Capitulo 7

580 40 1
                                    

No me gusta que me paguen las cosas, cuando no somos nada, claro es diferente cuando tenga una relación, como dice mi tía “Si quiere azul celeste que le cueste”, pero Youngjae y yo somos amigos, nada más y no me gusta aprovecharme de mis amigos. Youngjae se veía algo molesto; luego de terminar de comer seguía molesto, ya no me dijo nada solamente se la paso viendo la película sentado en el suelo ¿En verdad es rencoroso? Eso es malo, no debería de ser así.

–Estas cómodo en el suelo? – le dije, esperando a que me viera

–Si– me dijo manteniendo la mirada en la pantalla y con un tono algo frio; esto sería algo complicado

–Enserio?, no te gustaría sentarte conmigo?

–No gracias, no quiero que te lastimes– ¿Enserio? No le creo nada, es una muy mala excusa; me levante y fue hasta que el me vio, con mucho cuidado me senté a su lado, me veía algo raro.

–Que haces

–Sentándome a tu lado que no ves? Quería saber si estaba cómodo y si tienes mucha razón, más cómodo que el sillón– es mentira, odio sentarme en el suelo porque siempre se me entumen las nalgas –¿Estas enojado porque pague? – le pregunte

–No– me dijo más frio, creo que mejor debería de buscar otros métodos. Me acerque más a él y con mi dedo le empecé a picar su mejilla, como tenía ganas de hacer algo así. Youngjae trataba de alejar mi mano de su cara, pero me aburrí porque seguía con la misma expresión, debo de buscar otro método.

Mientras pensaba en una manera para que dejara esa cara y volviera a sonreír, empecé a sentir algo incomodo debajo de mi blusa, creo que era el sostén, aprovechando que Youngjae me ignoraba por completo me desabotone un poco la blusa para ver qué era lo que me incomodaba.

Eliz no dejaba de molestarme, no quería que se sintiera mal, pero me molestaba no salirme con la mía. Primero hacía mucho ruido y ahora está muy callada; la mire de reojo y ya no pude despegar mi mirada, se había desabrochado los primeros tres botones de su blusa y se podía ver claramente desde donde estaba, su sostén color blanco; no podía separar mi mirada de esa escena, ella se tocaba como si buscara algo, si era eso yo con mucho gusto le ayudo, pero debo de seguir molesto… Ahhhh!!!!! Como me puedo molestar si no deja de hacer eso… en realidad sabe como distraerme.

Creo que el tirante del sostén estaba mal acomodado, en verdad me lastimaba; encontré rápido el problema, pero vi como Youngjae me estaba mirando… ¡VINGO! Ya sé cómo hacer para que deje de estar enojado; empecé a desabrocharme dos botones más de mi blusa, para que viera mejor y empecé a jugar con mi sostén para obtener más su atención, hasta que me aburrí y voltee a ver su cara; nuestros ojos se encontraron, el tenia muy sonrojadas las mejillas por haberlo cachado en la movida o mejor dicho con la mirada donde no debía y yo tenía una sonrisa de oreja a oreja.

−¿Qué estás viendo?− le pregunte

−Nada− se volteo a ver la televisión, te tengo; le tome la mano y me acerque más a su cuerpo.

−No te tienes por qué ponerte nervioso− me separe de él, para desabrocharme la blusa por completo sintiendo su mirada, cuando lo mire él la evito; le tome la barbilla para que me viera y lo acerque a mi rostro, lo solté y roso nuestras narices, tome su mano y la coloque en mi cintura, él la rodeo y con cuidado me recostó es el suelo, y nos fundimos en un tierno beso que poco a poco se volvió muy apasionado, como si hubieran pasado muchos días, bueno meses sin habernos besado; un beso tan apasionado como el primero.

Su mano recorría mi cintura y subía hacia mi pecho; mis manos estaban aferradas a su cuello, acercándolo más a mí para profundizar el beso.

Su boca bajo a mi cuello y de ahí al centro de mis pechos, poniendo sus manos en mi espalda para acercarnos. Mi respiración se estaba agitando poco a poco, y de repente sentí un fuerte dolor en mi tobillo.

−Youngjae− le dije alejándolo de mí

−¿Qué paso? – me pregunto muy dudoso y agitado

−Me duele el tobillo− dije mostrando una mueca de dolor

−Ahhh, se me había olvidado ¿estás bien, no te lastime? – se levanto, tomo mi mano, para ayudarme a levantarme y sentarme en el sillón −¿Quieres algo… hielo? – me pregunto, dejando a un lado el dolor, su preocupación me pareció muy dulce.

−No te preocupes, me dolió porque me había pegado con la mesa de centro, pero ya estoy bien− vi como tenía intensiones de volverse a sentarse en el suelo −¡ESPERA! – le dije, y me miro –Siéntate a mi lado, por favor, perdóname si te ofendí, pero entiéndeme, nunca me ha gustado ser dependiente de otras personas− se sentó a mi lado.

−No te preocupes, entiendo, pero si yo te invito es porque quiero que todo corra por mi cuenta ¿Si? – asentí

−Tratare de cambiar, pero tú también cambia, por favor− asintió y me volví a acurrucar en su pecho como al principio de todo ese problema.

Pasar la mayor parte del tiempo en la cafetería, con la mejor compañía del mundo y también algunas noches dormir sobre su pecho es perfecto.

Hoy como todos los días desde que nos conocimos, pasábamos la tarde en la cafetería, hablábamos de tantas cosas, importantes y tonterías; un día luego de despertar junto a Youngjae, me levante primero y fui directo al baño, para luego preparar el desayuno, cuando regrese a la habitación, Youngjae estaba parado frente al tocador jugando con una cajetilla nueva de cigarrillos, me miro cuando entre a la habitación.

−¿Por qué fumas? – me pregunto.

−Ahhh… por qué me relaja, me ayuda a poder escribir− le dije mientras me acercaba para tomar la caja, recordando todos los momentos en que mi madre me decía que no fumara ya que era malo para mí salud, pero él me la arrebato.

−No quiero que fumes

−Lo siento pero es un habito que no quiero dejar.

−Por qué, es malo− lo dijo muy preocupado; suspire

−Como ya te dije me relaja para poder escribir y ya sé que es malo, pero no lo puedo dejar con facilidad− le dije tratando de conseguir la cajetilla; no sé porque pero hablar de ese tema con él me daba un poco de vergüenza, normalmente no me importo lo que me dijeran los demás y mucho menos mi familia pero el… es muy diferente.

−Porque no puedes− me seguía preguntando, es algo fastidioso cuando se lo propone

−Llevo años fumando, un cigarrillo diario, ya me acostumbre a su sabor y no puedo estar un día sin él; ahora dámelo− le extendí la mano para que me entregara la cajetilla, pero en vez de que me la diera me tomo por la cintura atrayéndome hacía él.

−Entonces, permíteme ser tu nueva adicción, cuando sientas una gran necesidad de fumar, búscame, y yo estaré encantado de reemplazarlo; déjame ser quien te relaje, déjame ayudarte a escribir, no te pido que me conviertas en tu inspiración, solamente quiero ayudarte a sacar todo ese estrés de tu cuerpo; drógate de mis besos, de mi aroma− acercándose más a mi oído, sintiendo su respiración, incitándome a probar un nuevo nivel adicción – porque yo ya soy adicto a ti, a tu aroma, a tu cuerpo, a su sabor… antes de conocerte había perdido esa pasión por cantar, ya no tenía motivación por nada, todo lo sentía tan común; mi vida se sentía aburrida… pero… al estar contigo mi vida se ha vuelto diferente; cada artista tiene su musa, no importa que sea o quien sea, lo importante es que siempre debe de terminar en una gran obra de arte para el artista… y yo ya encontré la mía− nuestras narices se rosaban mientras me susurraba, no pude decir nada ante aquella confesión, solamente junte sus labios con los míos para empezar a embriagarme de ese sabor y aroma que tanto me vuelve loca; su lengua jugaba con la mía, sus manos no se despegaban de mi cintura, metiéndolas debajo de mi blusa para poder sentir el contacto de mi piel contra la suya bajándolas con lentitud hasta mi trasero para luego cargarme, envolví su cintura con mis piernas sin deshacer el beso y me llevo a la cama para empezar a ser adicta de su cuerpo y de su amor.

Coffee Shop -Youngjae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora