Capítulo IV

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Antes de poder reaccionar, Sebastian entró a escena también, alegrando de cierta forma al ojiazul pues él seguramente sí lo salvaría, la cara de Vanel al verse amenazado por ambos no dudó en volver a apuntarle, esta vez quitando el parche en el ojo del ojiazul que lo mantuvo cerrado para evitar que vieran la marca de su contrato.

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― ¿Tu acabaste con todos ellos? ¿Cuánto te paga el conde? Yo puedo ofrecerte más y mujeres, muchas mujeres―afirmó sintiéndose confiado

―Oh no, Bocchan no me da dinero―el mayordomo sonrió, sin embargo, detrás de una pintura que no era tal cosa, salieron varios disparos que fueron directo al mayordomo

― ¡Sebastian! ―gritó mientras el cuerpo es este caía hacia atrás, la menor se había puesto detrás de este para que las balas no le dieran

―Uhg―se quejó pues el cuerpo cayó sobre ella aunque pudo sostenerlo estando de pie― ¿Qué rayos pasa contigo? Salva a tu amo―le murmuró

Mientras Vanel se regocijaba con el hecho de "haber derrotado" al súper mayordomo, fuera de la mansión llegaba un invitado más, Andrew hacía acto de presencia pasando entre los cadáveres, logrando descifrar con facilidad cuales había matado su ama y cuáles no, tenía puesto un antifaz de lobo también solo que de color blanco mientras que el de su ama era gris, así evitaban que gente indeseada viera sus rostros estando en acción.

Siguió el camino que había recorrido la peliplata que podía reconocer debido al olor impregnado, para después de un par de minutos llegó por fin encontrándose con su ama sosteniendo el cuerpo del mayordomo de Ciel, bufó con molestia, su ama a veces podía ser demasiado despistada con esas cosas.

―Sebastian... ¿Qué estás esperando? Salvame ―su voz sonaba indiferente

―Así que todo esto era un simple teatrito, estúpido―gruñó molesta, observándole levantarse de entre sus brazos mientras este le dedicaba una mirada― ¡ensuciaste mi vestido! ―

―Sabía que no eras humana―murmuró, una vez de pie escupió todas las balas y las lanzó en contra de sus agresores

Paró la bala que iba dirigida a su joven amo mientras este se mantenía imperturbable, pero mirando en todo momento a la chica había estado sosteniendo el cuerpo de su mayordomo atentamente, veía su vestido con manchas de sangre pero pronto dirigió su mirada a él, le dedicó una sonrisa triste y no pudo identificar por qué razón se sentía mal de verla sonriendo así, además se le hacía familiar, pronto un nuevo mayordomo se posicionó a su lado, cuando menos se dio cuenta estaba en los brazos de Sebastian y Vanel estaba muerto.

―Es una lástima, este vestido es mi favorito pero las manchas de sangre no salen tan fácilmente de la ropa clara―espetó casualmente mirando fijamente al ojiazul―deberías pagarme mi vestido―aunque sus palabras más bien fueron para el demonio

―Nadie te pidió que me sostuvieras―dijo con cierta gracia el ojirojo

―Lo sé, aunque deberías cuidar mejor a tu amo, el precio por tu servicio es muy alto como para que dejes que lo secuestren tan fácilmente―rió con gracia y una sonrisa ladina adornando tus labios señalando su propio ojo donde el ojiazul tendría el sello de su contrato

―Tú...―

―Suficiente―exclamó Ciel indiferente―no sé quién eres y no sé qué haces aquí pero...―la otra lo interrumpió

― ¿No era obvio? Trataba de salvarte, Ciel―miró su propio mayordomo que se mantenía al margen por el momento

―Para la próxima deberías tratar mejor―los tres restantes se sorprendieron ante sus palabras ya que eso podía significar mucho―veo que sabes mucho de mí pues no te sorprendiste con la transformación de Sabastian, pero yo no sé nada de ti―

―Estoy segura que la próxima vez, sabrás un poco más de mi―miró a Andrew y con esto el mayor la tomó entre sus brazos cargándola―así que Ciel... ―el ojiverde se acercó a la ventana y por ende pasando cerca del otro par―esperaré ansiosa por nuestro siguiente encuentro―

Dicho esto, al estar lo suficientemente cerca del peliazul acarició su mejilla amoratada con cuidado y cariño para no lastimarlo, por solo un momento, cuando separó la mano Andrew salió corriendo por la ventana dando un salto hacia abajo, mientras su ama cerraba los ojos contenta de haber tocado la piel de su prometido, aunque fuese solo un segundo.

En tanto Ciel se sorprendió en sobremanera sobretodo porque no supo reaccionar ya que no dejaría que un desconocido le pusiera una mano encima otra vez pero sintió que dejarla hacerlo era lo correcto, creía haber sentido el mismo toque cariñoso antes pero no estaba seguro de ello, ignorándolo, le ordenó a Sebastian incendiar la casa, "el fuego purifica" le había dicho y así lo hizo.

Llegaron a casa con sus sirvientes preocupados, fingió no darles importancia cuando en realidad lo agradecía, sintiéndose querido pero realmente no estaba pensando en eso, el hecho de encontrarse esa niña, y con al parecer un demonio como mayordomo igual que él suyo, lo intrigaba, es decir, ¿una niña? No es que la vida fuese más fáciles para ellas pues lo dudaba pero no creía que llegara al grado de contratar un demonio, aunque quien sabe, muy posiblemente había podido ocurrir como con él, en un descuido, sin saberlo.

―Bocchan―

― ¿He? ―con el ceño fruncido parpadeó rápido un par de veces, ya no estaban fuera de la mansión, sino en su habitación

―Vaya que estaba distraído, Bocchan―comentó haciendo una pequeña mueca de decepción― ¿en quién pensaba? ―

―Hmm... Quiero que investigues a esa niña, Sebastian―dijo decididamente, serio―y es una orden―

―Yes, my lord―respondió sonriendo suavemente, pues aun sí no se lo hubiese pedido, el investigaría, había algo familiar en todo eso

En cambio, con la joven, esta se encontraba sentada en el comedor principal ingiriendo sus alimentos con total calma, sonriendo levemente mientras bebía un sorbo de café negro sin azúcar, su mayordomo se encontraba a lado suyo con el porte elegante que les caracterizaba, esperando pacientemente.

― ¿No piensas decir nada? No lo sé, ¿Reñirme? ―exclamó mientras cortaba la carne en su plato

― ¿Con qué fin? Se muy bien que no tendrá caso, my lady―hizo una mueca apenas visible

―Pero... me gusta escucharte reclamarme―hizo un pequeño puchero al no poder cortar la carne que al parecer no estaba bien cocida

―No estoy en posición de hacerlo... Yo soy solo su mayordomo―tomó los cubiertos que la menor anteriormente había dejado a un lado para cortar el mismo la carne

―Andrew...―reprochó mirándole―tu y yo sabemos que... así que dime―

―No creo que sea buena idea que te estés arriesgando demasiado solo por un capricho, sé muy bien que el aroma de esa alma es delicioso, no puedo negarlo pero no es prudente, tienes una misión si quieres recuperar todos y totalmente tus poderes, además los fuerzas demasiado, ya te dije que apenas estas logrando recuperar una mínima parte...―dejando los cubiertos a un lado una vez hubo cortado la carne

― ¡El ángel está cerca! ―interrumpió abruptamente―Sino no los estaría sintiendo y algo me dice que ese bastardo tiene mucho que ver con lo que le pasó a Ciel y no permitiré una vez más que lo lastime y no, no son mis instintos los que quieren devorar su alma ni mucho menos... él... me gusta―confesó algo sonrojada

― ¿Eres consciente de lo que dices? ¡Le llevas un centenar de años! ―frunció el entrecejo sin poder entender lo que decía― ¡Eso cuenta como pedofilia! ―

― ¡Lo sé! Pero en todos estos años nunca alguien me había llamado la atención como él―un fuerte sonrojo se apoderó de sus mejillas― además ¿qué crees que voy a hacerle? ¿Violarlo? ¡No exageres tampoco! ―tomó un pedazo de carne con el tenedor y lo comió

―Está bien, está bien―suspiró cansado―solo hazme caso ¿bien? No uses tus poderes de esa manera o terminarás por acabar contigo―sentenció firmemente―y sí quieres acercarte a tu prometido hazlo como la gente normal, en unos días habrás un baile y según "la carta" debemos ir―

No pudo evitar la sonrisa que creció en sus labios ante la idea.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2018 ⏰

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