Capítulo 3.
Cuando llegué a casa mi padre estaba sentado en el sofá leyendo el diario, era normal que nunca notara mi presencia, así que subí hasta mi habitación recordando todo lo que había pasado en la tarde, con Cedric.
Seguía sospechando que había algo en esos ojos tan azules, un secreto que no me dejaría saber nunca.
Tomé mi laptop y entré a la web de la escuela buscando alguna información del chico misterioso, había una entrada con el nombre: "Estudiantes" presioné el botón de "entrar" y esperé a que la página se abriera, todo estaba en orden alfabético, así que no tarde ni diez minutos en encontrarlo, ahí estaba, él único estudiante llamado "Cedric" ahora tenía apellido y lo sabía, su nombre era Cedric Rumsfeld.
El archivo de su ficha de estudiante sólo decía cuál era su hobby, sus intereses y ni una foto suya, lo que me parecía extraño, pero además no aparecía su edad, cómo las fichas de los demás estudiantes, podría ser un chico con apariencia de 17 y edad de 35, eso era mucho más misterioso.
La puerta se abrió de golpe que me hizo caer de la cama pero afortunadamente mi aterrizaje fue en la cómoda alfombra. retiré el cabello de mi cara y me giré en dirección de la puerta, una risa invadió la habitación.
-Wow, ¿por qué te asusté?
Zeena seguía riendo mientras enredaba su cabello rubio alrededor de sus dedos.
-Eres una estúpida.-dije mientras tomaba una almohada y se la lanzaba a la cara lo cuál funcionó y ella tomó la almohada frunciendo el ceño.
-¿Ahora qué? -alzó las cejas acercándose hasta mí y tendió una mano ayudándome a levantarme.
La miré fijamente recordando lo que había encontrado en la web.
-Cedric Rumsfeld
Me miró con expresión de "¿Qué carajo?" pero asintió y eso significaba que lo sabía.
-¿Qué quieres saber sobre él? ¿Con cuántas chicas se ha acostado? ¿Sí es que tiene novia?
-Zeena, no te lo estás tomando en serio. -la fulminé con la mirada y la hice sentarse en la cama y dí vueltas por toda la habitación cómo un interrogatorio.
-Bien, preguntame lo que quieras, sólo te advierto que no sé mucho y Cedric es muy reservado, él no habla su vida personal.
Me acerqué a ella lentamente tratando de convencerla.
-¡Sólo dime lo qué sabes!
Grité a susurros, no sé cómo se hace, pero lo hice, estaba desesperada en busca de respuestas que tendría que encontrar.
-De acuerdo, Cedric se ha mudado a Whitclock porque aquí hay un elemento o complemento, no tengo idea de lo qué es pero dijo que no está en su ciudad -hizo una mueca y me miró levantándose- eso es todo, ahora me iré a arreglar.
Fruncí el ceño, ¿Arreglarse?
-¿A dónde vas? -pregunté siguiéndola por el pasillo de la casa entre nuestras habitaciones.
-A una fiesta, deberías venir conmigo, estará Cedric, tú platónico. -tarareó una canción hasta que se metió al baño, no podía creer que había llegado el momento de pensar en un chico, pero no en cualquiera, en uno llamado, Cedric Rumsfeld.
No podía creer que Zeena me había obligado a venir a una fiesta vestida con su ropa, me quedaba totalmente apretada, no era tan delgada cómo ella, lo era, pero no exageradamente para entrar en sus tops y mini-faldas, en verdad no era mi estilo. La fiesta era en la casa de uno de los chicos más populares del instituto, Ramsey Quiddly, jugaba soccer en el equipo de la escuela, era bueno, por lo que yo sabía y le encantaba hacer fiestas los fines de semana, pero esta sería inolvidable.
Había parejas besándose en cualquier esquina de la casa, chicos rompiendo objetos y marcos de fotografías, jugando y haciendo competencias en la cocina y probablemente más parejas en las habitaciones haciendo cosas de las que quisiera no entrar en detalles, pero a cada una de esas personas le pregunté sobre Cedric y sólo contestaron con un "Sí, va en una de mis clases" pero nadie lo ha visto tan seguido.
-¿Conoces a Cedric?
Le pregunté a una chica delgada de cabello rubio y rizado a la que recordaba por mi clase de Historia, ella negó con la cabeza y señaló en mi dirección, fruncí el ceño.
-¿Qué pasa? -pregunté sin entender lo que trataba de decir, ella no podía hablar gracias a la crema chantiyín que tenía en la boca.
Seguía apuntando y me giré, lo qué vi me hizo saltar hacía atrás haciéndome resbalar por la crema que había en el suelo pero su mano me sostuvo, tan firme me volvió a sostener entre sus brazos y me miró fijamente, nuestras miradas se cruzaron, todo era tan electrizante, sentía todo vibrar dentro de mí, me sentía viva y completa.
-No te acostumbres a qué te salve.
Aquella frase me devolvió a la realidad, y todo lo que había encendido dentro de mí era desilusión.
-No me has salvado, gracias, en verdad. -lo fulminé con la mirada y tomé el vaso con whisky que había en la mesa cerca de mí y tragué hasta el fondo alejándome de él.
-¿Estabas buscándome?
Una sonrisa se creó en su rostro, iluminaba su cara completamente, era hermoso.
-No, buscaba respuestas.
-¿Ah sí? ¿Y las preguntas?
-¿Quién eres en verdad y por qué siempre estás ahí en el momento correcto?
Se acercó a mí lentamente y me tomó de la cintura apegándome completamente a él y se inclinó apartando un mechón de cabello de mi oreja.
Y susurró:
-No quieres saberlo, sólo no te acostumbres a que te salve porque no soy tu guardián, preciosa.
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En el mismo infierno.
Подростковая литератураCedric Rumsfeld es un chico especial, no es del todo humano cómo Jeannie cree qué es, está en Whitclock por una razón: Encontrar al Elemento. No tiene idea de qué pueda ser ¿Una persona o un objeto? Jeannie descubrirá pronto un secreto que los unirá...