Cuando lloras.

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Will sabe que sueles llorar cuando tienes un día especialmente malo y que lo haces cuando piensas que él se ha dormido. Lloras bajito y tu cuerpo apenas tiembla por los diminutos sollozos, pero el rubio siempre envuelve un brazo alrededor de tu cintura y te pega a él. Con la otra mano acaricia tu pelo y deja suaves besos en la piel desnuda de tu hombro. No hace falta que diga nada, nunca. Porque saber que está allí es más que suficiente para ti.

Thomas aguanta paciente. En realidad, no le importa, porque sabe que el problema que tienes no es con él. Pero también sabe que es la única persona con la que te puedes desahogar. Así que espera paciente a que las lágrimas surjan entre tanto grito y, cuando empiezas a hipar más que a gritar, te envuelve con sus brazos.

- Todo irá bien - te promete, siempre.

En cuanto atraviesas la puerta más tensa que la cuerda de una cometa, Dylan suele adivinar que algo va mal. Sobre todo si vienes mordiendote el labio con tanta fuerza que eventualmente lo harás sangrar. En cuanto lo ves, lloras todo lo que has contenido hasta el momento. Dylan no entiende por qué, tú crees que se debe a la tranquilidad que te causa y que derriba todas tus barreras. Él te besa hasta dejarte sin aliento y corta tus lágrimas del golpe.

- Sigues sin saber qué hacer...

- Nunca lo sabré porque no puedo ir y hacer desaparecer lo que te hace llorar - admite, contra tus labios.

Ki Hong te deja sola porque sabe que es lo mejor para los dos. Tú te quedas con vuestro dormitorio y él va a al salón hasta que te calmas lo suficiente y vas con él, que apaga la televisión, justo antes de que te sientes a su lado con tus piernas sobre su regazo y tu cara enterrada en su cuello mientras le cuentas lo que ha pasado y él te abraza, atento a cada palabra.

The Maze Runner StuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora