Día ocho

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— Estoy completamente jodido—.

— Sos un exagerado, dude—.

— ¡NO EXAGERO!—. El menor gritó a su hermana. — Tú eres la que no lo toma con la seriedad que debería —.

—Un amorío de secundaria, ¿qué de serio podría tener eso?—.

—TODO..., ¿qué acaso no recuerdas la primera vez que sentiste algo por alguien?—.

La mayor miró al piso como pensando, después de un par de segundos volvió a ver a su hermano. —No—. Fue lo único que respondió, lo que más le fastidió a Christian fue que lo dijera como si nada.

—Maldita insensible—. Masculló molesto. —¿No recuerdas lo que es sentir verdadero cariño por alguien?—.

—Sí, Christian, lo recuerdo, pero es absurdo, ¿le conoces siquiera?—. Iba a responder, pero ella no le dejó. —No, podría estar loco, podría ser yo qué sé, no puedes enamorarte de alguien con tan sólo verlo—.

No replicó, se quedó ahí, completamente callado. Si no podía, ¿entonces por qué él se había enamorado de ese chico? ¿Por qué sentía su corazón latir a mil por minuto cuando le veía? ¿Por qué pensaba mil y una maneras de ir a coordinación sólo para verle? ¿Por qué?

—Espero que lo entiendas—. Con esas palabras, Mónica se retiró, dejando a Christian pensativo.

—¿Por qué nadie lo entiende?—. Dijo cuando se halló completamente sólo. —¿Por qué nadie entiende que no puedo mandar a mi corazón? Si me he enamorado de él o de cualquier otra persona está bien, aunque no le conozca del todo, ¿por qué todos creen que está mal?..., que estoy mal—. Para esto, a Christian se le habían comenzado a caer las lágrimas. Su madre, que se encontraba atrás de la puerta, había escuchado todo.

—Cariño—. Murmuró abriendo la puerta. —¿Estás bien?—.

—No—. Christian lloró más en cuanto su madre se encontró junto a él. —¿Por qué todos creen que estoy mal? No es mi culpa haberme enamorado de él..., yo no pedí hacerlo—.

Poco a poco fue contándole todo a su progenitora, ésta sólo lo escuchaba, sin pronunciar palabra,esperando a que su hijo acabase con el relato. —Está bien—. Dijo cuando Christian dejó de hablar. —Nosotros no podemos decidir de quién nos enamoramos, y menos en cuánto tiempo, no está bien querer mandar al corazón, o querer que alguien cambie sus sentimientos sólo porque a los demás no les parece, tú sé feliz, sin importar que la persona que te guste sea lo que sea, no dejes que la gente trate de cambiar lo que eres ni lo que sientes. Está bien quién eres, está bien lo que sientes. Sólo procura que tus elecciones te hagan sentir contento—.

—Gracias, mamá—. La abrazó, siendo así correspondido.

—Y recuerda, a la mierda lo que diga el resto—. Christian sonrió, al menos alguien lo apoyaba con su atracción romántica hacia aquél hombre.

One Day At Time (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora