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—Levántate, es indignante que caigas con este ataque tan simple. — bramo un hombre de rostro ensombrecido, azotando la pesada espada de madera que llevaba en la mano.

El niño de cabellos oscuros que estaba en el piso solo pudo gemir por el fuerte golpe que había recibido en uno de sus costados. —Llevo... seis horas recibiendo sus golpes, ya no puedo.

El hombre apretó la mandíbula y jalo del cuello de la delgada camisa al menor, levantándolo hasta su altura. —Es la última vez que te oigo chillar, ¿entiendes? No eres normal, es tu deber aprender.

El niño, temblando, asintió efusivo antes de ser lanzado al suelo. —l-lo siento...

—Arriba, ataca ahora. — ordeno girando la espada con destreza. —si logras tocarme, te dejare salir por diez minutos a la ciudad.

Los pálidos ojos brillaron de ilusión, levantándose de inmediato. — ¡Si, señor!

...


—Hey, al fin despiertas. — una masculina pero amable voz lo recibió al abrir los ojos.

— ¿JooHeon?...

El pelirrojo asintió, sonriéndole y haciendo sus ojos dos medias lunas. —El mismo. Apenas llegue y te desmayaste, fue un gran recibimiento.

Lay se sentó sobre la acolchonada cama, sonriendo al pelirrojo antes de abrazarlo.

—Esto lo mejora. —dijo respondiendo el fuerte abrazo.

—Chicos, la cena esta hecha. — hablo un guapo rubio de sonrisa radiante, asomando la cabeza por la puerta de la habitación.

Ambos se soltaron y saltaron hacia el rubio, tacleándolo en un abrazo entre risas y quejidos.

Lee JooHeon y Lee MinHyuk de 21 y 22, eran lo más cercanos que tenía como familia, esposos e hijos, así de raro y grande era. A ambos los había conocido a muy temprana edad y al igual que él, cargaban con cicatrices que aunque parecieran no estar marcadas en su cuerpo, estaban quemadas en su cuerpo. Ambos vivían ocultos del ojo público y nadie sabía de su relación, exceptuando al hombre que los había unido.

—Ese tal TaeHyung es bastante guapo, sabes. Si no lo quieres como esposo, ¿me lo puedo quedar yo? — comento MinHyuk con las mejillas llenas de arroz.

JooHeon torció los labios al verlo, arrojándole su taza vacía, que el rubio intercepto sin mirar. —Es de Lay, búscate el tuyo.

—No es mío, solo es muy buen amigo y confidente. — respondió el azabache mirando el cabello de los otros dos. —Me gusta su nuevo corte, aunque se veían bien con el pelo largo.

El pelirrojo sonrió con las mejillas llenas de carne, moviendo sus manos. — ¿verdad que nos da un aire más atractivo? Las chicas del salón nos preguntaron dónde nos habíamos tintado el pelo.

Lay soltó una risa. —supongo que no le gustó nada a Min.

— ¡Nuestros colores son únicos! —exclamo el rubio, dando un golpe en la mesa que quebró la esquina. Lay suspiro, mirándolo desaprobatoriamente. — ¡lo siento, lo siento! — el chico levanto la parte rota e intento ponerla de regreso, sin éxito.

—Bueno, al menos fue la mesa y no otro hueso. — JooHeon solo estallo en risas, viendo como MinHyuk pedía pegamento y Lay le reducía la porción de helado.

Uncontrolled CODE *[SeXing]Where stories live. Discover now