VI

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Todas nuestras salidas parecen tener una sola cosa en común: el arrepentimiento.

Sí, el arrepentimiento que sentía sentada en la pileta. Ese mismo, inigualable e inconfundible, conectado profundamente con mis dolores de pecho, aquellos que trato de ocultar, pero cada vez parecen aparecer más y ser más duraderos. Parecen no querer irse. Es como si los dolores y el arrepentimiento hicieran una lucha en mi pecho por ver quien causa más daño.

Y todas nuestras salidas parecen querer incluirlos a ambos, como si fuera imposible tener una salida que empiece, permanezca y termine bien, o por lo menos que nadie salga deseando que ese día no hubiera ocurrido. Y eso lo digo específicamente por mí.

Tal vez sea por la culpa, los dolores o por el hecho de que no dejo de hacerte llorar, pero cuando vez a la persona que... Cuando la persona por la que darías todo es imposible no ponerse mal.

Ahora imagina que eso pase por mi culpa.

Alguien como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora