epílogo

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—Papi, no alcanzo... —Hizo una mueca la pequeña cuando el ojiazul le miró.— Sólo quiero sacar esa...

Le apuntó una manzana de ese gran árbol que había plantado hace más de veinte años y que había formado parte de su hogar que ahora compartía con su esposa y su pequeña hija.

Luego de esa mañana tormentosa y casi eterna Louis sufrió lo suficiente como para negarse a sentir algo por alguien durante los primeros dos años. Vivía con la absurda esperanza de recibir una carta de Harry o al menos una pequeña llamada de él, pero nada de eso ocurría.

Su dolor aumentó, pero logró ignorarlo luego de que sufriera otra gran perdida en su vida. Su madre, quién falleció cinco años después de que el amor de su vida se fuera a Italia, pues le habían detectado cáncer a los pulmones por el consumo excesivo de cigarrillos que está tenía. 

La pena de esa perdida ganó su atención y con Fizzy se volvieron inseparables hasta que ella se casó con un chico de la ciudad y se largo de la casa que era de sus padres y que ahora les pertenecía a ambos.

No se dió cuenta cuando el amor volvió a tocar su puerta siete años después de que Harry se fuese. En un comienzo Louis se rehusaba a sentir cosas por la muchacha que conoció, porque sentía que engañaba a Harry pero acabó teniendo una relación lo suficiente seria como para comprometerse con ella luego de que cumplirse dos años de ser novios.

Los primeros años de matrimonio ambos los dedicaron a desarrollarse personalmente como profesionales, imponiéndose metas. El ojiazul logró tomar le puesto de su madre en  la principal institución nacional especializada en astronomía en colaboración con la NASA en la cual sus padres eran participes. Aún así, cuando Louis cumplió treinta y un años que su mujer quedó embarazada.

Estela nació una madrugada de febrero y actualmente tiene cinco años. Literalmente es la luz de los ojos de Louis, y quizás no se arrepentía de haberla traído al mundo pues era un ser que tal como su nombre lo dice, ilumina a donde quiera que vaya como una estrella.

—¿Puedo? —Cuestionó la pequeña de ojos azules cuando Louis estaba mirando el árbol recordando al rizado. Mierda, no podía siquiera ignorar aquel árbol y tomarlo como una simple planta, pues tenía un significado tan potente para él que cada vez que en la noche salía a mirar las estrellas y se apoyaba en el árbol se cuestionaba si en algún otro universo paralelo Harry estaría con él en ese preciso momento.

Todo en ese jodido árbol le recordaba a Harry.

—Claro... —Le aseguró Louis tomando su cintura para elevarla hasta que está alcanzará las manzanas que brotaron de las ramas.

La pequeña chica de ojos azules cogió una que estaba lo suficientemente madura para ser comestible y jugó con ella en sus manos hasta que su padre la bajo de sus brazos.

—Parece un corazón. —Le mostró a Louis.— Un corazoncito...

Louis le sonrió y miró la manzana para luego sentir un escalofrío cuando su hija vió a su padre a los ojos.

—Ire a pedirle a mamá que me la parta... —Dijo la niña antes de salir corriendo por el césped hasta que se perdió de su vista.

Louis se apoyó en el árbol y suspiró dramáticamente antes de mirar las manzanas del árbol, sonrió recordando al rizado y se relamió los labios antes volver a la realidad. Debía ir a trabajar esa tarde, por lo que caminó por el jardín hasta que llegó al buzón encontrándose con diferentes deudas en él.

Paso una por una leyendo la remitente mientras que avanzaba a su casa, pero no fue hasta que sus ojos encontraron una pequeña carta algo diferente pero con una firma escrita a mano y con una letra muy conocida para él.

meteoro l.s TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora