras Harry hablaba de un nuevo proyecto.

— ¿Crees que a la señora Whitby le guste ese color? —preguntó Anthony, observando los planos que estaban en la mesa. En los pergaminos se veía la construcción de una pequeña casa, chimenea y pozo incluido.

La señora Whitby, la cliente, era una señora cuya edad era un misterio para Harry. Podría tener cincuenta años, pero igualmente podría tener noventa. Las edades de la gente mágica no podían intuirse de acuerdo con la apariencia, a Harry aún le intimidaba eso.

—Se puede cambiar —confirmó Harry dándole un sorbo a su té—. Este es solo un primer plan basado en lo que pidió: chimenea, pozo, una habitación, cocina y un pequeño ático.

— ¿Para todo eso no es necesario magia muy difícil? Supongo que la chimenea la querrá conectada a la Red Flu —los ojos de Anthony brillaban con recelo—. ¿La señora Whitby tiene los galeones necesarios para todo eso?

Harry le miró divertido.

—Créeme —le contestó—. La señora Whitby tiene el dinero. Su esposo acaba de morir y le dejó varias bóvedas en Gringotts. Esta casa es para su amante.

Anthony chifló impresionado.

—Las viejitas son todo un caso. Como la señora Zabini —agregó.

—Exactamente.

Entre las horas que Harry pasó perfeccionando la casa de la señora Whitby, no dejó de inspeccionar a Anthony. No sabía si buscaba razones para intentar algo con él o razones por las que no, independientemente, estaba resuelto a no dejar que el fantasma de Draco le quitara la felicidad. ¿De qué servía esperar si no pasaba nada? Así que Harry se limitó a mirar ese día.

Una semana después, Harry estaba seguro de que no estaba loco. Aquellos roces, miradas y sonrisas no eran solo porque Anthony era amable con él, sino porque Anthony estaba atraído. Harry aún no estaba seguro de si sus sentimientos sobre Anthony eran románticos, ¿pero qué más daba? Draco no volvería, eso era un hecho. Y de todas maneras, un poco de diversión post-rompimiento nunca estaba de más (Como Ron solía decir).

Después de cerrar el local en Diagon, Anthony se le acercó dubitativo.

—Oye, Harry...

— ¿Sí?