Capítulo VI

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El asfalto sobre el que nos encontrábamos, se convirtió en frió acero. Habíamos vuelto a la academia. Mis piernas se doblegaron y caí de rodillas, golpeado el suelo con mis encadenadas manos. Wendy se acuclilló en frente de mí y me tomó por la barbilla. 

— Mason, sé que es duro pero...

— Ni siquiera pienses en decirme que no hay tiempo para lamentarse, porque eso lo sé por sobremanera — el enojo en mi voz era muy notorio.

Wendy se apartó un poco. No fue mi intención ser un completo idiota, pero ella tenía razón. No era el momento de actuar como un cobarde.

— Espera un momento — tardé un poco en notar algo raro — ¿Cómo te liberaste tan rápido?

— Aún llevo conmigo la pulsera láser que me diste hace un par de años ¿Lo recuerdas?

— Sí, la colmena de abejas-toro. Aún tengo pesadillas con eso — suspiré y me calmé, era inútil seguir enojado — ¿Cuando te liberaste?

— Poco antes de transportarnos — Wendy respondió con cierta decepción hacia misma, pues temía que mi reacción fuera errática.

— Bien — suspiré de forma corta — Quítanos estas cosas a Mabel y a mí. Tenemos trabajo que hacer.

Lo más prudente era tomar nuevas armas, sin embargo, las pistolas de anti-materia son un tanto especiales. Solo teníamos un numero limitado de ellas y, bueno, ya conocen el resto de la historia. Así que nos vimos obligados a tomar un armamento más rudimentario. 

— Bueno, hay un par de bombas temporales y encontré este bate de shocks eléctricos ¿Qué hay de ti, Wendy?

— En mi locker tenía dos hachas de la dimensión negativa. Cortan prácticamente todo, solo tengo que llevar guantes, o podría causar mi autodestrucción si las toco directamente... Nada grave.

— Genial... ¿Mabel, tú qué...?

— ¡Gancho volador! — mi gemela apuntó su particular arma hacia arriba y accionó el gatillo, la saeta voló y perforó el techo.

-— ¡Mabel, eso es una ballesta...!

El es trueno de la explosión me aturdió unos segúndos.

— ... de pernos explosivos...

— Perfecto, je je — ella rió con una inofensiva malicia.

Ya armados, salimos de los cuarteles subterráneos para adentrarnos en los pasillos de la academia, donde alumnos se movían alarmados en todas direcciones. Wendy, Mabel y yo avanzábamos esquivando el transito de personas. En ese momento, solo teníamos un solo un objetivo en mente: Llegar a la dirección escolar, en el quinto piso del edificio C. Nosotros nos encontrábamos en el edifico A, primer piso. Teníamos que apurarnos en llegar, pues desde allí podríamos activar las defensas de la escuela. Resultaba obvio predecir que solo era cuestión de tiempo antes que todas las criaturas llegaran a la academia.

— ¡Mason! — una voz femenina me interceptó — ¿Qué es lo que esta pasando? En las noticias dicen que los EPCCOD de todo el mundo fueron destruidos ¿Eso es cierto? — Pacifica me sujetaba del brazo.

— Así es... Todos los escudos cayeron.

— ¿Cómo Pasó?

— Es una larga historia. Ven con nosotros, te cuento en el camino.

La ruta más corta al edificio C, era a través de los jardines, eso constituía un camino de unos 2 km de distancia, el campus era bastante grande. Mientras seguíamos adelante, pude notar que más de un estudiante volteaba a verme cuando pasaba cerca suyo. Yo sabia que todos ellos tenían muchas dudas, mismas que solo yo podía resolver, pero a pesar de que me fuera incomodo dejarlos en la ignorancia, era lo mejor.

— No puedo creer lo que me estás diciendo, Mason — Pacifica también se había anonadado — El señor Ford y el señor Stan, incluso Soos, están...

— No — Mabel interrumpió — No lo están, de eso estoy segura. Nosotros vamos a traerlos de vuelta.

Pacifica sonrió al escuchar las palabras de mi hermana. Como siempre, era la fe de Mabel la que nos mantenía de pie, sobre todo a mí. Sin ella, yo no podría haber llegado tan lejos.

-—¿Y tú qué haces aquí, Pacifica? — pregunté — ¿Acaso el director de una de las empresas más grandes del mundo, no necesita a su asistente hoy?

— Es mi día libre, así que decidí pasar a saludar.

— ¿Sienten eso? —  Wendy se detuvo de pronto.

— Sí, algo se acerca — confirmé la intriga de Wendy.

El suelo vibraba levemente, pero con un ritmo pautado a gran rapidez. Solo conocía a una criatura capaz de moverse con tal regularidad en su pasos.

— Colibras — fijé la vista hacia los arboles en la lejanía.

— ¿Qué? ¿Qué es una Colibra? — Pacífica preguntó.

— Mitad Colibrí, mitad Cabra, totalmente aficionados por la danza y las flores. Son literalmente un verdadero dolor de cabeza.

— ¿Por qué? 

— Porque tienen la manía de estampar su cabeza contra la de cualquiera que se cruce en su camino.

— Eso no. Quiero decir, ¿por qué les gusta la danza?

— No tengo la más mínima idea. Como sea, es un grupo grande, llegarán aquí en solo segundos.

— Ahora ya no hay tiempo de activar las defensas, debemos combatirlos - Wendy se dispuso a pelear.

— Quisiera que esa no fuera la única opción — suspiré — Pacífica, quédate atrás de nosotros.

Apenas nos preparamos para iniciar la disputa, cuando esas bestias ya se veían salir de entre los árboles, avanzando a toda marcha. Nos mantuvimos firmes. Las criaturas se detuvieron justo frente a nosotros, dejando que encarará  a su líder.

Gravity Falls "Una Vida de Misterio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora