Lo prometido es deuda. Jimin me había "secuestrado" de los chicos con la excusa de que no pasaba mucho tiempo con él.
Me llevó a un parque de diversiones y en la mayoría Jimin entraba nervioso. Yo por mi parte reía a carcajadas y disfrutaba del momento.
Cuando bajamos, tomé la mano de Jimin y corrimos hacia la casa embrujada. Iba abrazada de Jimin y éste parecía más asustado que yo.
Un grupo de "zombies" iban hacia nosotros y tal vez fui yo, Jimin o incluso ambos, que gritamos fuertemente y salimos corriendo disparados.
El camino se puso mucho más oscuro y dejé de sentir a Jimin.
—¿Jimin-ah? ¿¡Jimin?! —grité asustada sin saber por donde iba
—¡____! —escuché a lo lejos y las luces comenzaron a parpadear.
Sentí una mano en mi hombre y volteé pensando que era Jimin, pero en realidad era un disfraz de Annabelle súper realista.
—¡AAAAAAAAAH! —me solté del disfraz y salí corriendo asustada hasta chocarme con alguien fuera de la casa embrujada. —¡JIMIN-AH! —lo abracé con fuerza riendo y llorando a la misma vez
—¿Estás bien? Un poco más y te daba un infarto. —se burló Jimin y me cruce de brazos haciendo puchero
—¡Jimin neo babo! —me levanté haciéndome la enojada y fui hacia uno de los kioskos para comprarme dos empanadas
Sentí los brazos de Jimin abrazarme por la cintura y sonreí un poco. Comenzó a darme besos por toda la cara haciéndole pequeñas cosquillas.
—¿Me perdonas? —me miró a los ojos haciendo un tierno aegyo
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Reí atragantándome con la empanada y casi me ahogo. Asentí con la cabeza ante la pregunta de Jimin.
—Te perdono Jimin-ah pero tendrás que cargarme de regreso a casa y comprarme un peluche. —sonreí tiernamente mientras seguía comiendo de mi empanada
—¿No querrás algo más? —fruncí el ceño confundida y vi su cara
—¡Jimin-ah no seas cochino! —comencé a golpearlo avergonzada, sintiendo mi cara caliente. —Le diré a omma Jin.
—Se que te gustará. —movió las cejas de arriba a abajo y se acercó peligrosamente a mí.
—Me estás asustando aléjate. —reí completamente roja y le puse la empanada en su boca para luego salir corriendo
Jimin corrió detrás de mí y avancé lo más que pude debido a mis cortas piernas. Aún así Jimin logró atraparme y alzarme, dando vueltas que me marearon un poco.
—¡Jimin-ah para! —grité carcajeándome y me bajó con cuidado. —Eres un pillín. —apreté su mejilla frunciendo las cejas. —Ahora llévame a caballito y cómprame el peluche. —sonreí y me trepé en su espalda
—Sus deseos son órdenes, princesa. —fuimos hacia uno de los juegos, consistía en encestar los cinco balones en el cesto y te ganabas un premio
—Fighting! —animé a Jimin y me bajé de su espalda para que pudiera jugar
Al final encestó 3 de 5 y se ganó un osito pequeño. Me lo entregó con una sonrisa orgullosa y le di un beso en la mejilla.
—Muy bien hecho Jimin-ah. —sonreí y acaricié al peluche
—Tendré que consentirte más para que me des muchos besitos. —reí ante lo que dijo y me trepé de nuevo en su espalda
Caminamos de vuelta a la casa ya cansados, mis párpados pesaban y bostecé. Divisé la casa de Jin frente a nosotros y me dejé llevar por el sueño.
Seguía despierta, aún podía escuchar todo un poco. Pude sentir que entramos a la casa de Jin pero seguí con los ojos cerrados.
—Cállense orangutanes, ___ se durmió. —susurró Jimin y todos se callaron
Subimos al segundo piso y me acomodó en la cama. Me tapó con una manta y me quitó los zapatos. Luego de eso no escuché nada y temía abrir los ojos. Las frías manos de Jimin acariciaron mi mejilla y depositó un beso en mi frente.
—Me gustas mucho ___, me gustas. —murmuró. —Descansa pequeña...
Y se fue cerrando la puerta, dejándome con una tonta sonrisa.
