El portazo y el sonido de las llaves me despertó de golpe asustándome. Tardé en percatarme de donde estaba, pero pronto lo supe cuando apareció con su perfecto chándal, sudado, por la puerta de la habitación. Inmediatamente sonrió cuando me vio despierto y se lanzó encima de mí.
ㅡ¡Mi pequeño despertó!ㅡ. Gritó alegre, empezando a repartir besos por toda mi cara. Su felicidad se me contagió al instante.
ㅡ¡Hoseok, me aplastas!ㅡ. Intenté quitármelo de encima, aunque sin mucho entusiasmo ya que no me acababa de molestar del todo.
Se sentó encima de mí con ambas piernas a cada lado de mi cuerpo y me agarró las muñecas poniéndolas justo arriba de mi cabeza.
ㅡBuenos díasㅡ. Murmuró cerca de mi cara con una media sonrisa, jadeante.
ㅡBuenos días.
Intenté acercarme para besarle pero se apartó al ver mis intenciones. Le lancé una mirada asesina y volví a intentarlo, recibiendo otro rechazo. Lloriqueé frustrado. Podía ver como las comisuras de Hoseok temblaban, intentando no reirse, pero a mí aquello no me hacía gracia.
ㅡ¿Quieres desayunar?ㅡ. Ignoró mi petición.
ㅡSí.
ㅡ¿Qué quieres desayunar?
Se lamió el labio inferior juguetonamente, sabiendo perfectamente que mi mirada iba a cabar ahí y que aquello me desesperaría aún más.
ㅡA tiㅡ. Me volví a inclinar, casi llegando a rozar sus labios.
ㅡLo que mi TaeTae quiera.
Y sin hacerme esperar más, se abalanzó sobre mí entregándome por completo sus labios suaves, deliciosos y mios. Soltó mis manos y automaticamente hundí mis dedos en su pelo, dando paso a su lengua y empezando un pequeño juego. Nos separamos por culpa de la falta de aire y al instante fui deslumbrado por su perfecta sonrisa.
ㅡVamos a desayunarㅡ. Se levantó de la cama llevándome con él y poniéndome en pie. Me guió hacia la cocina y me sentó en una de las sillas. Besó con dulzura mi frente y comenzó a prepararme el café junto a dos tostadas.
Su pelo estaba algo mojado y llevaba una camiseta corta. Podía ver como tenía varias de las venas del brazo marcadas, haciendo que simplemente se viera mucho más atractivo. Entonces, caí en que él no estaba al despertar y que, lo más probable, es que se hubiera ido a correr.
ㅡ¿Dónde fuiste esta mañana?
ㅡA correr.
Bingo.
ㅡEstás muy sudado, ve a ducharte. Ya me preparo yo el desayunoㅡ. Me ofrecí apartándolo.
ㅡNo pasa nada. Cuando acabe voy.
ㅡNo Hoseok. Puedes resfriarte si sigues más tiempo así. Ve a ducharte.
Hoseok me miraba con ambas cejas alzadas, junto a una sonrisa que delataba que la situación para él era graciosa. No podía con este hombre.
ㅡ¿Me estás mandando?.
ㅡExacto.
Se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared. Empezó a recorrer mi cuerpo con su profunda mirada para luego humedecer sus labios de una forma demasiado lenta y sexy. Yo tragué saliva. No sabía que pretendía, pero fuera lo que fuera era mejor permanecer alejado.
ㅡ¿Pasa algo?ㅡ. Me atreví a preguntar sin dejar de mirarle.
ㅡTe ves sexy en ese modo.
Sentí mi cara arder nada más escuchar aquello y rapidamente me giré para no tener que verle la cara. La pequeña risilla de Hoseok resonó detrás de mí.