| IT 1 |

15

Al otro día quedé en reunirme con Bill en el centro de Derry, en donde se hizo la feria. Pedaleando hasta allí me crucé con Eddie quien salía de la farmacia. Detuve mi bicicleta, le dediqué una sonrisa y un saludo con la mano. No me lo devolvió lo que me puso mal, mire hacia el frente y estaba el auto de su madre. Ahora entiendo.

Seguí padaleando hasta llegar. Lo vi sentado en su bicicleta con dos latas de coca-cola en mano. Llegue a él y desde atrás le quite una lata, asustandolo.

— P-pensé no que vendrías. —

— Me crucé a Eddie. — contesto

— ¿ Él está bien? — pregunta preocupado

— Se lo ve bien, pero está con el brazo enyesado — abro la lata —. No me saludó, su mamá estaba vigilandolo. Salía de la farmacia. — tomo la gaseosa

— Entiendo — hace una mueca —. ¡Esto es una mierda! — patea una piedra

— ¡Oye! ¡Tranquilo! — apoyo mi mano en su hombro — Todo se solucionará y estaremos juntos cuando menos te lo esperes. — sonrío

— Solo espero eso. — apoya sus manos en el manubrio de la bicicleta

— ¿Una carrera alrededor de la plaza? — le pregunto

— Dalo por hecho. — sonrie

Así estubimos toda la tarde, haciendo carreras por el parque, comiendo helado o caramelos. Todo tranquilo. Sin bravucones ni payasos que matan niños. Solo nosotros.
El atardecer se hacia presente y empezamos a pedalear de forma tranquila a nuestras casas, el toque de queda aún no empezaba.

— Hablé con Richie. — paro de pedalear y él hace lo mismo

— ¿ Qué?—

— Hablé con Rich — repito —. Se lo saqué aunque él no quería, se siente culpable de lo que dijo. No era su intensión, fueron muchas cosas juntas « No quería mirar ese estúpido mapa. Era mejor si le hubiera dicho a Bill que fueramos a otro lado, a despejarnos de rodas las cosas malas que pasan en Derry. Después me iría a cenar a mi casa y me acostaría temprano de lo cansado que estaba. Y al otro día, cuando despierte, todo lo que ví abrá sido solo ketchup. Sí, señor. » fué lo que me dijo. —

— Yo también estoy arrepentido de lo que hice, Rose. Él es mi amigo. — solloza

Dejo mi bicicleta tirada y me dirijo a él.

— Si te hace sentir mejor fue culpa de ambos — él suelta una risita —. Así me gusta, que sonrías. — acuno su cabeza entre mis manos

— Te quiero, Rosie. —

— Y yo a tí, Billy. —

Se separa de mí para bajar de su bicicleta y tirarla ¡Que manía la de este club de tirar las bicicletas!
Se acerca a mí y acuna, esta vez él, mi cabeza entre sus manos. Deja un beso en mi frente, para luego apoyar la suya contra esta.
Levanto mi mano pasa acariciar su mejilla.

— Te quiero mucho, Billy — rozo mi nariz con la suya —. Mucho. Mucho.—