Hoseok me tenía acorralado contra la puerta, besando ferozmente mis labios y rozando su rodilla por encima de mi entrepierna. Gemía en su boca al sentir como su rodilla cada vez hacía más presión y mi pene tardaba menos en despertarse. Es más, ya estaba más que excitado.
Separó nuestros labios por falta de aire, pegó su frente contra la mía. Ambos estabamos igual de agitados y nuestros corazones golpeaban nuestros pechos repetidamente a gran velocidad. Su oscura mirada penetraba en mi haciéndome sentir débil ante él inevitablemente. Sentía que estaba bajo su control cuando lo tenía cerca y que de ninguna forma iba a poder escapar. Sentía que era suyo.
Aflojó el agarre de mis muñecas y las llevó al borde de mi camiseta, mirándome perversamiente con aquella medía sonrisa mientras la subía lentamente. Me mataba.
ㅡ¿Quiéres que juguemos, TaeTae?ㅡ. Dijo esto en mi oido rozando sus labios contra mi oreja.
Un leve escalofrió recorrió mi cuerpo y mis piernas flaquearon.
ㅡMe tomaré eso como un sí.
Me levantó la camiseta dejando mi abdomen al descubierto. Parecía que quería dejarla así, pero mi cerebro tuvo una mejor idea.
ㅡDame.
Él me miró aturdido sin comprender a qué me refería hasta que abrí la boca. Su sonrisa se ensanchó. Enrrolló el borde de la camisa y la acercó a mi boca para que la mordiera. ¿Qué clase de ideas tienes Taehyung?. Sinceramente, estaba soprendido de mi mismo. Nunca había hecho nada parecido, pero por alguna razón, con él me parecía la cosa más normal del mundo.
Sin apartar la mirada de mi, bajó lentamente a mi gran bulto hasta tenerlo justo en su cara. Mordió su labio y después me volvió a mirar con aquellos profundos ojos que me hipnotizaban. Mi cuerpo vibraba solo de imaginarme lo que iba a hacer y era obvio que lo estaba deseando.
Sin pensárselo mucho, presionó mi miembro por encima del pantalón, observando en cada momento mi reacción. Sonrió al escuchar mi gemido ahogado por la prenda. Sabía que me gustaba. Siguió tocando la zona, provocándome descargas eléctricas que se iban concentrado en mi vientre. Colocó una de su manos en mi abdomen, acariciándolo lentamente, y con la otra desabrochó el botón del pantalón, deshaciéndose de ellos después junto con la ropa interior.
ㅡEres hermosoㅡ. Susurró. Mi cara tardó poco en arder.
Se levantó y plantó un casto beso en cada uno de mis pezones, dedicándoles a cada uno su tiempo, erizándome la piel nada más sentir el contacto de sus labios. Acto seguido y sin que me lo esperara, me alzó del suelo sujetándome desde los muslos. Yo me aferré a sus musculosos hombros, clavando mis uñas ahí.
ㅡEres perfectoㅡ. Me miró directamente a los ojos.
Decir que este hombre era increible, era decir poco. Me encantaba. Podría decirse que me había vuelto adicto a él en muy poco tiempo, tanto que me asustaba. Pero no me arrepientía. Por fin en tanto tiempo, volvía a sentir. Y todo gracias a él.
Me sentó en la isla de la cocina y solté la prenda que aún tenía en la boca para unirnos con necesidad. Hundí mis dedos en su pelo y con las piernas lo acerqué más a mi, pegando mi cuerpo totalmente al suyo.
ㅡTe he echado de menos.
ㅡSolo estuve fuera un par de horas.