Una triste desilusión

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Capitulo tres: Una triste desilusión.

Al día siguiente a diferencia de la vez pasada, en vez de esconderme,  lo fui a buscar a la sala de clases, pero no estaba allí, luego comencé a buscarlo por los pasillos, pero no lo encontraba por ninguna parte, y como los rumores se esparcen a la velocidad de la luz, ya todos sabían lo que buscaba, más bien a quien buscaba, me sentí un poco avergonzada, así que corrí a unos casilleros. En el instituto al cual asisto, los casilleros son alargados, y como soy bajita puedo entrar en ellos, así que me escondí en el casillero más cercano, estaba realmente  asustada, luego sentí que  alguien venia caminando hacia mí, y que cada vez estaba más cerca, luego sentí que alguien estaba a punto de abrir el casillero, así que cerré  los ojos esperando la emboscada, pero al abrirse la puerta solo sentí una mano en mi cabeza, lo cual me dio un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo, hasta el punto de llegar a estremecerme.

-Oye, ¿Qué se supone que haces escondida en mi casillero? el dueño del casillero era Blas.

-Nada, solo me sentí aterrada y entre en pánico, así que me escondí en el lugar más cercano- le dije ya más calmada, y obviamente saliendo lo más rápido posible de su casillero.

-Escuche que me buscabas, ¿Te sucedió algo?

-¿Acaso debe pasarme algo para querer hablar o estar con un amigo?, solo te buscaba para no estar sola.

-Mn…, ya veo, ¿Qué te parece si pido una transferencia de clase?

-No es necesario, debo hacer otros amigos a parte de ti, no podemos ser tú y yo para toda la vida.

-¿Por qué no?

-Porque necesito a una amiga, mujer, bueno ya me debo ir, te veo en el receso.

Cuando vi el rostro de Blas, me sentí tranquila, pero al mismo tiempo exaltada, mi corazón latía con fuerza desde mi pecho, como si en cualquier momento fuera a dejar mis sentimientos al descubierto, me gustaría saber si a Blas le sucede lo mismo cuando está conmigo, aunque lo dudo, ya que él siempre se muestra indiferente, siempre me molesta y nunca me toma en serio, siento que para él ni siquiera alcanzo para el rango de amiga.

Cada vez que ella no está conmigo me siento vacío, aunque solo hemos estado “juntos”  hace menos de dos días, pero siento como si la conociera de toda la vida, mi corazón late con fuerza cada vez que me mira a los ojos o está cerca, debo tratar de mantener distancia entre nosotros, para no dejarme al descubierto, aun no puedo decirle mis sentimientos, y lo más probable es que nunca pueda, claro, si quiero estar siempre a su lado para protegerla.

Cuando nos íbamos ya de vuelta a casa, me arme de valor para preguntarle, que pensaba de mí.

-¿Qué piensas tú de mi Blas?, mejor dicho, ¿Qué piensa tu corazón de mí?- el iba caminando por delante de mí, y yo iba mirando el suelo en caso de que volteara hacia mí, pero no lo hizo, al contrario se mostraba indiferente a mí.

-¿Por qué preguntas?- me dijo con un tono serio y frio.

-¿Eh?, pues solamente por curiosidad.

-¿No conoces el dicho “La curiosidad mato al gato”?

-Sí, si lo conozco.

-Bien, entonces no preguntes- en ese momento solo se giró un poco hacia mí, pero su mirada era aterradora, por un momento dude de que aquel chico en frente de mi fuera Blas, justo en ese momento se puso a llover, yo retrocedí unos pasos por la impresión, me voltee y Salí corriendo de ahí, no quería ver aquel rostro tan tenebroso, además de que yo ya no podía aguantar más las lágrimas, ¿Qué había querido decir con eso?, fue muy tonto de mi parte pensar que había algo más entre nosotros, para empezar el ni siquiera me ve como su amiga, el solo estaba conmigo por lastima, como una obra de caridad, yo no significo nada para él.

Primero siendo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora