II

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A pesar de sentirme agobiada por mis inseguridades, seguía siendo la misma chica tímida de siempre. Tenía un buen grupo de amigas y mi familia era estable.

Bueno excepto cada vez que mamá y papá se enojaban uno con otro. Esto es algo que siempre sucedía, por lo menos una vez al año. No eran peleas físicas, simplemente dejaban de hablarse y se ignoraban mutuamente. Como soy la que, irónicamente, se lleva mejor con papá, siempre que peleaban terminaba siendo la intermediaria entre los dos. Muchas veces llegue a pensar que se divorciarían, pero a pesar de ello aún siguen juntos.

Durante mi último año escolar, comencé a tener problemas con el sueño. Es algo muy extraño que me sucede, ya no con tanta frecuencia. Generalmente yo recuerdo lo que sueño cada noche, pero en esa época y aún ahora, el soñar me dejaba agotada... No sé cómo explicártelo mejor... Por ejemplo, si soñaba que estaba corriendo, al día siguiente mi cuerpo se sentía pesado como si hubiera hecho algún tipo de ejercicio. Una semana, eso fue insoportable. Estaba agotada, no podía concentrarme así que decidí ir con la psicóloga del colegio para pedir ayuda, sin embargo no fue de gran ayuda. Hasta el día de hoy he aprendido a convivir con eso. Si me ves, me dirás que me veo agotada. Siempre tengo sueño así duerma demasiado.

Hasta este momento de mi vida, sentía que podía afrontar todo. Fue cuando ya estaba en la universidad cuando el monstruo por fin salió a la superficie.

Antes de llegar a esta parte de mi vida, creo que necesitas conocer el proceso que me llevó a elegir mi carrera.

Esto sonara un poco cliché, bueno, si a esto se le puede llamar así.

Cuando tenía 11 quería ser abogada como mi papá, ya que aunque le tengo miedo, es una de las personas que más aprecio. Me imagino que te fijaste en que dije que le tengo miedo, durante mucho tiempo pensé que ese sentimiento que tenía hacia el era simple respeto u obediencia, pero hay ocasiones, en especial cuando alza la voz que me encojo sintiéndome la persona más miserable del mundo. Gracias a él, soy incapaz de llorar frente a las personas. Así que cada vez que me regaña por algo, simplemente lo miro con mis puños cerrados, en muchas ocasiones enterrándome las uñas para disminuir el dolor de mi corazón, nunca digo una sola palabra a lo que él me dice... Siempre en silencio, siendo incapaz de defenderme. Pero guardando cada acusación con un cuchillo afilado en mi corazón.

Es irónico, como escribiendo esto, recuerdo algunas escenas que marcaron mi infancia... Hubo una ocasión en que una argolla se le perdió a mi papá, de inmediato el me echó la culpa diciendo que yo la había robado, no importó cuantas veces le dije que yo no la había tomado. Esa recriminación duró aproximadamente dos semanas, hasta que un día encontramos la argolla que se había perdido. Nunca recibí una disculpa por esa "pequeña" confusión.

Pero me desvío del tema que estaba tratando, como ya lo dije, a los 11 años quería estudiar derecho, unos años más tarde, cuando tenía 14, me incliné por la Medicina. Me encantaba la anatomía humana, me veía a mí misma usando un uniforme de médico, me veían practicando complicadas cirugías... Me veía haciendo tantas cosas... Sin embargo esto lo dejé porque mi padre me dijo que yo no tenía "madera" para ser doctora. Simplemente yo no serviría como médica. Sin protestar, sumisamente, deje esa idea a un lado, y es ahora cuando esa decisión en verdad me pesa. A los 16 años me incliné por la química farmacéutica, gracias a una profesora con la que tuve mucha afinidad, sin embargo así de rápido como me anime por esa línea, la deje a un lado cuando descubrí algo que me gustaba aún más... ¡La Física!

Así es, en estos momentos estoy haciendo un pregrado en Física. Me imagino que te preguntas cual fue la reacción de papá. Déjame decirte que durante mis dos últimos años de colegio, fue una lucha contra él. Por primera vez en mi vida quería decidir por mí misma. No quería dejar a un lado lo que me apasionaba por complacer a mi papá. Después de este tiempo y cuando al fin logre entrar a la universidad a estudiar Física, mi papá lo acepto.

Cuando entre a la universidad, iba llena de expectativas. Como te vas dando cuenta, a pesar de todo, seguía fuerte, luchando contra todo.

Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora