Esa tarde en mi casa no pude parar de pensar en lo sucedido, me torturaba con miles de posibles momentos en los que Damien me decía algo sobre lo sucedido. Aunque es estúpido, ¿qué me iba a decir ese fracasado?, lo único más potente seria que me acusara con algún profesor o incluso la directora, de resto da igual, no va a llegar a decirme algo como "Oh Amadeo, ojalá yo hubiese sido Alessandro en ese momento", de tan solo darme cuenta de lo que estaba pensando me di un golpe a mí mismo, ¡no seas idiota!
— Bien Amadeo, ya basta. Ese chico no significa nada para ti, mucho menos su opinión, o su "rechazo", él solo es un simple chico más, tienes a miles a tus pies, no necesitas a un amargado como ese – me dije a mi mismo en el espejo.
Estas palabras me dejaron mucho más tranquilo, oí la voz de Sara, una señora ya algo mayor que se encargaba de cuidarme desde que soy pequeño, avisándome para ir a comer. Baje las escaleras rápidamente, moría de hambre. Mis padres nunca están en casa y no quieren que alguien con un estatus "como el mío" cocine, o haga cualquier otra tarea de la casa, por lo que contrataron a esta señora para que haga todo eso. Les agradezco tanto, porque ya tenía suficiente en mi vida preocupándome por mis atuendos de cada día o retocarme el cabello como para aumentar más trabajos para mí.
Una vez terminado el almuerzo. Decidí tomarme un día para mí mismo, me relajaría, jugaría videojuegos, comería dulces, en fin, todo lo que me gusta hacer. Mi mente había estado muy... concentrada en el asunto de Damien. Pero después de aquellas palabras que me dije a mi mismo, me convencí de que no valía la pena y lo superé.
***
Al día siguiente llego a la escuela con mis aires de superioridad y con una sonrisa de oreja a oreja en mi rostro, mi ego se había elevado mucho más al dejar de pensar en el asunto de "el innombrable", por lo que había amanecido de buen humor y con ganas de volver a ser lo puta que era siempre.
Me dirigí a mi casillero a dejar mis cosas, cuando de repente siento una mano en el hombro, sabiendo que se trataba de Teodoro, me giré animado dispuesto a darle un gran abrazo. Pero al hacerlo mi sonrisa se desvanece y aquel gran golpe a mi ego regresa de la nada, toda mi superación se esfumo, al igual que mi buen humor y altanería, pues ahora me sentía como un pequeño corderito indefenso temiendo por su vida.
— Hola Amadeo, ¿trajiste el trabajo? – pregunta para después mostrar su hermosa sonrisa. Todo empeoró con esas palabras. ¡El trabajo! ¡Maldición! ¿¡Cómo es que no puedo hacer nada bien!? ¡No, idiota! ¡Tú eres perfecto! Pero joder, lo había olvidado totalmente, era mi trabajo imprimir el informe y ni siquiera recuerdo como se llamaba el archivo. Bajo la mirada buscando una excusa rápida pues sus ojos no me dejan pensar, veo como su cuerpo se tensa al ver que no le respondo rápido, él no es estúpido, sé que comienza a entender que no lo traje. Eso es lo que más odio de él, no puedo engañarlo.
—Yo... - comienzo a tartamudear sin saber muy bien lo que diré – sí claro que lo traje – sonrío satisfecho por lo que dije, pero inmediatamente me odié, pues no sabía que haría ya que era una vil mentira.
—Bien, entrégamelo – soltó amablemente. Lo odio tanto, es un hipócrita de primera, sé que él siente asco o quizás incomodidad de hablarme por lo que paso en mi casa en la noche, pero le importa más su estúpido 10.
Comencé a revolver las cosas dentro de mi bolso fingiendo buscar algo, piensa idiota piensa, ¡¿qué hago!?
Resignado, decido contarle la verdad.
—Lo olvidé... - susurré, tan bajo que casi es inaudible – lo lamento... - siento como este se va molestando lentamente por lo que cierro los ojos con fuerza esperando su respuesta.
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Pequeña zorra; yaoi/gay. (CANCELADA)
RomansaNO HABRÁ MÁS ACTUALIZACIONES. Damien es un joven común y corriente, inteligente, buenas calificaciones, con un buen grupo de amigos. El cliché de un chico normal. A diferencia de Amadeo, o como muchos suelen decirle, "Anais", que no le molesta deci...