cinco

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Louis estaba mirando el cielo de su habitación con tranquilidad mientras  que su mente recordaba una y otra vez lo que había sucedido en el bote.

Porque cuando llegaron a casa Fizzy no estaba en ella pues probablemente había ido a dormir con Catherine como solía hacerlo cuando se encontraba sola en casa, por lo que Louis arrancó a su habitación intentando evitar hablar con Harry al respecto de lo que sucedió en el bote.

Porque el rizado parecía interesado en querer solucionar lo sucedido, quería intentar buscar un punto de encuentro entre ambos pero Louis era escurridizo y siempre intentaba arrancarse de la situación.

Sin embargo, su mente era la única culpable de recordar una y otra vez su atrevimiento de besar los labios del rizado. Dios, no se arrepentía en lo absoluto pero admitía que estaba confundido porque no logra comprender porqué razón besó a un hombre cuando habían miles de chicas en el pueblo con las cuales podía ligar sin ningún problema.

Él no era homosexual. Tampoco tenía problema de admitir su gusto por los hombres si es que los tuviese, pero no era así. No le gustaban los hombres, en lo absoluto.

Pero Harry era especial, algo en él le hacía creer que podía sentir cosas, que era humano y que sus sentimientos podrían ser reales para alguien.

Es por eso que cerró los ojos y paseó sus dedos por los labios recordando el calor de los labios del rizado. Pero entonces su puerta sonó por un par de golpes. Louis pegó un brinco antes de sentarse en su cama.

—¿S-Si? —preguntó y la puerta se abrió dejando ver a Harry en ella, con una sonrisa.

—Necesitar hablar. —dijo haciendo que Louis pasé saliva por su garganta— Acerca de beso.

—Pasa... —le pidió poniéndose de pie para cerrar la puerta tras Harry quién le miró algo curioso ante su desesperación por si Diana, Fizzy o su madre lograsen escuchar lo que decían, pues no sabía si podían aparecer en algún momento por allí.

Cuando cerró la puerta se apoyó en ella y miró al rizado desde allí con una mirada avergonzada, Harry por su parte tenía la mirada puesta en sus hermosos ojos azules para sonreír.

—No hay vergüenza. —dijo Harry y Louis le miró— Tú beso buen.

—No lo repitas. —le pidió y el italiano le miró extrañado.— Nadie debe saber que te besé, mi madre te mataría.

— No problemas. —le susurró — Yo quiero no problemas para ti... Gustar tu beso.

Louis rió ante sus palabras, le parecía aún más apuesto aquel hombre italiano que le decía aquellas palabras incoherentes con mucha elocuencia. Por lo que su risa fue acabando cuando Harry se acercó a él y tomó su mejilla con la mano derecha, paseando su dedo pulgar por sus labios.

El ojiazul estaba viendo sus ojos verdes desde cerca y podía asegurar que eran atrapantes, tal como si en ese momento estaba realizando un hechizo sobre su cuerpo porque Louis sin pensarlo beso el dedo de Harry sin dejar de mirarle.

—Caldo... —le susurró el ojiverde. Louis por su parte sentía su latir desenfrenado en su pecho.— Voglio baciarti...

—No sé qué dices. —le confesó el ojiazul sincero y miró los labios del rizado para luego verle los ojos nuevamente. En ese mismo momento Harry posicionó sus manos en el cuello de Louis, rozó sus narices y probablemente el ojiazul logró comprender lo que éste le decía en italiano.

Sus labios se rozaron y Louis cerró los ojos para sentirlo pasearse sobre ellos haciendo que sus respiraciones se unan.

Al más bajo le gustaba sentirse manejado por un hombre mayor, le demostraba la experiencia que este tenía y las cosas que debía hacer en su justa medida.

meteoro l.s TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora