Una probada de su propia medicina.

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Capitulo cinco: Una probada de su propia medicina.

Luego de que Blas me pusiera en su regazo, pude ver su cara de arrepentimiento y tristeza, su rostro estaba desbordando de lágrimas, recuerdo haber puesto mi mano en su mejilla y habérsela acariciado antes de desmayarme.

Desperté en la enfermería, lo primero que vi al despertar fue el rostro de Blas y el de la enfermera ambos tenían un rostro lleno de preocupación.

-Blas, lamento todo lo que te dije ese día bajo la lluvia, estaba dolida, pero luego de haberlo dicho no pude dejar de pensar en ti, me pregunto porque- el parecía muy sorprendido, pero su rostro de preocupación seguía sin desaparecer.

-No te preocupes por eso, además fue todo mi culpa, cuando llegue el momento te explicare todo como es debido, ¿Serias capaz de esperar hasta entonces?

-Por supuesto, te esperare cuanto sea necesario- le dije tratando de sonreír.

-Descansa por ahora ¿Si?- dijo besándome la frente.

-Yo me quedare aquí, así que no te preocupes, y créeme que no dejare que las cosas se queden así, pero necesitare tu ayuda, ¿Me ayudaras?

-Sí, pero ¿Qué piensas hacer?

-Solo te diré que le daremos una probada de su propia medicina a la líder del grupo que te molesto.

-Pero eso sería rebajarse a su nivel, y yo no quiero eso.

-Tranquila, como ya te dije antes, es solo una “probada”, y además ni siquiera le tocaremos un pelo, así que cálmate.

A pesar de que le encontraba razón en que esas chicas debían tener un castigo, me preocupaba lo que Blas les podía llegar hacer, no quería que por ningún motivo otra persona, fuera quien fuera, pasara por lo mismo que pase yo.

Al día siguiente todos los alumnos parecían evitar y mirar fríamente, mejor dicho con odio, a la chica que era líder de las chicas que me emboscaron en la salida. Blas me explico su plan. Era bastante bueno, y yo sería participe de él.

Luego todos los alumnos, la rodearon, un grupo se hizo a un lado.

-Te aconsejamos que comiences a correr- al decir eso un alumno con una voz grave, le apunto el espacio que habían armado los alumnos y la chica salió corriendo con una cara de espanto en el rostro, me dolía ver aquel rostro, pero es por su propio bien.

La chica corrió por todas partes, pero fuera donde fuera salían alumnos para perseguirla, hasta que llego a un punto el cual no tenía donde ir, mirara por donde mirara habían alumnos, del montón me toco salir a mí, debía mirarla con odio, la chica al verme se sorprendió, sus piernas comenzaron a temblar y se desplomo en el suelo, pero no dejaba de mirarme fijamente a los ojos aterrada.

-La hora de tu condena ha llegado- al decirle aquello, la chica cerró los ojos con fuerza, mientras me pedía perdón desesperadamente, le puse mi mano en su cabeza y le di palmaditas, la chica se sorprendió y dejo de temblar.

-Tranquila, te perdono, jamás querría que pasaras por lo mismo que pase yo, pero por favor no vuelvas hacer algo como lo que hiciste, no me gustaría que tus manos se ensuciaran, ahora levántate y festejemos tu renacimiento ¿Si?

Ayude a pararse a la chica, y al momento en el que se pudo levantar, se lanzó a mi brazos, no dejaba de pedirme perdón, en ese momento todos los alumnos que antes la perseguían con odio, tiraron confeti, hicieron sonar unas cornetas de papel y llenaron de globos el lugar, los cuales traían en bolsas de basura, todos reían y felicitaban a la chica por su renacimiento, la chica dejo de llorar y comenzó a reír y a gozar de su fiesta, me sentía muy feliz de haberla podido ayudar, pero me sentía algo culpable por haber dudado del plan de Blas, así que corrí en su búsqueda, pero choque de repente  con alguien.

-Lo siento, es que voy apurada- cuando iba a seguir corriendo, la misma persona con la que choque  me agarro del brazo.

-Creo que alguien me debe una disculpa- era Blas.

-Blas, siento mucho el haber dudado de ti.

-Rina, desde ahora te protegeré siempre, y jamás me alejare de tu lado.

-¿Y eso por qué?

-Estoy seguro que tú ya sabes la razón, pero si quieres que te lo diga yo, tendrás que esperar.

-Ya te dije que te esperaría cuanto fuese necesario- le dije con una sonrisa, el me abrazo y me beso en la frente, luego choco su frente con la mía, mientras nos mirábamos el uno al otro.

-Blas, quiero que sepas que eres muy especial para mí, en otras palabras yo te…..- antes de que pudiera terminar mi confesión, Blas me había tapado la boca con su mano.

-No lo digas, si lo dices no podre esconder más mis sentimientos, debes esperar- me decía todo esto con una cara de dolor y frustración.

-No entiendo porque debo esperar, ¿Esperar que?

-Mañana lo sabrás- luego de decir eso, retrocedió, salió corriendo y desapareció rápidamente entre la multitud.

¿Qué quiso decir con eso? ¿Qué mañana sabría la razón de mi espera? De verdad no lo entiendo.

Primero siendo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora