Capítulo UNO

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Odio a mi jefe.

Es extraño comenzar así pero, por su culpa, salí del trabajo tres horas después. Sabe lo valioso que es para mí salir a mi hora. Seguro se está vengando por lo de hace rato. ¡Demonios! Ojalá algún día un perro se coma su cabeza, ¡Dios! ¿Qué clase de pensamientos estoy teniendo? Eso nunca pasará... los perros no pueden comer tanta grasa de un solo bocado.

Algo bueno de todo esto es que camino hasta acá el sol no me golpeaba la cara. Odio al sol pero, odio más, sudar como cerdo. Un punto bueno contra doce malos. ¿Ya escribí que odio a mi jefe? Pues... ¡Lo odio!

Llevo más de diez minutos esperando el metro. Me siento un poco desorientado ya que nunca lo había abordado a esta hora. Todo se me hace extraño, incluso que no haya tanta gente como de costumbre, ¿será que esta vez podré irme sentado? Escuché sobre eso pero siempre creí que era un mito que la gente optimista contaba. Debería sentirme feliz ya que siendo pesimista descubriré lo que se siente irme sentado. ¡Wiii! Mi boleto valió lo que costó. Un viaje de inicio a fin sentado.

Escucho que el metro se acerca. Debo levantarme del suelo y guardar mi libreta para poder abordar o, ¿será que primero debo guardar mi libreta y luego levantarme? ¡Por Dios! Solo me levantaré y dejaré de pensar tanto aunque... ese siempre ha sido mi problema: pienso más de lo que en realidad necesito.

Es una suerte; mi lugar favorito quedó libre y los que están a un lado de mí y los que están frente a mí. Casi nadie lo abordó. Si acaso, hay como diez personas sentadas dispersas en el vagón. Será el viaje más aburrido que jamás tuve. Se me acabaron las ideas para seguir escribiendo "mis aventuras". Tal vez saque mi libro favorito y me ponga a leerlo o simplemente saque mis audífonos y me ponga a escuchar algo de electropop.

No solo odio a mi jefe, ahora también, odio al chofer de esta... cosa. ¿Cuántos minutos más debemos estar parados? ¡Ya, por favor! Solo acciona esa irritante alarma, cierra las puertas y después avanza. ¿Es tan complicado? ¡Oh por Dios! Me hizo caso... ¿será que ahora tengo voz de profeta? ¡Quiero sacarme la lotería! Ya sé... nunca pasará y menos si nunca compro boletos pero debía intentar. ¿Qué demonios pretende ese tipo? ¿Acaso no sabe las reglas básicas del viajero de metro? Una de ellas es: no abordar cuando el sonido de cierre de puertas esté activado. ¡Ríndete! No lo vas a lograr. Espera el siguiente. ¡Genial! Ahora lo que va a pasar es que gracias a su imprudencia ocasionará un accidente y estaremos parados por otra media hora más. ¡No tengas caridad, chofer! Aunque le arranques un brazo no te detengas y llévame a mi destino, al fin y al cabo, los de intendencia limpiaran la sangre que se derrame.

No puedo creerlo. ¿Cómo lo hizo? Entró al vagón y las puertas se cerraron detrás de él. Ahora... está sentado frente a mí. Las manos me sudan y por alguna extraña razón quiero sonreír aunque eso signifique verme tremendamente estúpido... Algo extraño me está pasando.

¿Mencioné que amo a mi jefe?

SERÉ BREVE: ME ENAMORÉ DE TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora