Un Trato

209 2 2
                                    

*Los personajes de este relato no son de mi autoría. Créditos a ChiNoMiko.

 

Un olor a sahumerio inundó mis fosas nasales ni bien entré a la tienda, esta era de techo bajo y paredes de madera, junto a un piso del mismo material bastante crujiente. El suelo estaba con unas cuantas alfombras colocadas de manera aleatoria y con temáticas bastantes excéntricas, al igual que todas las decoraciones del lugar. Habían estatuas de madera por doquier; de personas, animales y también cosas que no podría decir qué. Cuanta... extravagancia me dije.

Me adentré a la habitación a paso lento hasta el mostrador de vidrio, donde se podrían apreciar varios artefactos pequeños, bastante extraños. Agaché la cabeza para mirarlos cuando una voz, a los pocos segundos, me quitó de cualquier pensamiento. Una mujer había aparecido como por arte de magia ante mis narices.

Extrañamente, su apariencia no coincidía con la que había escuchado... con ninguna de ellas. Su cabello gris estaba recogido en un rodete, su rostro estaba cubierto de arrugas y estaba algo pasada de peso. Su vestimenta se asemejaba a la de una gitana -que se rumoreaba que era una- pero no estaba segura, de todas formas, no haría comentarios al respecto, venía por algo más importante que su apariencia.

Con algo de vergüenza, le intenté explicar porque buscaba su ayuda, pero en parte me daba algo de miedo, ¿y si ella no era a quién debía buscar? Ese cuestionamiento desapareció de mi mente cuando ella dijo con su voz agria lo que yo quería. Un amuleto de amor.

Se decía por allí que esta mujer era una bruja -o gitana- que hacía pociones, hechizos o vendía amuletos mágicos. Existían miles de historias diferentes sobre ella, ninguna era confirmada porque era mal visto ir a buscar algo con ella. Su apariencia variaba según el rumor, había escuchado que era una mujer de cabellos rosados y vestimenta de hada madrina, otras veces una muchacha de piel oscura y cabellos oscuros. También se decía que era una muchacha rubia de ojos verdes, pero no importaba cuantas veces preguntara, jamás tendría una respuesta tan acertada como la que tenía ante mi. Una mujer regordeta y vieja.

Ella comenzó a hacerme unas preguntas sobre mi enamorado y tomé la libertad de tenerle confianza para hablarle sobre Alexy. Deseaba profundamente que lo que sea que me de funcione para poderlo enamorar de mi. 

Lo único que estaba confirmado sobre esta mujer era el precio que había que pagarle. Se decía que había pedido desde un ojo, hasta tu propia voz, o en casos más arriesgados... tu alma. ¿Me pediría mi alma? Traté de no pensar en ello y le pregunté sobre el pago ni bien ella me mostró un bello colgante.

Rió soberbia, <<¿qué tienes para mi?>> cuestionó. Alcé mis manos y se las ofrecí. Le daré mi talento con el dibujo, a cambio del amor de Alexy. No dije nada, pero ella me entendió. Aceptó gustosa y colocó el colgante en un collar, para luego rodearme el cuello con el amuleto. <<Cuando ese tal Alexy te vea, caerá rendido a tus encantos>> dijo, para luego buscar algo entre sus cachivaches.

El ruido del metal me sorprendió un poco, pero no hice comentarios. Estaba a tan pocos pasos de tener al amor de mi vida. De repente, dejó su búsqueda victoriosa y observé como se acercaba a mi con un gran cuchillo. <<¡Ahora, extiende tus manos!>> ordenó con una sonrisa.

Ahogué un grito por el miedo, ¿me cortaría las manos? Me alejé de ella con temor, pero me agarró de la muñeca derecha. <<¡No dolerá!>> exclamó, pero traté de safarme. En un forcegeo intenso tomé varios artefactos y se los tiré, pero parecía no dolerle en absoluto. <<¡No juegues con una bruja!>> gritó y yo no dudé en ningún momento en gritar.

En sus ojos pude ver algo extraño y tenebroso. Maldad y morbo, de lo segundo estaba totalmente segura. ¡Me quería cortar las manos!

Como pude me arrastré por el suelo para salir de la tienda, pero ella me seguía. Un aura negra se desprendía de su ser y yo gritaba en busca de ayuda. <<¡Hicimos un trato!>> gritó cuando me vio con mi mano en la perilla dorada. Con mi mano izquierda me quité el amuleto y se lo arrojé con fuerza. <<¡No puedes romper el trato!>>

Salí de la tienda corriendo y me caí en la vereda. Mi respiración estaba totalmente agitada. Miré detrás de mi con miedo para verificar si me había seguido, pero la sorpresa me atacó de otra manera. Donde la tienda se encontraba ahora solo se encontraba un local vacío y abandonado.

<<¡Violeta!>> escuché la melodiosa voz de Alexy sacarme de todo temor. Vino corriendo a mi y me levantó del suelo con una sonrisa. Vi en su mirada algo extraño, algo que nunca había visto antes. Un cariño, pero diferente... algo más... ¿romántico? 

Comenzó a hablar, mientras me abrazaba de la cintura. Sentí nervios, porque, aunque soñé miles de veces con aquella situación, algo olía mal... Se sentía agrio. Literalmente. Busqué con mis manos, pero al darme cuenta, tenía algo bastante llamativo sobre mi pecho, un amuleto... El colgante de la bruja.

<<Te amo>> formularon los labios de Alexy, para luego aproximarse a los míos. Sentí miedo y con la mirada busqué mis manos. ¡¿Se las habrá llevado?! Miré mis brazos y, a pesar de sentir mis manos, ellas no se encontraban. 

<<¡No puedes romper nuestro trato!>> escuché detrás de Alexy, me corrí un poco para observar y vi a la bruja parada en la puerta, expectante. El chico frente a mi se aproximaba a besarme y ella miraba victoriosa. Tenía miedo, ¡había perdido mis manos! Tomé conciencia de aquél sentimiento y comencé a sentir dolor en mis muñecas. 

Me sentí arrepentida del trato. Los labios de Alexy chocaron con los míos, busqué sus ojos y vi el mismo amor de antes, solo que ahora me daba cuenta de un detalle importante. ¿Alexy me amaba? No, no lo hacía. No era sincero.

Lo alejé de mí de un empujón. El dolor en mis muñecas me absorbía, las carcajadas de la bruja me desconcentraban y un dolor en el pecho y la culpa en mi cabeza me hacían tener mareos. Estaba asustada, nerviosa y adolorida.

Grité, grité como nunca antes en mi vida, cuando de repente, todo se volvió negro.

 

 

Abrí los ojos y sentí mareos. La vista dejó de difuminarse y reconocí todo a mi alrededor, mi mano ¡mi mano! se encontraba sobre una perilla dorada. Me percaté de el lugar en el que me encontraba y ahogué un grito. La tienda de la bruja...

Salí rápidamente de aquél lugar y cerré la puerta. <<¡Violeta!>> gritó la voz de Alexy, quién apareció detrás de mí. Busqué la tienda con la mirada y seguía allí, busqué mis manos y aún las tenía. El amuleto no se presentaba alrededor de mi cuello y Alexy... Sus ojos, sus ojos me miraban con normalidad.

¿Acaso fue todo parte de mi imaginación?

Escritos y RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora