Lis Scamander siempre ha sido una chica muy tierna y parecida a su madre. Jugaba con sus hermanos, creía en los nargles y no se metía en ningún problema.
Hasta que un día dejo de vestir su ropa de colores claros y la cambió por camisetas negras, pan...
No podía dejar de pensar en ella. Se que no estaba bien, pude verlo en sus ojos. Ella no estaba lista para eso, ni siquiera yo lo estaba. Lis no estaba preparada para saber qué toda su vida era una mentira, no estaba preparada para saber que sus verdaderos hermanos eran Scorpius y Leah, no estaba lista para tener unos padres diferentes, no estaba lista para saber que ella y yo somos... Primos.
Compartimos sangre, somos familia. Por eso mi padre no nos quería juntos. Y esto daña completamente toda la broma. Con este tiempo he empezado a... tener sentimiento especiales con respecto a ella. Sus ojos, esos ojos grises con pequeñas notas verdes. Esos labios rosados, que me suplicaban besarlos. Sus manos, frías como el hielo, me gritaban para que las sujetara. Su cabello rubio y "liso" me pedía que lo acariciara. Todo en ella me imploraba que me acercara, que la cuidara, que simplemente estuviera cerca. Pero no, mi plan no va a parar. Haré que Lis se arrepienta de haberse metido con nosotros. Haré que lamente el día que me desafió. Ella jugó con el fuego... le toca quemarse.
Pero claro... tengo que esperar de que esté lo suficientemente cerca de mi, que me confíe su vida si es necesario. Haré que esta sea la mejor broma del universo. Lo juro porque mi nombre es James Sirius Potter Black.
Estaba tan perdido en mis pensamientos, no prestaba atención de mi alrededor. Hasta que un dolor insoportable, en mi pecho, me hizo reaccionar. Era como si me estuvieran quemando, ardía horriblemente. Solo podía pensar en una cosa.
Lis...
Me puse de pie lo más rápido que pude, gracias a Merlin ya tenía mis zapatos puestos. Y corrí hasta la sala de Slytherin. Ellos casi nunca cambian su contraseña, tampoco es muy difícil de averiguar. Bastó un simple "sangre limpia" para que la puerta se abriera y pudiera pasar.
Ya era muy tarde, y muy raro de que alguien estuviera en la sala común a esta hora. El cuarto de Lis quedaba un poco lejos, así que tuve que correr hacia allá. Escuché unos gritos y me apuré aún más.
Cuando llegué, esperaba encontrarme a Albus pegado a la puerta, o la puerta abierta y el cuarto complemente congelado... pero fue peor. Albus, con Lis en manos, llorando.
— ¿Qué... Qué pasó? — Pregunté estúpidamente.
— No abría la puerta, no escuché nada y tuve que entrar... Tomó un pote entero de pastillas antidepresivas.
Abrí los ojos como platos y traté de quitarle a Lis de encima para correr a la enfermería, pero Albus solo me sacudió y tomó mi mano. En menos de lo que puedes decir "quidditch" estábamos frente a la enfermería.
— ¿Cómo lo hacen? — Pregunté dejando de centrarme en lo más importante en este momento.
— Menos preguntas, más acción. Vamos, no podemos dejar que se vaya. No puede dejarme, no puede hacerme eso. — Dijo moviéndose rápidamente y abriendo las puertas de la enfermería de golpe.
— ¡SOLO PIDO POR UN POCO DE SILENCIO Y RESPETO MERLIN! SIEMPRE TIRANDO LAS PUERTAS POR TODOS LADOS, ESTOS NIÑOS DE...
— ¡POPPY, CÁLLATE Y AYÚDANOS POR FAVOR! — Le grité señalando a Lis.
Ella dejó de gritar y abrió los ojos como platos dirigiéndonos hacia una camilla. Ella empezó a trabajar mientras nos preguntaba qué había pasado, Pomfrey es buena en su trabajo.
— Tomó una sobredosis de antidepresivos — Le dijo Albus, mientras dejaba que unas pocas lágrimas cayeran por sus mejillas.
Al parecer no entendemos lo impactante de este tema. Me dejé caer sobre una de las sillas al lado de la camilla y puse mi manos en mi cabeza. Lis trató de suicidarse.
Todo es tu culpa...
No, no es mi culpa. ¡Mierda! Lis casi nos deja por eso. Lis casi nos abandona.
¡Cállate! No te necesito en este momento.
— Ella... ¿Está viva? — Preguntó en un susurro. Su voz áspera y débil.
Madame Pomfrey le escuchó pero no respondió
— Necesito que salgas de aquí y llamen a Minerva, ¡Ya! — Gritó hacia Albus. — Tú, Niño bonito, necesito que busques al director. Tendremos que hacer un transplante de aquí a San Mungo. Esto ya está fuera de mis manos.
Asentí y me puse de pie saliendo rápidamente de la enfermería con Albus siguiéndome de cerca Si Poppy no pudo con Lis... ¿Podrán en San Mungo?
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Sinceramente, no tengo excusa para no publicar antes. Había considerado completamente pausar esta historia ya que tenía muchos problemas en mi vida, y escribir me estaba ocupando mucho tiempo... Tenía un bloque, sabía lo que iba a suceder pero no podía escribirlo. Simplemente no podía... las palabras no "salían."
Este capítulo son 711 palabras, el próximo serán 1000, lo prometo.
Solo... lo siento. Tuve muchos problemas, peor ya me tienen de vuelta.
Y... ¿Cuál creen que será la broma "épica" de James? ¿Lis está viva o nos dejó para siempre? ¿Me extrañaron?
Bueno... volví para quedarme. Y estoy lista para incendiar este lugar.
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