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Apretó los labios, haciendo uso de todo su autocontrol para no soltarse a llorar de frustración y tristeza, porque diablos, de veras que las lágrimas de aquella señora y su hijo sí que se lo hacían difícil.

Su brazo estaba roto y tenía el rostro con raspones pero no le importaba, se sentía culpable y débil.

Ese 2 de Enero, a un año de haberse vuelto un Cazador, una de sus misiones terminaba con dos bajas humanas. Un hombre trabajador y el hijo menor de la familia, misma que lloraba en la oficina de JunMyeon mientras le daban el pésame y respondían las dudas que tuvieran con respecto a las bestias.

SeHun por su parte, esperaba afuera de la empresa, temblando.

No está seguro del momento en el que un chico más delgado que él, se sentó a su lado y le rodeo la muñeca con sus delgados dedos.

—Tú solo no podías contra uno de categoría tres sin ayuda. Salvaste a su preciada familia, te pidió que los salvaras ¿no? — la voz de aquel chico era suave y baja pero se enfocó en la mano más temblorosa y pálida que había visto, además de que esta tenia líneas rojas como cicatrices de quemaduras laser.

—No pude salvarlos a ellos...— susurro con la voz rota, temblando de nuevo.

—Cumpliste su último pedido. —le respondió aquel chico, delineando uno de los cortes en su mano, ese que no le dolía. —Eso significa mucho para ellos, donde sea que estén. Cumplir una última promesa con el corazón, vale las lágrimas que se derramen por ella.

SeHun levanto la mirada para ver al extraño, justo cuando la familia de aquel hombre salía, haciéndolo girar directamente hacia ellos.

—Gracias, por todo. —empezó la mujer, aferrada al brazo de su hijo. —Sé que lo intentaste y sé que ellos también te lo agradecen desde donde estén. — el hijo mayor asintió con los ojos rojos de llanto, sonriéndole con verdadero agradecimiento.

SeHun se quedó mudo de la impresión, solo asintiendo con lentitud cuando la mujer y el joven lo abrazaron y se marcharon en el taxi que JunMyeon les había pedido. Cuando desaparecieron, se giró hacia el desconocido y se encontró con la nada.

Aun después de los siguientes seis años, con veintitrés años, SeHun seguía pensando en que quería volver a encontrarse con aquel chico para agradecerle por sus palabras. Llego a pensar que era YiXing cuando este le dijo la misma frase, más se decepciono cuando este admitió que lo había oído de alguien más y esa fue la única ocasión donde uso esa frase.


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La bestia de categoría 4 cayó a sus pies, empezando a desintegrarse con el usual chasquido. SeHun giro la cabeza y observo con intriga a Lay; el azabache había actuado muy raro ese día y en vez de ir directamente contra los RedB, había ido a sacar a una pequeña familia que vivía en la zona, misma que era demasiado pobre y consistía de una madre y dos pequeños niños.

Lay regreso una vez los puso a salvo y arraso con las bestias con furia, misma que entendió cuando la mujer que salvo le comento que las bestias habían matado a su esposo cuando este los protegió de ser asesinados.

No podía comprender a Lay, parecía tan humano en algunas ocasiones y otras veces seguía el patrón estándar de un sintético. Incluso actuaba mucho más humano de lo que el mismo SeHun, incluso más que YiXing en vida. Los sintéticos no podían imitar las emociones humanas, eso ya estaba establecido y sin embargo ahí andaba Lay quebrantando cada uno de sus conocimientos con respecto a los robots.

Uncontrolled CODE *[SeXing]Where stories live. Discover now