Llegamos a una pequeña y acogedora casa en mitad del monte, estaba abandonada.
Le conté todo lo que había ocurrido y le mostré la que ahora era mi kagune. Tenía miedo de que se asustara, de que me llamara monstruo, de que me odiara o de que me dijera que no podíamos seguir saliendo porque éramos demasiado distintos, por eso sus palabras me dejaron muy descolocada.Suzuya: Es bonita.
Moon: ¿Qué?
Suzuya: Que es bonita, la kagune.
Moon: ¿No me odias?
Suzuya: Aunque ahora seas medio ghoul eso se me hace imposible. Has sido la única persona por la que he llegado a sentir tanto miedo de perderla... has sido la única persona a la que he querido, y según lo que he oído eso no es tan fácil de olvidar.
Al encontrarme sin respuesta lo besé, lo necesitaba, necesitaba volver a sentir que él estaba conmigo y esa era la mejor forma que se me ocurrió. Él correspondió. El beso era torpe, pero simplemente perfecto por el echo de que era con él y sólo con él... no sé si lo que sentía por su parte era amor o desesperación, pero me encantaba. Cuando me separé de sus labios me di cuenta de que estaba sonrojado, lo cual provocó que me sonrojada yo.
Suzuya:
Mi corazón se aceleró en el momento en el que sentí sus labios. Era mi tercer beso, ¿y si la decepcionaba? Sentí la necesidad de agarrarla por las caderas, quizá porque lo había visto algunas veces. Cuando se alejó de mis labios noté que mi cara ardía, ¿estaría enfermo? Su cara se tornó roja y agarré uno de sus mofletes con delicadeza.
Suzuya: Que tierna...
Ni siquiera quería decir eso en alto, me sentía muy avergonzado. Ella empezó a hablar, aunque la verdad no sé que decía; mis ojos se posaron en sus labios, mientras sentía la necesidad de volver a besarlos. Me daba vergüenza, por eso no lo hice... aunque después me arrepentiría, y mucho. Nos pasamos el día hablando, tratando de hacer que se olvidara de todo lo que le había pasado, aunque se le escapó algunas lágrimas, las cuales sequé de inmediato.
Moon: S-siento todo esto...
Suzuya: No lo sientas, no es tu culpa.
Moon: Pero... si no hubiera nacido no... *interrumpida*
Suzuya: No vuelvas a decir eso, sino hubieras nacido no te habría conocido, quien sabe como habría acabado sin ti.
Volví a secar sus lágrimas, no me gustaba verla así. Para que dejara de llorar la abracé y, unos minutos después, sentí su respiración más calmada; se había quedado dormida. Besé su frente y la tumbé en la cama, no me gustaba verla así. Nunca volverían a hacer daño... o eso creía yo.