4: EL TRABAJO.

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La alarma que indicaba que era hora de levantarse a ir al infierno —mejor conocido como liceo— sonó y Taehyung maldijo internamente a Maduro, a Chávez, a Cilia, a Diosdado, y a las madres de todos los anteriores.

Por supuesto que postpuso la alarma "5 minutos", pero resulta que se quedó dormido y su mamá lo levantó 20 minutos después a punta de gritos.
Después de bañarse y desayunar salió casi que a la velocidad de la luz para la parada de autobuses porque el carro de su mamá no tenía cauchos, nótese la patria y más patria. A la final el pobre carajito llegó al liceo, casi sin aire en los pulmones porque tuvo que correr pero llegó.

Al entrar a la cantina se dio cuenta de que no estaba Jungkook por ninguna parte.

—Señora Cristina, ¿Donde está el otro chamito que iba a trabajar conmigo?—Preguntó finalmente al tiempo que se lavaba las manos para ponerse a trabajar.

—Ah mira no sé, debe venir ahorita.—Se encogió de hombros y le pasó una bolsa de aliños, una tabla de cortar y un cuchillo—Ponte a picar esto, y no los piques tan chiquiticos porque entonces no rinde y la masa no está pa' bollo.

—De bolas que no está pa' bollo, vamos a hacer es empanadas.—Dijo como si fuera algo obvio mientras tomaba las cosas y se disponía a hacer su trabajo.

—Yo no sé que les enseñan ahora, cada vez van más pegados.—Masculló la señora al tiempo que rodaba los ojos y se iba a quién sabe donde a amasar.

—Buenos días.—Jungkook apareció por la puerta con cara de culo y colocó su bolso en una silla que estaba en un rincón.

—Buenas noches será.—Taehyung dijo eso casi en un susurro sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.

—Coño no me jodas, llegué como 10 minutos tarde, deja tu sensibilidad.—Rodó los ojos.

—¡Jungkook! ¡Tú si estás grande hijo!—La señora cristina apareció y corrió a abrazar al menor de todos— ¿Qué haces tú aquí? ¿Tú eres el que va a ayudar?

Ay verga, este carajito conoce a todo el mundo. Pensó Taehyung.

—Señora Cristina, ¿Cómo me le va?—Habló rompiendo el abrazo.—Sí, mi tía me dijo que hoy iba a trabajar aquí.

—Ay que bueno. Tú puedes ayudar al muchachito este a picar los aliños. —Señaló a Taehyung, que estaba luchando por picar una cebolla y tenía los ojos cerrados.

—Coño marico no llores, seguro Maduro se va este año, tranquilo, todo va a estar bien.—Jungkook se burló mientras se acercaba a el mayor.—Además, yo creo que si abres los ojos es más seguro, no sé, digo yo.—No intentaba contener la risa, el carajo es lacra y hace lo que quiere.

—Mamalo, pajúo.—Abrió los ojos lentamente.

—Bueno yo los dejo, apúrense que hay que terminar rápido para abrir temprano.—Cristina se volvió a perder por ahí.

—Mira chamo, ¿De donde tú conoces a la señora Cristina? —Miró al menor que se estaba lavando las manos.

—Su hija estudió con mi primo y una vez yo fui a su casa.—Se encogió de hombros.—Mira, vamos a dejar las cosas claras, yo te paso las empanadas y tú las vendes.—Se colocó al lado de su compañero sin mirarlo.

—Ajá dale cuentame más.—Habló con sarcasmo y dejó de hacer su trabajo para mirarlo.—Yo ahí volviendome loco con esos salvajes y tú jartandote las empanadas.—Iba a seguir hablando pero en ese momento Jungkook se cortó el dedo.

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