Bella y Peligrosa

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*Esto es un segmento de un fanfic de mi autoría que se encuentra en un Foro. Los diálogos fueron suprimidos y el texto modificado y alargado. Los personajes utilizados no son de mi autoría. Doy créditos a sus creadoras: ChiNoMiKo - Soani - Lucijimenez

 

Él cerró los ojos por unos segundos, respiró hondo y, llevó la antorcha a unos treinta centímetros de su boca y la colocó como si fuere a tocar algún instrumento de viento. Segundos después, escupió el queroseno. Una llamarada salió desprendida y que, aunque no haya durado más de diez segundos, para Castiel significó la eternidad.

 

La belleza que se mostraba en aquel elemento denominado fuego era exageradamente fascinante a los ojos del muchacho, la vista desde su lugar, observar como el rojo vivo intervenía en el cielo celeste del firmamento que era el único techo sobre los tres, pero que en esos segundos, todo se había vuelto Castiel y el fuego.

Después de aquello, Franchesco procedió a explicar como hacer bolas de fuego en vez de la llamarada, pero Castiel no se preguntaba en la dificultad que aquello podría traer. Su "tutor" hiso una demostración y un sentimiento que no podía explicarse se sentía en el interior de Castiel cuando vio varias bolas de fuego salir volando por los aires gracias a Fran. ¡Yo puedo hacerlo!, se dijo con seguridad.

 

Nuevamente, colocó el líquido en su boca e intentó hacer las bolas de fuego, las cuales le salieron a la perfección –o eso supuso por los aplausos de Jane y la mirada satisfactoria de Franchesco – pero aquello era menos que suficiente. Deseaba ver el fuego libre por los aires miles de veces, sentía que era algo que se volvería imprescindible en su vida. 

El fuego irrumpía en el firmamento azul de manera violenta y se hacía ver. Se creaban bolas de este material tan bello y cálido, pero a la vez destructivo y peligroso. 

Castiel secó lo que haya podido quedar de queroseno sobre su boca y miró la oscuridad en el cielo. Jane tomó una antorcha con fuego. <<Vamos a intentar algo nuevo>> propuso Franchesco, tomando también otra antorcha. Los cuatro se pocicionaron creando un triángulo con una distancia entre ellos. Fran explicó lo que sería lo que harían y llenaron sus bocas de queroseno. 

A unos treinta centímetros de su rostro, el fuego en la antorcha estaba por ser convertida en una llamarada, pero no una cualquiera, una triple. Una cuenta regresiva comenzó desde la muchacha y finalizó en Castiel, para entonces escupir el líquido de sus bocas y hacer que todas las llamas que eran productos de sus abilidades se convirtieran en un gran fuego que se imponía en la vista de los tres y quienes esten a su lejanía. 

Cada segundo más, el fuego maravillaba a Castiel de manera exagerada. La gran llamarada producida por el trío de jóvenes se había convertido en una bella y peligrosa obseción...

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2014 ⏰

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