Capítulo 3

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Luego de pasar más de una hora en la ducha quitándose todo el barro de encima, Clarke se colocó ropa limpia, un pantalón de jean y una blusa en color azul. Sus padres le habían comprado ropa más cómoda y casual, y se la habían dejado en los pies de la cama. Aunque no era a lo que estaba acostumbrada, optó por usar lo que sus padres habían conseguido para ella. No quería volver a arruinar alguno de sus otros atuendos costosos.

El resto de la tarde y noche, Clarke se la pasó en la habitación con los auriculares escuchando música. Por momentos Murphy se quedaba con ella, conversaban sobre temas triviales de sus intereses y se lamentaban por la gran fiesta que se estaban perdiendo ese fin de semana. Fiesta que había organizado uno de sus amigos en Chicago. Mientras tanto, los demás disfrutaban del hermoso día que hacía afuera. La rubia solo salió de su habitación en la hora de cenar, porque su padre fue a buscarla y prácticamente la llevó hacia el comedor a rastras. Luego de finalizada la cena familiar, donde la ojiazul se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo ya que no entendía ni le interesaban los temas de los que hablaban, volvió a la habitación junto con Harper y Costia que también estaban cansadas. Había sido un día muy largo y además, en el campo todos se acostaban a dormir relativamente temprano.

Se despertó sobresaltada al escuchar una serie de sonidos intensos que le resultaron extraños. ¿Otra vez los ruidos raros desde afuera? La noche anterior le había costado conciliar el sueño, el constante y molesto sonido de de un grillo la había puesto nerviosa. Estaba acostumbrada a los ruidos de la ciudad, que eran completamente diferentes a los del campo. Era como si su cerebro pareciera tener una leve actividad de vigilancia haciendo que se desvelara cuando alguno de los ruidos no encajase en su cabeza. Entonces aquel canto del pequeño insecto, sumado al de otros animales le perturbaba, inquietándola.

—¿Qué es todo ese ruido? —chilló Clarke cubriéndose la cabeza con la almohada. Seguía teniendo mucho sueño.

—¿Qué ruido? —le preguntó una Harper todavía soñolienta, mientras se levantaba de la cama. 

—Ese ruido allá afuera —rápidamente buscó su móvil para ver la hora. Cinco de la mañana. Era super temprano, ¿Por qué sus primas se estaban levantando?

—Oh si, es Oliver, canta todas las mañanas —dijo Costia como si fuera algo obvio.

—¡¿A las 5 de la mañana?!—se quejó la rubia. Luego se quedó pensativa unos segundos con el ceño fruncido—¿Quién es Oliver?

—Pues si, cuando el sol apenas empieza a salir —contestó Costia mientras se calzaba sus pantalones— Oliver es un gallo. Es como una especie de despertador de la naturaleza ¿No sábes cómo canta un gallo Clarke? —y entonces soltó una risa divertida.

—Obvio que sé —le respondió fulminándola con la mirada —Encontraré a ese maldito chillón y le cortaré el pico por haberme despertado. Ah, y las plumas también.

Costia y Harper soltaron una carcajada.

—Me iré a tomar una ducha —dijo Harper que escuchaba entretenida la conversación entre sus primas. Ella era una persona algo callada. No demasiado tímida, pero era de pocas palabras. Tomó una muda de ropa y salió de la habitación.  

—Clarke... ¿Por qué sigues en la cama? ¿No vas a levantarte?  

—No —le respondió secamente sin siquiera mirarla. 

Costia se encogió de hombros y se fue dejándola sola.

Se quedó un rato más en la cama intentando volver a dormirse. Era demasiado temprano, no tenía intenciones de levantarse aún. La claridad del sol ya comenzaba a colarse por las rendijas de las persianas y eso le fastidiaba. Se levantó como un viento y rebuscó entre sus cosas hasta que encontró lo que estaba buscando. Se colocó el antifaz cubre ojos y volvió a la cama quedandose completamente dormida.

Million Reasons (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora