Capitulo 5

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Anteriormente yo ya había estado con otros hombres (bueno solamente dos) pero con ninguno había llegado a sentir lo que Youngjae me hacía sentir con cada caricia.

Desde hace rato nuestras ropas habían desaparecido; sus manos recorrían mi cuerpo haciéndome gemir para mis adentros; por momentos su boca se despegaba de la mía con la intensión de recorrer mi cuerpo desnudo con ella, examinando con su lengua cada rincón de mi cuerpo.

Yo no podía más, Youngjae me quería matar de excitación; una de sus manos ahora posaba en mi entrepierna jugando, haciéndome gemir cada vez más alto, aunque por momentos eran interrumpidos por su boca.

Se acomodo mejor sobre mí, ahora con la intensión de penetrarme; al principio sus movimientos eran lentos, para yo poderme acoplar a él; luego que ya estábamos cómodos los dos, empezaron sus movimientos más rápidos, enviándome ondas de placer por todo mi cuerpo; mientras que el se encontraba acostado sobre mi yo tenía mis piernas rodeando su cadera; no todo su peso estaba sobre mí, se recargaba sobre sus codos que se encontraban a mis costados, mis manos recorrían su espalda desnuda y con cada movimiento placentero lo aruñaba tratando de estar lo más cerca posible.

Nuestros cuerpos estaban muy sudados, unos sobre el otro, con respiraciones entre cortadas llegamos al clímax; cuando terminamos Youngjae se acostó sobre mi pecho tratando de recuperar el aliento, me levante con mucha pesadez y mejor me acomode sobre su pecho –Recostado en el maduro pecho de mi amor, siento el subir y bajar de su pecho– recite muy suave en español una de las frase de una de mis películas favoritas, anhelando permanecer así por siempre.

Escuche entre sueños un teléfono que al parecer era de Youngjae, se movió un poco tratando de levantarse, me separe y el salió de la cama; me senté en la cama tapándome mi cuerpo, me talle los ojos y luego lo mire, tan lindo, sin ninguna pena se acercaba a la cama para sentarse en el borde; sonreí para mi; había pasado toda la noche con Youngjae y no habíamos dormido solamente; luego de haber terminado en el sofá, nos trasladamos a la cama y volvimos a revivirlo dos veces más, nunca me imagine que él tuviera esa energía, pero más que nada nunca pensé que yo conociera a alguien así y que yo tuviera ese aguante, hasta me sorprendo de mi misma.

Se froto la cara mirando su celular, me acerque a él para sentir su piel; le bese el hombro y me recargue en el, podía sentir su respiración; se dio la vuelta para podernos ver, puso una de sus manos en uno de mis costados para poder poner la mayor parte de su peso en ella; me acariciaba la piel de mi brazo, haciendo erizar mi piel, sus ojos pasaron de mi brazo a mis labios para luego tomarlos apasionadamente como anoche, se detuvo sin separarse mucho de mis labios.

–Te tienes que ir verdad– le dije

–Si…– suspire –pero no quiero– lo volví a besar

–Tienes que irte, no quiero que te regañen– me beso

–No me importa– mientras nos volvíamos a besar me despojo de la sabana que me cubría el cuerpo, se acostó sobre mi ahora cubriéndome con su cuerpo y volvimos a fundirnos en un beso apasionado; besaba mi cuello y recorría sus manos por todo mi cuerpo provocándome placenteros escalofríos; pero cuando nuestras respiraciones se empezaban a entrecortar volvió a sonar su celular. Youngjae gruño.

–Tienes que irte– le dije separándolo de mi volviéndome a tapar, ahora para salir de la cama –voy a entrar al baño– asintió y fue a ver su teléfono.

Eliz salió de la habitación envuelta en una sabana, si ponía mucha atención a ella se podía ver como se le transparentaba y era algo malo, era capaz de apagar mi teléfono e irla a buscar para repetir durante todo el día lo que hicimos anoche.

Tome mi teléfono y volví a verificar, Yongguk hyung me había enviado un mensaje, quería saber donde estaba, así que mejor le llame.

–Yongguk hyung– le dije

–Youngjae, donde estas! – me dijo mi hyung, al parecer algo molesto

–Lo siento, estoy bien, no te preocupes, cuando llegue te contesto todas las preguntas que quieras, ahorita no puedo y ni quiero hacerlo.

–Está bien, aquí hablamos– me dijo y me colgó, ese aquí hablamos significa yo te voy a sermonear y estarás castigado, tal vez sea algo malo, pero… ahorita no me importa nada, todo valió la pena.

Me levante y me vestí, Eliz entro a la habitación ya algo vestida con un boxer y un top; eso era mucho peor que no trajera nada, me entraban las ganas de meter mis manos debajo de su ropa y luego desvestirla; tomo un pantalón y una camiseta sin mangas.

–Porque me ves así? – Me dijo con una sonrisa –espero que no quieras violarme– se rio.

–Nunca haría algo que no quisieras… pero… no creo que sea bueno que te vistas delante de mi– no sabía todo lo que me gustaría hacerle.

–Lo siento, pero te recuerdo que es mi habitación– sonrió un poco coqueta

–Lo sé– me acerque y la jale hacía mi, rosando nuestras narices sintiendo su piel y su aliando. Me separe de ella aunque no quería, pero debía hacerlo, tenía que ir al dormitorio a hablar con Yongguk hyung.

Nos terminamos de vestir.

–Me tengo que ir– le dije con voz pesada

–Está bien, pero antes que te vayas, tienes que desayunar algo, no quiero que te desmayes– se fue directo a una pequeña cocina.

–No te preocupes por eso– le dije, no quería causarle problemas

–No hay problema– dijo Eliz, ya en la cocina sacando ingredientes del refrigerador –siéntate y si quieres ve un poco de televisión, ahorita estará listo tu desayuno– me dijo muy sonriente; me senté en el sofá y prendí la televisión, mire hacía su dirección y me hiso imaginar en cómo sería mi vida de casado; esperaba que fuera así y que mi esposa sea como Eliz, hermosa, tierna, cálida, apasionada, alegre, servicial, inteligente y comprensiva.

–Youngjae, ven a la mesa por favor– Eliz me saco de mis fantasías futuras, me levante, apague el televisor y fui hacia la mesa donde ella me estaba esperando, al llegar vi que habían huevos revueltos, pan y jugo de naranja.

–Espero que te guste– me dijo algo preocupada

–Se ve delicioso muchas gracias– le dije tratándola de hacer sentir mejor, aunque si se veía muy rico y sabia igual que como se veía; me lo comí todo –tu no vas a desayunar? – le pregunte viendo que solamente tomaba un jugo de naranja.

–No te preocupes, primero desayuna tu, yo aun no tengo hambre, además primero quiero hacer limpieza– me dijo muy alegre.

–Está bien, pero desayuna por favor, no quiero que te enfermes– le dije tomándole la mano y acariciándola con mi pulgar.

–Nunca te preocupes por mis comidas, tienes que estar 100% seguro que las comeré, tengo horarios de comida y aun no es la hora, falta un poco– me dijo; tiene razón, no la conozco muy bien, y si me dice que come a unas horas determinadas está bien.

Termine y la ayude a limpiar, aunque no quería, debía hacerlo; terminamos y ya me tenía que ir.

–Me voy– le dije

–Lo sé, te llevo a la puerta– me puse mis zapatos y abrió la puerta –que tengas un lindo día, cuídate mucho y llámame cuando llegues OK? – escuchar eso me dio mucha ternura, lentamente me acerque a ella y la bese muy lentamente, saboreando sus labios; no sabía si podía volver a tener un momento así con ella. Me separe y salí de la casa, sin antes decirle.

–Quieres salir a comer conmigo? – le dije, tratando de pasar un momento más con ella

–Claro– sonrió

Coffee Shop -Youngjae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora