Capítulo 3: Sinvergüenza.

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  - ¡Demonios!.- digo luego de varios intentos fallidos para dormir, el vecino del piso de arriba está en un maratón de sexo junto a su esposa -lo sé porque ella no deja de gritar el nombre de él-  ése señor tiene una mejor vida sexual que la mía -bueno hasta un pájaro la tiene- a veces pienso que es eso lo que lo mantiene en perfectas condiciones a sus 59 años de edad.

  Peter es un señor muy amable e Isabel, su esposa, también lo es, siempre se preocupan de nosotras, vienen una vez a la semana para corroborar que hayamos ido al mercado y tengamos todo lo necesario para poder subsistir al menos una semana, en el caso de que no estén conformes con lo que compramos, ellos mismos van y lo hacen por nosotras, sin cobrar ni un peso por su amable gesto. Las primeras veces que lo hacían les poníamos dinero en un sobre y lo dejábamos en su casilla del correo, pero ellos sabían que era de nosotras y bajaban molestos a devolver el dinero, dicen que somos las hijas que nunca tuvieron, eso lo encuentro demasiado adorable a decir verdad, pero en estos incómodos momentos, desearía que se al menos cambiasen de habitación, ya que la otra que tienen queda arriba de los nuevos vecinos, díganme mala, pero no me importa que los incomoden a ellos.

  Me pongo de pie para sacar los cigarrillos que tengo en mi mochila y así intentar despejarme un momento de estos incómodos gemidos.

  Al encender el cigarrillo me quedo pasmada observando la Luna, nunca la había visto tan linda como hoy, esta llena y grande, puedo pasar horas y horas observandola sin aburrirme, siempre que lo hago me recuerda a mi mamá, a ella le encantaba...

- Vaya, veo que tampoco puedes dormir.- me despego de mis pensamientos al oír a mi DEMASIADO guapo vecino, hay que decir las cosas como son, ¿no creen?.

- Si, ha decir verdad cada viernes debo salir a observar la Luna mientras Peter e Isabela terminan sus "quehaceres"- digo haciendo enfasis al final de mi respuesta.

-No entiendo como puedes aguantar eso, es bastante incómodo, es como imaginarme a mis abuelos haciéndolo.- dice el estremeciendose al imaginarlos,  supongo.

- No me puedo quejar de ellos, son demasiado buenos con nosotras como para hacerlo.- sonrio observandolo estremecerse - Y tú? Que haces afuera a estas horas de la madrugada, se ve que tampoco puedes dormir.- digo sin pensarlo- Bueno, no es como que me importe mucho, espero que no pienses que soy una...

- ¡Ey! Tranquila- interrumpe él al notar mis ya sonrojadas mejillas- sólo es que... ta... tampoco podía dormir - responde nervioso y rascando su nuca- Mañana debo resolver algunos asuntos.- dice rápidamente intentando cambiar de tema.

- Oh, ya veo, quizá sean las ansias lo que te tienen desvelado.

- Mh, puede ser.- responde intentando recomponerse de los nervios que anteriormente había demostrado.

  Sin darme cuenta ya son las 1:48 de la madrugada, me pongo de pie, cojo la manta que me abrigada del frío y me dispongo a entrar a mi habitación.

- Cassia, espera.- lo observo con una sonrisa- Eh... olvidado- frunzo el ceño sin entender lo que acaba de suceder- nos... nos vemos  mañana- dice rápidamente antes de entrar a lo que supongo que es su cuarto.

  Acostada pensando en lo que quiso decir comienzo a caer en un profundo sueño.

     《 Al día siguiente

No puedo creer el desastre que tenemos en la casa, debo ordenar antes que que vengan Peter y su esposa a ver si necesitamos algo.

  Luego de ordenar, busco las llaves para bajar a tirar la basura que saque del apartamento, antes de salir, observo orgullosa mi trabajo, dejo las bolsas afuera del apartamento para poder cerrar la puerta. Tomo apenas las bolsas como si fueran un bebé, están demasiado pesadas y si las cojo de otra forma podrían romperse y causar un desastre, sumergida en mis pensamientos me detengo al chocar con alguien, provocando que todo mi esfuerzo se caiga al piso, literalmente.

- Lo... lo... lo lamento mucho.- digo avergonzada por mi torpeza y rápidamente intento tomar las bolsas que estaban tiradas en el piso.

- No te preocupes.- me quedo congelada al observar que detrás del sujeto con el que choque está Jack todo feliz junto a una chica bajando del ascensor.

  Rápidamente recojo las bolsas junto a la ayuda del pobre señor con el que choque.- Muchas gracias por ayudarme y lo siento nuevamente.- digo sonriendole al hombre y elimino de inmediato la sonrisa de mi rostro al ver al estúpido de mi vecino junto a una guapa chica. Continúo firme con mi camino, hasta que él nota mi presencia.

- Hola vecina.- me saluda muy coqueto el sínico, que irrespetuoso es, estando su novia al su lado me coquetea.

- Hola.- respondo secamente sin detenerme para charlar como él intentó hacerlo.

  No puedo creer que haya omitido el hecho de que tenia novia, lleva días coqueteando conmigo, anoche pensé que me invitaría a salir, pero hoy me doy cuenta que tiene novia, es un sinvergüenza, díganme exagerada pero no volveré a dirigirle la palabra.

Sin darme cuenta ya estaba nuevamente en el ascensor de camino a mi apartamento.

  Completamente malhumorada entro a mi habitación fulminando con la mirada a mi mejor amiga.

- Y a ti, ¿que bicho te picó?- grita al ver mi actuar.

  Decido ignorarla y ponerme los auriculares para escuchar un poco de música.

Y sin darme cuenta caigo en los brazos de Morfeo aún despotricando en contra del estúpido de mi vecino.

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Aquí estoy una vez más 😄 espero que les guste.

Nos leemos el lunes

Nos leemos el lunes❤

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