—Esto no es un juego—. Grita firme el comandante con la cabeza en alto, manteniendo una postura de superioridad, implicando poder, rebajando a cada uno de nosotros.
El comandante Benson es un hombre alto y con gran masa muscular, tiene su cabello rapado, es moreno, se podría decir que de estar tantas horas bajo el sol, tiene un carácter fuerte, el cual hace que ni las moscas emitan un ruido en su presencia.
Todos intentamos mantenernos fuertes, pero se hace difícil. Es tanto el cansancio de estar corriendo horas bajo el sol, sin tomar agua, mi vista se nubla, mis músculos tensos ruegan un descanso, mi boca está demasiado seca, sin exagerar en estos momentos puedo tomar litros y litros de agua.
Un golpe fuerte se escucha, puedo predecir que es alguno de mis compañeros débiles que no resistieron la semana del diablo, me gustaría decir que me importa, pero la realidad es que no, aunque me importará no puedo hacer nada.
Los enfermeros de este lugar llegaron a acudir a la joven, se lo llevaron dejando un silencio incómodo en el lugar. El comandante da media vuelta y se va en dirección a la enfermería, es de mi suponer que va a verificar el bien estar del muchacho.
Un murmullo creado por mis compañeros se crea comentando lo que acaba de suceder, no es que sea algo muy novedoso, pero en este lugar tan aburrido y cansado, un chisme les encanta.
— Silencio—. Se escucha la voz grave y fuerte del comandante.—Diríjanse en formación hacia el comedor y descansen.
Todos formamos por orden de llegada, estando yo a lo último. Caminamos hasta el comedor entrando de a uno para no crear un desorden.
Cuando comenzamos la marcha siento un golpe en mi nalga derecha, de seguro es fue uno de los estúpidos chupa media del comandante, la sangre me hierve de rabia, siquiera puedo mirar, ya que el castigo será peor, respiro profundo y le sigo los cánticos a mis compañeros.
Al llegar al comedor se siente un olor repugnante ¿Acaso esa es la comida con las que nos dan la bienvenida? Lo único que me da este olor son las ganas de vomitar.
Luego de un largo debate de si morir por comer eso o morir de inanición, camino hacia el mostrador, pero uno de mis superiores me llama por detrás.
— Señorita Iby, usted es del grupo C13 ¿Correcto?
— Sí, señor, soy Iby Manson del Grupo C13 del área de cacería.
— Necesito que usted le lleve un comunicado al comandante Rodríguez.
Rodríguez es el comandante que estuvo a cargo de nosotros durante la semana de entrenamiento extremo. Ese comandante me repugna de solo pensar en él, es un abusador de su poder.
— ¡Entendido señor!
De mala gana me retiro de ese lugar para salir en busca del comandante, ya por el corredor principal cerca de la enfermería escucho un grito desgarrador.
No sé si es creación de mi imaginación por el hambre que tengo o son reales, pero si algo aprendí desde pequeña es a no entrometerme en nada de lo que ocurre en este lugar.
Escucho un estruendo aún más fuerte que el grito, y se llega a observar unos cuantos destellos de luz.
Me acerco poco a poco, al llegar pude ver un chico que tiene el cabello rubio y su tez es blanca. Se encontraba arrodillado.
— ¿Por qué?—. Volvió a gritar desesperado. El chico se encuentra al lado de una camilla, quizás sea un familiar de este, se nota como tiembla mucho mientras mira hacia la parte más oscura de la habitación.
Entonces veo como algo, a lo que se asimila a una mano de color verde, con los dedos largos y finos, de la mano se desprende un fluido de muy mala pinta; la mano se dirige hasta donde está el chico mientras este le grita que se aleje, y llora desesperado.
Miro a mí al rededor algún objeto para defenderlo, pero, no encuentro nada con que atacar a esa cosa asquerosa, así que tomo coraje y me tiro sobre esa bestia, atacándolo con mi puño derecho, para seguir golpeándolo con el izquierdo, así sucesivamente hasta cansarme, pero pareciera como si no le hubiera hecho nada.
Ahora la bestia se interesó en mí, comienzan a salir más manos, una más grande y fea que la otra, y cuando miro hacia el chico veo como este desaparece de la nada, ante mis ojos, ya no había un rastro de él, tan solo quedando el monstruo y yo.
Trago fuerte suponiendo un fin a mi vida.
Quizás no es tan malo morir aquí y así, al fin, le pondré fin a mi desdicha de estar en este lugar.
— Hermana, no me dejes...
En mi mente resuena a mi hermana rogando con no la deje, esto me hace recobrar fuerzas, tengo que hacer todo lo necesario para huir de este campo de concentración junto a ella.
Me preparo nuevamente para seguir combatiendo contra ese ser, es un Handead un monstruo verde y viscoso, el cual puede generar extremidades como si fueran manos, que salen de cualquier parte de su cuerpo sin forma. No es el monstruo más peligroso que podría existir, pero sin las armas indicadas, el porcentaje de sobrevivir es bajo.
Respiro hondo, entonces comienzo a pegarle sin cesar, aunque parece inútil, mientras que el Handead saca otra mano, dándome con mucha fuerza, haciéndome volar hasta darme con la pared de la habitación donde estábamos, caigo al piso después de esto, pero vuelvo a levantarme. En un intento de volver a investir al Handead me atrapa con una de sus horribles manos apretándome muy fuerte.
Un crujido de huesos se escucha claro y fuerte ¿Realmente moriré así?
— Oye, ¿necesitas una mano?— Escucho la voz de una chica, hablar desde la puerta, giro la cabeza para ver de quién se trata, encontrándome con una chica muy hermosa, alta y pelirroja, ella sostenía un lanza llamas con el cual apuntaba al Handead.
Comienza a quemarlo mientras este emitía un ruido similar a un grito desgarrador, terminando de morir tras ser atacado por la chica, caigo al piso, pues el Handead me mantenía elevada mientras me sostenía con una de sus manos.
La chica se acerca a mí y extiende su mano para ayudarme a levantarme.— Gracias, si no hubieras estado acá, hubiera muerto.
— Lo sé.— Me responde orgullosa.— Por cierto, ¿Qué se supone que hacías en esta habitación con un Handead?
No sabía que hacer en ese momento, si le cuento lo que vi ¿Me creería?, de seguro va a pensar que soy una loca suicida.— Escuché un ruido proveniente de esta habitación y quise entrar a inspeccionar.
— Oh, entiendo, no lo vuelvas a hacer, no todos los días habrá una hermosa Mery para salvarte.— Terminando de decir esto guiña el ojo.— Bueno, me retiro, la próxima vez déjale este trabajo a los profesionales.
Entonces la chica se marcha de la habitación, yo salgo detrás de ella y sigo mi marcha para completar mi encomienda, me siento bastante adolorida, pero realmente esto no es ni cerca de como quedamos después de los entrenamientos con Benson. Estando ya cerca de la oficina me encuentro con el Mayor Martínez.
— Señorita Manson, ¿no debería estar comiendo en este mismo instante?— Me encontré con
— sí, señor— respondí lo más rápido que pude.
— ¿Por acaso todo el ejercicio que hizo esta mañana no fue lo suficientemente fuerte para que le abriera el apetito?
No fue necesario siquiera una respuesta porque mi estómago gruñó más alto que nunca en toda mi vida, solo pude ver que el comandante, colocó una cara de desagrado total.
— *ujum*— ajusta su voz.— acompañeme señorita Manson.
Espere que este caminara unos pasos y luego le seguí el paso manteniendo una distancia en forma de respeto a su persona, fue hasta su oficina y me invitó a entrar.
Hay todo un manjar sobre la mesa, no puedo creer que una persona sola coma todo esto.
—Señorita Manson, para mí, usted es una persona a la cual le daría toda mi confianza, y por eso me pareció conveniente el encuentro.— Habla mientras se sirve la deliciosa comida.— para así poder comentarle que le tengo una misión.— Mi boca se hacía agua al ver toda aquella comida, y la frustración me invade al no poder hacer nada más que apreciarlo, no puedo ni imaginar lo rico que debe de saber eso.— necesito que vaya al lugar que se le indica en esta nota— comenta entregándome un papel totalmente ajado.
Una mirada de desconfianza se apodera de mi cara y tan solo procedo a retirarme, sabía que algo no estaba bien, el comandante hace un movimiento con su mano solicitando mi retirada.
— Yo, Iby Manson, solicito el permiso de retirarme, Mayor Martínez— digo colocando postura de respeto.
— permiso concedido— acaba lo dicho colocando una buena cucharada de puré en la boca— ah y que nadie se entere de esto, ¿entendido?
— ¡comprendido señor!
Yo soy Iby Manson, tengo 15 años, estoy dentro de un campo de concentración, no nací acá, pero a mis 5 años de edad me trajeron, sacándome de los brazos de mi madre, con la excusa de que era parte de los elegidos, lo recuerdo todo, como si fuera ayer, pero ahora no es momento de contarte mi triste y aburrida historia de vida. Mi objetivo de vida es poder escapar de esta prisión junto a mi hermanita, ella es 3 años menor que yo, los primeros años estuvimos juntas, pero cuando yo cumplí 8 años, entré a las pruebas de selección, a la cual se someten todos los niños a esa edad; La hacen para poder determinar cuál será tu rol dentro de este lugar.
Por mis ágiles movimientos y rápida forma de pensar me enviaron al distrito de cacería, acá solo los más fuertes sobreviven, eso te dejan en claro desde el primer día. Por otra parte, desde que me separaron de mi hermana, no sé nada sobre ella, siquiera a que distrito la mandaron y aunque tenga que buscarla hasta debajo de las piedras, voy a encontrarla y salvarla.
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Derssion
Science FictionLuego de la raza humana ser condenada por el virus y ser salvados por las tres leyendas, el planeta tierra fue dividido entres partes, las cuales cada una tendría a un líder y esos líderes eran cada uno de sus salvadores. Líder Emanoel, dueño de las...