De nuevo, desperté con las manos y los tobillos encadenados, pero a diferencia de la otra vez, también tenía el abdomen encadenado a la pared. No estaba en la otra sala. Delante mía se encontraba una televisión, a la izquierda de ésta se encontraba el hombre del otro día, que me miraba sonriente.

¿?: ¿Echas de menos a alguien?

Yo guardé el silencio.

¿?: ¿Tu novio y tu hija, no? ¿Son estos? *enciende la televisión*

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a mi pequeña Akane dejando unas flores en el centro de un círculo de piedras.

Akane: Te hecho de menos, mamá. Papá está muy triste desde que te fuiste...

Suzuya apareció detrás de ella, colocó su mano en su hombro y la llevó dentro de la casa sin decir nada.

Moon: ¡Déjalos en paz! ¡Ellos no han hecho nada!

¿?: Los dejaré en paz si prometes portarte bien.

Moon: ... lo prometo, pero no les hagas daño.

¿?: Eso pensaba. *sonríe con arrogancia y se gira dispuesto a irse*

Moon: Espera... ¿por qué creen que estoy muerta?

¿?: Oh, claro, que no lo sabes. *se gira* Un cadáver falso con tu ropa y la daga que te regaló.

Moon: Das asco...

¿?: No, te confundes...

Él se puso de cuclillas delante mía y acarició mi mejilla.

¿?: ... tú das asco. Eres un monstruo asqueroso que sólo se merece morir.

Tras decir eso se levantó y se fue, yo empecé a llorar mientras continuaba viendo la cinta. Aquella maldita tumba, Akane hablando sola, Suzuya mirándola en silencio... de repente, Suzuya apareció delante de la tumba y trató de empezar a hablar.

Suzuya: Te hecho de menos... quiero que vuelvas, Akane habla de ti todos los días y yo... *solloza* Dios, te quiero. Te quiero aquí, conmigo. Me arrepiento totalmente de no habértelo dicho más veces. Desearía haber aprovechado más el tiempo contigo... siento mucho no haber sido un mejor novio, haber estado aquí para protegerte... para salvarte. Cada vez que veo a Akane te veo a ti y me siento la peor persona del mundo por no poder haber salvado a su madre... lo siento.

Yo lloraba desconsolada, no podía más. Entonces grité. Grité de rabia e impotencia. Grité porque quería estar allí, abrazarlos y quedarme con ellos para siempre. Decirles que eran las personas más importantes de mi vida y que los amaba.
Quería decirla a Suzuya que había sido el mejor novio del mundo y quería decirle a mi pequeña que era preciosa y que cuando fuera mayor sería una persona genial. Quería verla yendo a la escuela y abrazarla diciéndole que se lo pasará genial y que hará muchos amigos, quería verla ir al instituto, sacarle una foto en su primer baile con un precioso vestido o incluso con unos pantalones y una sudadera, pues estaría preciosa con las dos cosas, quería aconsejarle sobre los hombres aún sin tener ni idea del tema, quería verla graduándose, quería verla casándose, teniendo su propia familia, siendo feliz, joder. Quería ser parte de su vida y que llevara una vida normal, pero sabía que eso no era posible. Al menos no allí.
Debía salir de allí y escapar con ellos a cualquier parte del mundo.
Debía salvarlos.
Debía salvarme, y ellos eran mi salvación, mi vía de escape, mi todo.

Recuerdos manchados de sangre (Moon II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora