Capítulo SIETE

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Ahora, tal vez se lo diga cuándo jamás. Mi conciencia ha parado de insultarme, de llamarme estúpido y de decirme que he perdido esa oportunidad que tanto anhelaba. Ahora me alienta a hacerle esa pregunta, sin rodeos y con valentía. No tengo mucho tiempo ya que estamos por llegar a la estación final del recorrido. ¡Oh por Dios! Qué está haciendo. Está sacando algo de su mochila... ¡No lo puedo creer! Acaso él...

— Toma.

— Es... ¿estás seguro? Pero si es...

— El libro que estaba leyendo hace unos minutos, lo sé y quiero que también tú lo leas. ¿sabes la cantidad de veces que lo leí? ¡Es mi libro favorito! Te... te gusta leer, ¿verdad?

— ¡Amo leer! Últimamente he estado leyendo novelas de ciencia ficción y fantasía.

— Algo me dice que este libro se volverá uno de tus favoritos. ¿Sabes lo difícil que es encontrar a alguien con tus mismos intereses? Me encantaría... no sé, tal vez después de que termines de leerlo conversar acerca de ello. ¿Qué dices?

— Que ¿qué digo? Pues que ¡Acepto!

— ¡Genial!

Espero que no me haya visto tan desesperado como el sonido de mi voz pero es que no puedo creer que en verdad esto me esté sucediendo a mí. Ese hombre es perfecto, perfecto para mí. Ama la lectura, incluso, más que yo. Es ducado, guapo. Puedo conversar con él sin necesidad de mencionar alguna marca famosa con la que esos chicos presumidos quieren impresionar a sus presas. ¿Será que yo también debo darle un obsequio? ¡Pero no tengo nada que dar! O... o tal vez sí. Un beso. ¿Será un beso un buen obsequio? Tal vez deba comprobarlo. Tic toc, tic toc, el tiempo se acaba. Estamos a punto de llegar. Si quiero hacerlo, debo hacerlo rápido.

— Sabías que: ¿prestar un libro es como si lo regalaras? Nunca vuelven a tus manos.

— Pues tú no me conoces. Te aseguro que este libro va a regresar a ti sano y a salvo.

— ¿Cómo estas tan seguro?

— Pues porque una vez que lo termine de leer te llamaré para tomar un café y hablar sobre lo maravillosa que me resultó la trama.

— ¿Ah, sí?

— Te lo aseguro. ¿Me pasarías tu número telefónico?

— Pero por supuesto.

No puedo creerlo. Me he vuelto valiente. Todo ha sido tan fácil ¡Ja! La verdad es que no. La conversación que estoy teniendo ha sido tan fluida que no me sorprendería que en cualquier minuto le sujete la cara con ambas manos y le plante un beso en los labios. Ahora soy valiente y nada ni nadie me detendrá. La aventura que tanto deseaba ha traído consigo al amor de mi vida, ese que toma cientos de reencarnaciones el poder compartir para siempre la misma almohada.

SERÉ BREVE: ME ENAMORÉ DE TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora