Capítulo 13: Las Pociones de Lucy

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Keila leyó en voz alta lo que decía la carta:

Estimada Lucinda E. Malfoy:

Mi nombre es Amelia Bones, trabajo para el Ministerio de Magia. Nos hemos enterado de que usted ha inventado hechizos que infortunadamente no han pasado por la inspección para la comprobación de que son hechizos seguros.

Por este motivo, le digo que tendrá que enviar todos los hechizos al Ministerio de Magia para que los expertos comprueben si son seguros. Hasta entonces, usted no será apta para usar ninguno de estos.

En cuanto a las pociones, sabemos que usted ya las ha probado por sí misma por lo que no será necesario una inspección profunda, pero le pedimos que envíe un ejemplar de cada poción a nuestras oficinas.

Personalmente, quiero felicitarla por sus inventos y, que cuando crezca, le conseguiré yo misma un Departamento de Invenciones Mágicas; usted será de gran ayuda para revolucionar y modernizar el Ministerio de Magia.

Se despide cordialmente.

Amelia J. Bones Jr.

Departamento de Aplicación de la Ley Mágica

Todos miraron a Keila confundidos. Dan tensó los labios y miró hacia abajo. Eso no era un problema, más bien era una buena señal.

-Keila eso es bueno -le explicó Dan a Keila como si ella fuera una niña de seis años. Keila rodó los ojos y le señaló con el dedo la parte de la carta donde decía «enviar todos los hechizos al Ministerio de Magia».

James la miró alzando las cejas; él sin duda no entendía cuál era el problema de aquello. De seguro aceptaban los hechizos de Lucy, eran para el bien.

-Ustedes son idiotas. ¿Qué pensará el Ministerio cuando Lucy les explique como funciona el hechizo de memoria y que casi le daña permanentemente el cerebro al hijo de su tutor legal?

Ahí estaba el problema. Lucy golpeó la mesa no muy fuerte y chasqueó la lengua, no podía enviarle el hechizo de memoria ya que le preguntarían, de seguro con la poción de la verdad, en quien lo uso y cuáles fueron las consecuencias.

-Para empezar: no las dejarían vivir donde mi tío, y para rematar, una condena de tres años en Azkaban, cuatro para los mayores de catorce -informó Maya pasándole una hoja de un libro a Lucy: era la Ley Mágica n. 49.888.761.928

Lucy agarró el papel y lo leyó en voz baja, tenía razón, una condena en Azkaban. James enseguida se negó a mandar el hechizo al Ministerio, o mentiría diciendo que Lucy no le borró la memoria.

-No voy a enviar el hechizo, punto final -aclaró Lucy. Agarró un sobre de su bolso (los búhos ya se habían ido) y escribió la dirección del Ministerio (la había leído en el sobre).

Metió adentro todas las hojas de los hechizos de su cuaderno. Le pasó el sobre rellenado a Dan, que atrapó con mucho desequilibrio y dificultad, y sacó de su bolso encantado una caja de madera. La abrió y había pequeños frasquitos vacíos.

-Anoté una nota en el sobre que informa sobre que me tomará mucho más tiempo enviar los frascos con las pociones dentro. Necesito conseguir los ingredientes, cosa que no es fácil -les explicó a los demás.

Dan le dio un sobre al búho de Lucy y Keila, Mily. Este lo agarró con el pico y se fue volando, yéndose por la gran ventana cerca del techo del Gran Comedor.

Las campanas sonaron y todos se pararon de sus asientos agarrando sus cuadernos. Lucy agarró la caja con las pequeñas botellas con una mano y se colgó su bolso con la otra.

James Potter y la Ley de la Luz #JP2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora