Conocerla, no lo negaré, me pareció una experiencia que muy probablemente se haría inolvidable. Por alguna razón ese momento vivido lo marqué del mismo modo que un tatuaje bajo la piel, una marca que llevaré hasta el día de mi muerte.
Actuaba algo rígida e indiferente, no solo conmigo sino también con sus amigas, en cierto modo me alegró saber que su actitud no era algo personal.
Era simplemente la mejor amiga de la chica a la cual yo estaba conociendo, obvio, mi primer pensamiento no fue tener algo con ella ni nada que se asemeje, pero me fue inevitable percibir esa sensación que me trasmitió con esos ojos tan sencillos pero tan poderosos, que podían dominar a quien ellos quisieran, y hasta doblegar la voluntad de quien se hiciera llamar inquebrantable.
Cada instante que podía le miraba, trataba de descubrir que era lo que hacía que yo sintiera eso. Sin querer, en más de una ocasión notó que le observaba. Aún sabiendo que eso en algunos casos puede incomodar a una mujer, era un motivo que me detenía, claro está, un motivo falible ya que bien se diera la oportunidad lo hacía de nuevo.
Ya había terminado de hablar con Mariam poco antes que su tiempo de descanso terminara. Minutos después me marché a casa. Por medio de Sam conseguí el número de Daniela, que a su vez me permitió conseguir el número de Mariam, ahora que lo pienso, fue innecesariamente complicado el proceso ya que simplemente podía habérselo pedido yo, tal vez sólo quería sorprenderla.
Esa noche me sentía algo enfermo así que decidí no salir, además ya la había visto en el día y no quería llenar de tedio una relación recién comenzada. Le escribí y acordamos que la acompañase de la salida del colegio a su casa el día siguiente, me pareció una muy buena idea, salía a las 5:00 Pm del colegio y yo a las 4:00 Pm de la universidad, destino o casualidad, solo sé que no diría que no.
Llegué a la hora acordada, salía justo al momento en el que le escribí para anunciarle que la esperaba a pocos metros de la entrada del colegio, quería verla, apelaba a mi disposición y libertad de tiempo pero siendo honesto también deseaba ver a Zarah.
Esperaba verme bien, trataba de estar al pendiente de cada detalle en mi aspecto visual y físico a fin de dar una buena impresión ya que no siempre la había dado «intencionalmente», mi forma de vestir en el momento era algo extravagante o alocada «por así decirlo», aunque siempre trataba de conservarla a un punto entre cordura y decencia.
Veo a Mariam venir junto a Daniela y a otra chica que aún no había conocido. Más tardó en acercarse Mariam que la desconocida para hablarme expresando molestia en su voz:
—Hola.
— ¿Hola? —Alcé mi ceja izquierda.
—¿Usted es Yoshuar, si? —Me extiende la mano para saludar.
—Eso dice mi cédula. —Respondo con sarcasmo para contrarrestar su tono irónico mientras de igual modo le extiendo la mano y siento que va apretando poco a poco con fuerza.
— ¿Que intenciones tiene con mi amiga? —Pregunta aún sin soltarme.
—Buenas, al parecer. —Respondí cortante siguiendo el repetitivo movimiento de manos.
—Espera un momento. —Alcé la ceja izquierda nuevamente y miré hacia arriba haciendo una expresión con mi rostro para que pudiera creer que yo estaba pensándolo —Sí, definitivamente buenas. —Agregué el comentario con toda la ironía que ameritaba el momento.
—Eso espero, ¿oyó? —Me hizo una barrida con la mirada lentamente fijándose con atención en mi vestimenta, posteriormente quita la mirada, me suelta la mano bruscamente y me da la espalda sin más.
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Zarah-Un Último Sentimiento
Teen FictionÉl, un joven no más diferente que cualquier otro. Soñador y muy enamoradizo, aunque eso había cambiado mucho después de su última relación. Había tenido muchas decepciones amorosas, era comprensible que tuviera miedo a amar de nuevo, razón por la qu...