Un lugar en el mundo.

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Me miré en el espejo. Jeans negros, all stars negros (mis únicos championes) y una blusa azul. El pelo lacio como siempre . Nunca me importó demasiado mi aspecto físico, a diferencia de la mayoría de las chicas de mi edad que iban pintadas al liceo y siempre vistiendo la última moda. No es que no me preocupase, claro que me peinaba y esas cosas, pero producirme de más sería sobresalir y a mi me gustaba ser del montón. Tomé el rimel y apenas me pinté, nunca antes lo había usado, era un regalo de mamá por mi último cumpleaños. Mi mente viajó hasta esa fecha... El 23 de agosto del año pasado, cuando cumplí 15. Se supone que es una fecha especial, pero para mi no lo fue, no me emociona cumplir años. Generalmente el día de mi cumple mi padre y mis hermanos me despertaban con un regalo sencillo, un año me regalaron libros, otro año el skate, y cuando cumplí 15 una cadena que siempre llevaba puesta. Si era un día de semana faltaba a clases y pasabamos la mañana cocinando una torta, luego ibamos al shopping a ver una película que yo eligiera, comíamos en la plaza de comidas, volvíamos a casa y partíamos la torta. El hecho de cumplir años me daba igual, pero debo admitir que la pasaba genial porque compartía el día con mi familia, y los quiero muchísimo.

El punto es que cuando cumplí 15, por algún extraño motivo que nunca entendí, a mamá se le ocurrió jugar el papel de madre emocionada que se preocupa por su hija y me llamó para pedirme que fuese a la casa, algo bastante raro ya que siempre suelo ir el día después. Pero de todas formas fui ese día y cuando llegué me recibió muy contenta, y luego de darme una charla sobre que es la edad en la que te conviertes en mujer, me regaló una caja en la cual había maquillaje, revistas de moda, pulseras, un par de blusas y un vestido. Ese gesto viniendo de su parte me desconcertó un poco, pero me emocionó. Esa noche me dormí llorando, no sé si de alegría o de tristeza.

Me miré en el espejo una vez más. Como ya dije no me importa mucho mi apariencia pero no estaba segura de estar vestida acorde a la fiesta ya que nunca antes había ido a una. Era viernes, habían pasado casi 2 semanas desde conocer a Nicolás y el día anterior me llegó un mensaje de él preguntándome si quería ir al círculo esta noche.

-Estás linda- me comentó mi hermana cuando bajé las escaleras.

-Se pone linda para salir con su novio- respondió mi hermano.

-No es mi novio estúpido. Es un amigo del liceo y ya dije que también van otros, y que él solo pasa por casa a buscarme porque vive cerca- mentí.

Claro que no era mi novio, pero no tenía idea de si ibamos solos o con más gente, ni de dónde vivía él.

Me llegó un mensaje de Nicolás diciendome que estaba afuera, tomé algo de plata y salí. Presté antención al camino que recorrimos, aunque solo bajamos hasta la rambla y caminamos todo recto. Me preguntó como había ido mi semana, le conté que me había sacado 8 en una prueba de física y 4 en una de astronomía, y le hablé de lo insoportables que eran 2 chicas de mi clase que se la pasaban gritando. No me daba vergüenza admitirle que no me llevaba con nadie de mi clase. "Por qué me daría vergüenza la estupidez de los demás?" pensé.

-Por qué fumas?- me preguntó cuando encendí un cigarro.

La verdad que no lo sabía. Soplé el humo mientras lo observaba esfumarse en la oscura noche.

-Me hace sentir bien, supongo.

No respondió, simplemente se limitó a extender la mano para que yo le diese uno y así seguimos en silencio hasta llegar a la pista de skate y atravear las rocas. No podía creer lo que tenía delante de mis ojos. Lo que antes era un círculo de pasto vacío ahora estaba lleno de adolescentes, la calle del medio era una especie de mini peatonal donde había varias barras de tragos, al lado del árbol del medio había parlantes pasando música electrónica, y en los árboles de los costados que delimitaban el lugar había colgadas velas dentro de cajas de colores que le daban un aspecto genial al lugar. Nicolàs me preguntó si quería tomar algo y fuimos a una barra que la atendía un chico rubio y alto.

-Nico! Ya me parecia raro no verte hoy por acá, veo que venis acompañado.- dijo el chico con un tono que me dio a entender que ya se conocían desde antes.

-Tengo el orgullo de acompañar a alguien que viene por primera vez al círculo- le respondió riéndose.

El chico me estrechó la mano por encima de la barra.

-Bienvenida, yo soy Benjamín, como es tu nombre?

-Ema

-Por ser tu primera noche el trago va gratis- dijo mientras agarraba un vaso de la barra y me lo daba.

No estaba muy segura de qué era, y nunca me había llamado la atención eso de emborracharme asique me limité a dar un pequeño sorbo y sostener el vaso en mi mano.

-Por qué no vamos a buscar a Joel y Amalia? Los vi hace un rato- dijo Benjamín.

Naturalmente no tenía idea quienes eran y simplemente los seguí a ellos dos entre ese laberinto de personas. De pronto un chico y una chica sentados en el pasto nos hicieron una seña alegremente para que nos unieramos.

-Ema ellos son Joel y Amalia- me dijo Nicolás mientras me saludaban con un beso en el cachete.

Amalia tenía un pantalón bordó rajado, unos championes con tachas doradas y una remera también dorada. Llevaba el pelo por los hombros y de color rosado. Estaba agarrada de la mano con Joel, supuse que eran novios. Él tenía el pelo marrón, vestimenta normal, y no me llamó tanto la atención como Amalia, ella más bien era del estilo de Benjamín, eran extrovertidos y hacían bromas todo el tiempo. En cambio Joel se parecía a Nicolás, aunque este último tenía un aire mucho más misterioso.

Hablamos y nos reímos un montón, me sentía bien allí sentada con esas personas. Entonces miré mi alrededor. Todos parecían ser mayores que yo, y me di cuenta que Amalia no era la única que me llamaba la atención, había muchos con piercings o ropa llamativa o tatuajes. Cada uno con su propio estilo, pero un estilo que los distinguía de los demás. Me di cuenta que yo no tenía nada que me distinguiera del resto, y eso no me molestaba porque como ya dije me gustaba pasar desapercibida, pero aun así me sentía parte de ese lugar, me gustaba haber salido a una fiesta por primera vez en mi vida y con personas que me hacían sentir que después de todo sí existía mi lugar en el mundo.

El círculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora