Chapter 7 - "Inframundo."

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-Rubí, ¿a dónde vamos?- era la quinta vez que Rubius me hacía la misma pregunta, pero bueno, todas estas cinco veces que a preguntado no le he contestado ni una sola.

-¿Qué esta pasando?- escuché a Mangel lleno de confusión.

-Chicos, sigan a Rubí en silencio- ahora la voz de Kaylor, después de eso, nadie dijo nada más.


Después de hablar con Nathaniel decidí ir directo al inframundo para ver que ocurría, no había tiempo de mentiras, no había momento para huir. Ahora todos corrían peligro y no podía perderlos de vista, ellos debían venir conmigo sin importar cuan peligroso fuera que ellos estén ahí.

-¿La habitación de las chicas?- solo Rubius y Mangel eran los que estaban confundidos, los demás permanecían en silencio.

-Rubí, ¿qué rayos estas haciendo?- un par de manos me detuvieron antes de tomar el espejo de mi maleta.

-Si te lo digo ahorita, detendrías lo que estoy haciendo y no puedo perder mas tiempo- me quite de su agarre y agarre dicho objeto.

-¿Perder tiempo? ¿Para qué?- camine en la habitación mientras destapaba el enorme espejo de cuerpo completo.

-Rubius- mi hermano volvió a pedirle que guardara silencio.


Colgué el enorme espejo donde debería estar el del hotel, suspire y voltee a ver a los chicos. Todos me miraban serios, con los brazos cruzados y esperando a que hablara con ellos, mientras que Rubius y Mangel se notaban molestos.

-Bien, solo hay tres reglas para ir al inframundo, número uno...- la ahora irritante voz de Rubius me interrumpió.

-¿El inframundo?- sus ojos se abrieron como plato y asentí.

-No más preguntas por favor- mi voz sonó mas ronca de lo normal y simplemente trago saliva-. Como les decía, solo hay tres reglas por seguir en el inframundo- todos asintieron-. Número uno, sin importar que vean en él, no vayan a tocar nada, ya estando en la cabaña tocan lo que quieran, pero fuera de ella nada, ¿entendido?- silencio absoluto -. Número dos, no pueden separarse de mi, al menos de que yo se los pida, mientras tanto, deben permanecer a mi lado, no importa que escuchen o vean, siempre a mi lado- levante el tercer dedo-. Por último, no importa que vean en esa cabaña, por el amor a sus vidas, no vayan a burlarse, asustarse o criticar a los demonios, ¿quedo claro?- todos asintieron y suspire-. Bien, ahora, vamos- me giré sobre mis talones y puse mi mano frente al espejo.



***



Rubí puso su mano frente el espejo, este fue envuelto por una extraña sombra negra y en él pude ver un bosque de colores grises, negros y blancos. ¿Cómo era eso posible? Esto debía ser una locura, debo de estar soñando o algo parecido.

De uno por uno fueron entrando, era como si eso no les diera miedo, como si fuera lo más normal en este mundo.

-Su turno muchachos- Rubí dirigió su mirada hacía Mangel y a mí.

-Pero...- Mangel me vio con miedo.

-Después de lo que paso no puedo dejarlos aquí, deben estar conmigo, ahora ustedes se vieron involucrados, cosa que no quería. Ya no hay vuelta atrás- Rubí se le notaba realmente preocupada-. Por favor, crucen el portal, ahorita les explico todo- vi a Mangel y asentí.

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