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No podía dejar de mirarla. Caminábamos entre las sombras, evitando los peatones tímidos que vagaban en las calles. Sus pasos eran rápidos y diminutos, en cada esquina parabamos para asegurarnos de que no hubiese nadie sospechoso esperando a saltarnos de sorpresa. Desde el parque había intentado contactar a Sophie. La vi antes de ser absorbido por el portal de Nicolette, tenía una cara de horror y así me sentía cada vez que saltaba el correo de voz. La noche caía lentamente, las luces, faroles y avisos de neón de las calles creaban largas sombras en los callejones que Nicolette decidía como mejor opción. Marcaba una y otra vez, "Este es el buzón de mensajes de Sophie Button, porfa deja tu mensaje y te llamo apenas pueda". Su voz chillona irritaba mis oídos. Distraído, di un paso de más y Nicolette tiró de mi brazo con mucha fuerza.

— Ten cuidado.

—¿Nos estamos escondiendo del tipo que tiene a Ryu?

—¡Si!—Nicolette crispo su rostro.—si, nos han detectado. Es mejor encontrar a su amiga antes de que la rapten también.

—¿Por qué la raptarían?—susurré.

—Me he enterado hace poco, sabían de antemano mis movimientos. No hay otra explicación para esto.

—Pero...

—Están asumiendo que la responsabilidad me va a llevar a acudir por el muchacho—Nicolette miraba hacia todos lados mientras arrastraba las palabras.-Debemos continuar, ¿aún no le contesta?

—No.

Nicolette cubrió su cabeza con la capucha y con un ademán me indicó que la siguiera. Nos mezclamos en un mar de gente, eran las seis cuarenta, hora pico. Me di cuenta en qué lugar estábamos. Unos minutos antes, me sentía muy desorientado, me había concentrado en los pies de Nicolette y en seguir sus pasos. Pero al observar las casas chatas y pocos edificios, la imagen vino a mí de golpe. El parque donde Nicolette se escondía era el Mizumoto Park. Un parque con un enorme lago verde y puentes con flores. Estaba algo lejos de casa, una hora en metro más o menos. Las personas se tapaban la nariz al pasar cerca nuestro. No capté el porqué del gesto, pero Nicolette redujo la velocidad de su andar, lo mismo hice. Algunos locales cerraban, los dueños volteaban los anuncios de "Abierto" a "Cerrado", despidiéndose de sus clientes. Un dulzón a carne, pollo y pescado se elevaba por entre el humo de los autos que hacía fila esperando la luz verde. Miré mi teléfono, el GPS. Por fin supe donde estaba exactamente y hacia dónde íbamos. Toqué el hombro de Nicolette.

—¿Ha contestado?—murmuró.

—No... aún no.—dije en un suspiro, mientras volteaba a hacia atrás.—¿Vamos hacia la estación de Kanamachi, cierto?

—Si... debemos regresar a Taito y buscar a su amiga.—dijo con una voz que no era la suya.

—O.k.

Al llegar a la esquina, donde la calle se anchaba, la estación del metro rebosaba de gente. Todos iban apurados, absortos en sus teléfonos o en no chocar con el tumulto que tenían en frente. Nicolette se deslizaba entre la multitud, yo hacía lo mismo. Marqué de nuevo el número de Sophie. No hubo respuesta. Mi pecho comenzó a palpitar de angustia, no quería sentir miedo. Nicolette me apremió con la mirada, yo la seguí empujando y abriéndome paso hacia la parada de la línea Joban. Subimos al vagón.

Para mi sorpresa, el tren estaba prácticamente vacío. Lo único que aquel detalle logró fue ponerme más inquieto. Nicolette miraba su reflejo en la ventana, el cual se difuminaba con el traqueteo del vagón. La batería de mi teléfono empezó a descargarse, así como mi adrenalina ante la situación. Por un momento me perdí, viendo con ahínco el borrón que era la calle gracias al movimiento del tren. ¿Por qué accedí a ayudarla? Me pregunté. Si bien le creía, y estaba consciente de la situación, aún era inexplicable que una niña pequeña tuviera tantos problemas encima.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2018 ⏰

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