El día de hoy si que habían venido todas las personas que faltaron ayer. La noche anterior me la había pasado dudando en contarle a Teodoro o no lo que me está pasando con Damien, esta vez sin mentiras. Decidí que sí, pero primero quería oír una disculpa de su parte. Hoy había llegado tarde por lo que no nos dio mucho tiempo de hablar, además de que el pobre apenas podía verme la cara sin ponerse totalmente rojo.
Cuando llegó el receso me arrastró a uno de los salones vacíos.
—Bien, sé que quizás esto no servirá de nada pero en serio quiero decírtelo, lo lamento muchísimo, sé que él era importante para ti y yo fui un completo imbécil en no respetarlo, pero me deje llevar... Y así terminamos, aun así no te perdiste de nada, no fue la gran cosa, incluso lo hicimos dos veces y ugh... pero de verdad perdóname sé que ninguna excusa servirá lo suficiente así que es lo único que puedo decir – lo dijo tan rápido que apenas entendí, miraba al piso tan avergonzado y parecía estar a punto de llorar, él siempre fue muy sensible, todavía recuerdo que cuando éramos pequeños siempre lloraba cuando veíamos alguna película –infantil, claro está– y yo tenía que consolarle con caramelos. Lo abracé y él me correspondió sin dudarlo.
—Está bien, por esta vez te lo paso pues realmente no me importó... Lo único que me decepcionó es que tú sabias todo lo que sentía, pero ya está olvidado ¿sí?, ahora ven que quiero contarte algo que me ha estado pasando últimamente – me senté en el suelo buscando la forma correcta de decir esto sin morir de vergüenza en el intento. Él me imitó y se me quedo mirando esperando que hablase – Verás... ¿Si sabes quién es Damien, no?
—Sí, el chico de nuestra clase con el que hiciste el trabajo ¿por?
—Bien, lo que te conté... – solté un suspiro y me di cuenta que estaba siendo muy patético – pues no era cierto. Yo fui el que me le insinué, pero me rechazo y fue como un insulto porque a mí nadie me rechaza entonces inicie una batalla interna conmigo mismo porque no dejaba de pensar en él además cada vez que hablábamos de alguna u otra forma terminaba actuando como un estúpido frente a él, pero en la fiesta bailamos y me sentí genial y tienes que ayudarme a acostarme con él porque ya no quiero seguir sintiendo esto, es horrible. Aunque en parte fue por eso que no me molesto que te hayas acostado con Kevin ya que yo horas antes lo había hecho también y solo podía pensar en que quería hablar con ese sexy idiota de ojos azules – ahora era yo el que estaba hablando rápido, recogí mis piernas y me escondí en ellas, siempre hacía eso cuando estaba avergonzado. Teodoro procesó la información y se paró de golpe mientras daba saltitos.
— ¡Estás enamorado! – repetía muchas veces y yo bufé pues sabía diría algo así.
—¡No idiota! Solo estoy dolido y con ganas de un buen sexo... Mi sistema zorristico se averió – me levanté también y me crucé de brazos imitando su mirada acusadora.
— ¿Bromeas? ¡Claro que no!, te atrae que no le importes y así terminaste rendido a sus pies. Además si quisieras solo un "buen sexo", no sé por qué lo buscarías en él pues se nota a leguas que es virgen – él se cruzó de brazos como yo y su mirada se intensificaba cada vez más.
—Bueno, bueno, sí, okey, quizás me gusta, pero para follar nada más y ya no hablemos más del tema, tengo hambre – Teo suspiró y me siguió hasta el comedor. Allí comimos tranquilamente charlando de cualquier cosa pero sé que el maldito quería prácticamente gritarme que estaba enamorado y esas tonterías.
Cuando terminamos caminamos por los pasillos para buscar nuestros libros en nuestros casilleros.
—Y... ¿Por qué no lo invitas a una cita? – me preguntó dulcemente como si me estuviera diciendo que jugáramos carritos.
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Pequeña zorra; yaoi/gay. (CANCELADA)
Любовные романыNO HABRÁ MÁS ACTUALIZACIONES. Damien es un joven común y corriente, inteligente, buenas calificaciones, con un buen grupo de amigos. El cliché de un chico normal. A diferencia de Amadeo, o como muchos suelen decirle, "Anais", que no le molesta deci...