Capítulo 7: Conversación a las 6 AM

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Martes. El primer martes del año escolar en Hogwarts y el primer día de entrenamiento de Quidditch para el equipo de Gryffindor.

James miró a Dan mientras que este roncaba profundamente. Parecía que en cualquier momento aparecería una mosca o un bicho y se le metería por la boca de lo abierta que estaba.

Se vistió rápidamente con su uniforme. Se puso la corbata escarlata con líneas doradas y se miró en el espejo del lavabo. Por alguna razón que él ignoraba se sentía asustado; asustado de pensar en este y los años que vienen por delante; asustado de vivir con miedo; asustado de que, al fallar, tenga que mirarles las caras a sus amigos y pretender que todo estaba de maravilla cuando no era así.

Se lavó la cara y se miró en el espejo. No parecía cansado, ni tenía los ojos rojos; estaba normal.

Se puso los lentes que reposaban sobre el lavamanos y observó con delicadeza sus ojos marrones avellana. Brillaban con la tenue luz del amanecer que entraba por la ventana del pequeño baño: tenía los ojos de su madre. Se tocó la franja pelirroja que recubría su pelo con la yema de los dedos; rozándola con delicadeza.

Eran las seis de la mañana con trece minutos. Se había levantado primero que todos los chicos de su habitación. Guardó sus pociones mágicas dentro de su bolso de la escuela y abrió su baúl, que reposaba al borde de su cama, para sacar sus libros y su uniforme de quidditch.

Puso delicadamente su mano sobre la perilla y la giró tratando de hacer el menor ruido posible. Cuando la puerta se abrió, dirigió una mirada rápida a sus amigos, para luego irse aún más rápido.

Cerró la puerta y bajó las escaleras; la única luz que había era la de la chimenea, que opacaba la luz del amanecer. Apretó fuertemente el tirante de su mochila haciendo que sus uñas toquen su palma rodeando la tela, formando un puño que sujeta fuertemente la mochila.

Salió de la sala común acomodándose el revoltoso pelo que cargaba. Pasó caminando rápidamente por los pasillos. Obviamente, ni Lucy ni Dan estaban presentes: Lucy se levanta a las siete y Dan duerme hasta unos minutos antes de que comience el primer periodo.

La luz del sol de la madrugada ponía las paredes de mármol color anaranjado. Entraba por los arcos e iluminaba los muros. James sabía que era muy temprano para andar rondando por los castillos, pero ya no quería estar acostado en aquella cama.

Sacó sus cuadernos de su mochila y siguió caminando bajando escaleras. Se detuvo a buscar una pluma de su mochila: para encontrarla tuvo que sacar la capa invisible.

―¿Ley de luz? ¿¡Qué es eso tan absurdo!? ―reclamó una voz. James abrió los ojos y se puso la capa inmediatamente.

El profesor MoonShuke junto a Malfoy subían las escaleras paralelas a las de James. Detrás de ellos venía alguien que James pudo reconocer con dificultad: Billy Snish. Su cabello rubio brillaba con la luz del sol que entraba por la ventana cerca del cielo raso.

―Es una historia antigua. Así se llama. Es sobre unos magos tenebrosos viejos ―le explicó Malfoy a Billy y MoonShuke.

James miró a los tres confundido; tenía varias preguntas. La más importante era: ¿Qué rayos es la ley de la luz?

―Fue inventada por los magos que vivieron hace muchos años. La ley de la luz es sobre un mago y una bruja que se odiaban. La bruja, era Luz, el mago, Oscuridad. Ambos se detestaban, no se ponían de acuerdo.

»El pueblo amaba a Luz debido a que los ayudaba y les brindaba alegría y luminosidad a sus almas. Oscuridad, celoso, hechizo a magos poderosos del pueblo, llenando de oscuridad sus corazones.

James Potter y la Ley de la Luz #JP2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora