ocho

7.5K 333 8
                                    

-Es hora de irnos.

-¿Ya?

-Si.

-Bueno.

Tomamos nuestras cosas y las pusimos en el auto, para inmediatamente subirnos a él.

-¿Tienes frío?

-Si, ahora lo hace.

Toma mis manos entre las suyas, las acaricia y luego comienza soplar en ellas.

-¿Así está bien?

-Mejor.

-Tienes que espérar que colocare el aire acondicionado -Informa mientras colocó el aire a condicionado regulando su ccalor para después encontrarse con mis ojos.

-Bueno.

Y así me quede dormida soñando con el.

-¿Que haces? -Hable al verlo como me dejaba sobre mi cama.

-Te dejó en tu casa -Susurra.

-¿Te vas? -Pregunto ya sabiendo la cruda verdad.

-Si, a mi casa.

-Quédate -Susurre más bien suplique que se quedara esta noche a mi lado.

-Yo... Está bien, me quedaré -Respondió habriendo mi cama para acostarse a mi lado.

-Gracias.

-De nada.

-Te quiero -Fue lo último que dije tras quedar dormida.

-Despierta -Susurraron en mi oído.

-No, déjame dormir -Le pedí, aún entre dormida.

-Es tarde Em -Vuelve a susurrar Sean.

-Despiertame tú -Susurre volviendo a caer dormida.

-Bueno si tu dices.

Comencé a sentir unas manos en mis piernas, subieron lentamente hasta llegar a mi cintura y dar caricias en ellas, subía a mi estomago, siguió moviendo lentamente hasta llegar a mis senos y tomarlos entre sus manos.

Inmediatamente solté una carcajada.

-¿Así que ya haz despertado?

-Aún no.

Sus manos volvieron a mi cuerpo sólo que ahora se introdujeron dentro de mi polera adueñadose de mís pechos comenzando con pequeñas caricias a agarrones fuertes y voraces.

-¿Quieres que siga?

-Si -Suplique.

No hizo falta que hablará más cuándo ya tenía uno de mis pechos introducido en su boca. Mientras al otro lo estimulaba con su mano acercándose a él fuertemente.

Gemidos comenzaron a brotar de mi boca con cada toqué y lámida que daba. Y eso lo incitaba a acelerar cada vez más y más sus movimientos.

Y de un momento a otro paró.

-Buenos días -Hablo dejando un pequeño beso en mi cuello. Para seguido salir de mi cuarto.

-Maldito Sean -Lo maldecia mentalmente.

Baje lentamente las escaleras encontrando a mi mejor amigo cocinando algo.

-Ya haz bajado, te hice un Sándwich.

-Gracias -Respondí a penas tomando mi sándwich y escaneandolo con la mirada dando un pequeño mordisco. Al cuál le siguieron más.

-¿Te ocurre algo que apenas comes? -Pregunta examinando detalladamente mi rostro.

-Nada -Respondí tajante.

-¿O fue lo de hace un momento? -Escanea mi rostro mientras habla -Fue eso -Acertó.

-Claro que no.

-¿Fue porque te deje con las ganas cierto? -No contesté a lo que el volvió hablar -Fue por eso y ahora sólo me evitas como si me tuvieras vergüenza cuando tanto tú como yo lo deseamos.

-¿Y porque lo hiciste? -Logre hablar al fin.

-Sólo quería jugar, no pensé que te enfadarias pero lo podemos terminar si quieres -Pregunta tras surgir una pequeña sonrisa maliciosa impregnada en su perfecto rostro.

-Ya no quiero -Fue mi simple respuesta.

Tomo mi rostro entre sus manos y me besó, comenzó a devorar mi boca con la suya cómo nunca. Pidio permiso con su legua que no dude ni un minuto en darselo y de a poco llevó mi espalda a la pared. Sujeta mis manos poniéndola sobre mi cabeza, dejándome inmóvil bajo su merced.

Rápidamente colocó sus manos en mis muslos y no dude al envolver mis piernas sobre su cadera, tampoco lo dude cuando comenzó a acariciar mi cuerpo bajo esa mirada lujuriosa que jamás había visto en el.

Y haci el pleno día acabamos los dos sobre un sofá con los labios hinchados de tanto basarnos y con los cuerpo ligeramente cansados de tanto tocarlos.

Pues ese fue el día que todo comenzó aún que yo aún no lo sabía.




Amigos Con DerechosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora