Ventiuno

4.9K 452 49
                                    

Louis se llevó una gran sorpresa cuando al día siguiente, el rizado estaba sentado en uno de los pupitres de su aula.

—Vaya que interesante... al parecer seremos uno más a partir de ahora.

Harry sonrió de medio lado sin dejar de mirarlo fijamente y con actitud chulesca, luego lo repasó de arriba abajo como si le estuviese haciendo una radiografía mental, a lo que el ojiazul se sonrojó y carraspeó nervioso.

—Bi-Bien comencemos la clase... abrid el cuaderno por la página tres.

(...)

Al terminar la primeras clases de ese día, los demás presos salieron los treinta minutos de esparcimiento que les eran concedidos para ir al baño, fumar, tomarse algún medicamento recetado o simplemente distraerse en el patio, entonces Harry lo aprovechó para acercarse a Louis.

—¿Qué haces aquí?—preguntó molesto, colocándose enfrente con los brazos cruzados.

Louis tragó saliva con dificultad mientras admiró los fuertes y tatuados músculos de este pues la verdad era que el ojiverde había cambiado mucho y jamás hubiese imaginado que sería tan alto, tan musculoso y tan jodidamente sexy.

—¿Po-Por qué?, ¿a-acaso te molesta?—preguntó Louis encendiendo un cigarrillo.

El rizado entonces dio un paso mientras apretaba los puños  con fuerza.

—Sí...sí me molesta Louis...yo no quería que vinieses aqu...

—Tú ya no eres nada mío, Harry— interrumpió el maestro con molestia—… perdiste ese derecho hace mucho tiempo.…Además, puedo hacer lo que me de la gana y tampoco quería morirme de hambre sin un trabajo.

El rizado se aproximó mucho más.

—Este no es lugar para ti, Louis...tú estás por encima de toda esta mierda.... Deberías haber buscado trabajo en otra cuidad...cualquier otro hubiese sido mejor que acabar aquí.

El ojiazul chasqueó la lengua con fastidio y se apartó nervioso.

—M-Me da i-igual lo que pienses... me apasiona enseñar y voy a seguir aquí te guste o no.

Desafiante, este se giró y dio la espalda a Harry, mientras comenzó a caminar hasta su mesa y a continuación escuchó un golpe pues el rizado había dado a la pared con el puño y a continuación se marchó.

Tras el descanso, la clase comenzó de nuevo y Louis notó la mirada rabiosa de Harry sobre él durante todo el tiempo pero no dejó que le intimidara.

No volvieron a hablar más en ese día y cuando Louis finalmente se fue, Harry volvió a su celda y allí muy frustrado, maldijo y golpeó la pared hasta hacer sangrar sus manos.

Su compañero de celda era un hombre de unos sesenta años llamado Sam Robinson, al que habían condenado por 25 años tras robar y secuestrar a una autoridad junto a su banda.

Robinson era el único que aguantaba allí pues antes de él, ya habían pasado más de veinte presos por la celda, los cuales Harry se encargó de echarlos, golpearlos o atemorizarlos.

A pesar de los delitos que había cometido, Sam era un buen hombre y en cierta manera al ojiverde éste le recordaba al padre que le hubiese gustado tener.

—Hey, muchacho pero mira tus manos, ¿qué te ha pasado?, otra vez esos malditos «Cruces negras»—habló el hombre pensando en alguna nueva pelea.

—No... esos mamones no han vuelto a acercarse... creo que la última paliza de advertencia los hizo desistir de sus planes para joderme.

—Debes tener cuidado Harry...tan solo te quedan tres años para salir de este maldito agujero...pronto habrá una nueva revisión de tu caso y perderás la oportunidad de que puedas salir antes...eres un buen muchacho, lo sé y no debes armar revuelo.

El ojiverde resopló molesto.

—Me importa bien poco...No me espera nada bueno ahí fuera...Además ¿por qué demonios iba a querer salir de aquí?... Allí tan solo soy conocido como el chico que mató salvajemente a su padre... aquí soy alguien y todos me respetan y me temen—dijo  envolviendo sus manos en unos paños hechos con una vieja camiseta.

—¿Y qué hay de ir a California?... recuerdo que cuando llegaste aquí,  hablabas de irte allá, buscar y  recuperar el amor de tu precioso novio.

El ojiverde soltó un gran suspiro.

—Ha pasado mucho tiempo de eso... además él no quiere saber nada de mi...me odia—gruñó.

—¿Por qué dices eso?, en verdad no lo sabes...quizás él todavía te espere.

Harry se tumbó con desánimo.

—Si lo sé, amigo mío... lo sé muy bien, porque él está aquí.

14. El tutor - (Larry Stylinson)-Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora